Estas semanas de principios de febrero se dan diversas y diferentes actos ante el 80 aniversario de la masacre de la huida por la carretera de Málaga a Almería. tenemos que destacar las palabras del médico canadiense Norman Bathune, que se destacaría en la ayuda y en el traslado de decenas de personas, que relatan lo vivido durante aquellos días de febrero de 1937.
“Lo que quiero contaros es lo que yo mismo vi en esta marcha forzada, la más grande, la más horrible evacuación de una ciudad que hayan visto nuestros tiempos. Imaginaos ciento cincuenta mil hombres, mujeres y niños que huyen en busca de refugio, temerosos del ejército nacionalista del general Queipo de Llano. No hay más que un camino. No hay más vía de escape. La ciudad que buscan es Almería, y hay que andar hasta allí cerca de doscientos kilómetros… huyendo entre declives de más de treinta metros.
Un camino encajonado entre los altos picos de la Sierra Nevada y el mar… hay que andar cuarenta o cincuenta kilómetros al día, una caminata de cinco días con sus noches… Y no encontrarán alimento en los poblados por donde pasan, ni medios de transporte. Tienen que caminar, caminar, mujeres, ancianos y niños… tambaleándose, tropezando, abriéndose los pies en los pedernales polvorientos, mientras que los fascistas los bombardean sin piedad desde los aviones y los cañonean desde el mar.”
Una especie de represión colectiva se dio durante el franquismo: hubo una desmemoria forzosa, un olvido obligatorio, policial. Se prohibió recordar determinadas cosas en voz alta. Recordar era una forma de rebelión. El franquismo creó su memoria de Estado, arma en la guerra contra la oposición política. El pavor de las gentes herederas del franquismo hacia la verdad desnuda, descarnada, evitando por todos los medios y durante muchos, demasiados, años poner en evidencia lo evidente: La tumbas en las cunetas, la represión sin matices, la tortura…el destierro interior y exterior, el miedo a hablar en voz alta de lo que pasó…
Por eso mismo es necesario levantar la voz y decirlo, no solo por la dignidad de l@s que murieron desarmad@s y débiles sino por nuestra propia dignidad como hereder@s de aquell@s.