Este primero de mayo, como el resto de la realidad social de estos días, estará marcado por la situación de confinamiento y estado de alarma a causa de la crisis sanitaria del coronavirus. Pero ésta no será la única razón que haga de este 1º de mayo de 2020 una fecha especialmente relevante. Esta crisis ha dejado al desnudo aún más la realidad que este sistema económico, político y social conlleva para la clase trabajadora. Y es que para los capitalistas y los gobiernos, nuestras vidas valen mucho menos que sus beneficios.
Los y las trabajadoras ante la crisis sanitaria
Si hacemos un rápido barrido vemos cómo nuestro bando social es el que sufre en mayor medida las consecuencias de esta crisis sanitaria Por un lado nos encontramos a todos aquellos trabajadores y trabajadoras de sectores esenciales que, además de sufrir la situación de estrés del confinamiento y el estado de alarma, trabajan en condiciones de mayor precariedad y explotación con la excusa de esta pandemia. Trabajador@s de la sanidad, de los supermercados o del campo son claros ejemplos de esta dinámica.
Pero esa no es la parte más grave. A día de hoy la peor parte sigue siendo la protección de su propia salud. En la mayoría de estos sectores no están garantizadas las condiciones mínimas de salud para prevenir el contagio del CoVid: la falta de protección en la sanidad deja más de 35.000 personas contagiadas en este sector (lo que supone una tasa superior al 17% del total, la mayor del mundo); las condiciones de alojamiento y transporte de los y las trabajadoras del campo no cumplen ninguna condición sanitaria (no solo para la prevención de este virus), así como los protocolos de actuación dentro de los supermercados que dejan mucho que desear.
Además, no sólo estos sectores esenciales están expuestos, sino que otros muchos reconocidos como esenciales por los decretos gubernamentales como el reparto a domicilio, diferentes fábricas y empresas exportadoras, siguen trabajando con medidas claramente insuficientes, con la oposición de sus plantillas y bajo presión de despidos y ERTEs. Por si esto no fuera suficiente, el gobierno anunciaba tras la vuelta a la actividad económica de muchos sectores, la posibilidad de discernir en aquellas empresas de sectores esenciales, qué partes de su actividad se han visto resentidas por la crisis de coronavirus para así, derivar a l@s trabajador@s de dichas actividades al ERTE. Ello va a suponer un nuevo cargo a las arcas públicas (que sostenemos en su mayoría la clase trabajadora) a la par que las empresas de sectores esenciales que están haciendo beneficios extraordinarios pueden ahorrarse salarios y cotizaciones a la seguridad social en departamentos que ahora “no hagan falta”.
A la vuelta del trabajo, confinamiento en casa
Todas estas políticas siguen una misma lógica: priorizar los beneficios empresariales a la salud y al bienestar de nuestra clase social. Dichas políticas ideadas por la patronal y ejecutadas por el gobierno de PSOE-UP se apoyan en la colaboración vergonzosa de las direcciones de CCOO y UGT que han hecho más declaraciones de unión de objetivos con patronales y gobierno que cajas de resistencia para, por lo menos, complementar los ERTEs o financiar las huelgas de sus secciones que se oponen a trabajar sin protección sanitaria.
Pero no solo se vive la precariedad, la explotación y la miseria en los centros de trabajo. Cuando volvemos a nuestras casas nos encontramos la misma desprotección… y es que si bien el gobierno ha sacado una batería de medidas que aciertan en algunos de los síntomas (imposibilidad del pago de alquiler e hipotecas, dificultad para hacer frente a las facturas de los suministros, la necesidad de un ingreso mínimo vital para todas aquellas personas que por la avaricia empresarial trabajaban sin contrato…), no aplica el tratamiento adecuado.
Sin volver a analizar cada una de estas medidas, es necesario volver a recordar que todas ellas suponen la protección financiera de todas aquellas empresas responsables de la anterior crisis económica (banca, eléctricas, holdings del Ibex 35) para que salgan de esta cuarentena sin una sola deuda, la solución para la clase trabajadora no es más que el atraso de dichas deudas, el recorte de ingresos, el retraso en los pagos (tanto de los ERTEs como de la renta mínima) y la más que probable factura futura vía deuda pública.
Hagamos que la crisis del coronavirus la paguen los capitalistas
Son ya innumerables los llamados a la unidad nacional, a “remar todos hacia el mismo lugar” y que de ésta “salimos todos juntos”. Es ya casi una costumbre que los ricos y sus administradores políticos, cuando el capitalismo crece y “va bien”, apuesten por la meritocracia y el sálvese quien pueda justificado en base a una falsa igualdad de oportunidades… Pero cuando la cosa se pone fea, toca sacrificio colectivo, intervención estatal, explotación y pérdida de derechos porque “hay que arrimar el hombro”.
Lo cierto es que independientemente de que el origen de esta crisis sea biológico, la privatización de la sanidad y de sectores estratégicos para este tipo de crisis, la precariedad de las condiciones laborales que hace que una familia trabajadora no pueda “parar” ni 2 meses sin arruinarse, la economía sumergida que hace que casi uno de cada 2 trabajador@s quede fuera de la mayoría de prestaciones sociales y la acumulación de deuda pública que exprime nuestros servicios sociales vía pago de intereses; tienen responsables muy claros. Éstos no son otros que los que ahora piden ayudas del estado, flexibilidad y colaboración de nuestra clase: los capitalistas.
Es necesario que digamos alto y claro que esta crisis no la pagamos. Que no vamos a seguir pagando una deuda a aquellas entidades bancarias a las cuales hemos salvados con miles de millones de euros, que no vamos a pagar de nuevo ayudas a empresas que obtienen beneficios multimillonarios a costa de nuestra explotación, que no vamos a seguir priorizando sus beneficios antes que nuestra salud yendo cada día a trabajar sin medidas sanitarias.
Es por ello que este 1º de mayo ha de servir para mostrar el rechazo a la gestión perjudicial de esta crisis para la clase trabajadora. Para ello ya hay muestras de sectores de trabajador@s que se están movilizando. Es necesario utilizar nuestras herramientas como la huelga para protegernos de ir a trabajar sin medidas de prevención y la movilización en la calle. Ya el pasado 16 de abril riders en Madrid se manifestaron bajo la lógica de que si podemos ir a trabajar también podemos, con las mismas medidas de seguridad, movilizarnos en la calle. De la misma forma, asociaciones de mujeres se manifestaban frente al ayuntamiento de Cádiz por la falta de ayudas municipales. Además, ya existen múltiples ejemplos de huelgas, a lo largo de todo el mundo, que se plantan para hacer frente a la situación de desprotección laboral y sanitaria que se sufre en los centros de trabajo, como es el caso de la fábrica de Nissan en Barcelona, que comenzará una huelga indefinida a partir del 4 de mayo.
Desde Izquierda Anticapitalista Revolucionaria lIZAR lamamos a seguir estos ejemplos, así como a que todas las organizaciones políticas, sindicales y sociales que tengan claro la necesidad de la movilización para que esta crisis no la paguemos los y las trabajadoras gobierne quien gobierne; converjamos para imponer un plan de urgencia social para nuestra clase mediante la movilización en los centros de trabajo, de estudio y en los barrios.