Al igual que ocurrió anteriormente, el ciclo electoral que ocupa desde ya las mentes de tantos estrategas políticos hasta al menos verano de 2019 arranca en Andalucía el próximo 2 de diciembre en una convocatoria por adelantado por el PSOE gobernante de Susana Díaz, que ha preferido seguramente asegurarse un clima de menor inestabilidad política ante el torbellino catalán y no dejar tan cerca de la triple cita de municipales, autonómicas y europeas poder salir o no beneficiada del gobierno de Sánchez.
A nadie se le escapa tampoco que la inminente sentencia del caso de los EREs que examina 20 años de gestión y sienta a dos presidentes de la Junta y varios consejeros en el banquillo habrá pesado en la decisión. El antiguo granero de votos socialistas es una pieza de importancia clave a nivel estatal: de la misma forma que el llamado susanismo arrebató la dirección del partido al hoy presidente del gobierno, una derrota ante unas derechas que lograsen sumar sería una premonición de que a Pedro Sánchez le quedan pocos meses en Moncloa. La clave de bóveda del régimen del 78 se juega no depender de Podemos en estos comicios igual que PP y Ciudadanos la primera plaza del flanco derecha.
La novedad de estas elecciones viene de la mano de Adelante Andalucía, la coalición fraguada en salsa andalucista entre el Podemos andaluz y la Izquierda Unida de Maíllo que se presenta reciclada de la etapa Valderas que cogobernó con la misma Susana Díaz. Podemos llega a este acuerdo particular con IU tras una pugna organizativa con la dirección estatal de Pablo Iglesias, y también aparentemente programática en torno a la subalternidad respecto a los socialistas: mientras arriba de Despeñaperros el acercamiento entre Podemos y PSOE ha desembocado en el reciente acuerdo presupuestario, Teresa Rodríguez ha ejercido de oposición a San Telmo.
Todo apunta a que el PSOE no dejará de ser la formación más votada el 2 de diciembre y que la política de pactos volverá a ser determinante. Ciudadanos ha puesto fin al apoyo a Susana Díaz teatralizando unos acuerdos de legislatura incumplidos por la Junta para marcar distancias y competir con el PP por los votos de la derecha tras haber sido Juan Marín fiel escudero. A pesar de que haya dicho ya comprometerse a no volver a pactar con el PSOE, ambos saben que el escenario podría abocarles a repetirlo. Tampoco Adelante Andalucía descarta apoyar a un futuro ejecutivo socialista para frenar a las derechas. Ya Teresa Rodríguez ofreció a la presidente pactar con Podemos-IU los presupuestos en lugar de con Ciudadanos.
En una campaña andaluza que se jugará irremediablemente en clave estatal por las derechas al medirse el crédito político de Albert Rivera y Pablo Casado, PSOE y Podemos no van a usar el buen clima de entendimiento de Pablo Iglesias y Pedro Sánchez en Madrid en su argumentario. Susana Díaz le ha reprochado a Teresa Rodríguez situarse del lado del PP y ésta a su vez al PSOE no hacer políticas de izquierda en esta legislatura. Adelante Andalucía se afana en llamar al voto socialista coherente para acabar el susanismo y su maquinaria institucional engrasada.
Con todos estos datos y declaración de intenciones hechas sobre la mesa, tras el próximo 2 de diciembre sólo caben dos movimientos políticos en el tablero: la suma de PP y Ciudadanos para desalojar al PSOE tras casi 40 años o el mantenimiento de Susana Díaz con el apoyo de Adelante Andalucía o bien de Ciudadanos enmendándose a sí mismo. Si el primer escenario de victoria de las derechas profundizaría aún más las políticas neoliberales ya ejecutadas, ante el segundo cabría preguntarse cuál es el verdadero papel que representan Podemos e IU de la mano para la clase trabajadora y la juventud si no es otro que actualizar el acuerdo Griñán-Valderas.
Andalucía, punta de lanza de la austeridad del PSOE y la desigualdad estructural
Estas elecciones andaluzas llegan a finales del 8º año de crisis capitalista en el estado español y una situación de emergencia social. El golpe embestido a la clase trabajadora desde 2010 ha sido aquí más dañino, pues llueve sobre mojado en una población con índices de desempleo y pobreza estructurales. Andalucía es el ejemplo de un PSOE insertado en las instituciones más de tres décadas, que ha sabido contentar a las direcciones sindicales mayoritarias y construir hábilmente un relato de “izquierda útil” que con la crisis se ha venido completamente abajo.
Más de 3,1 millones de andaluces se encuentran en riesgo de pobreza y exclusión social y es la 3ª comunidad con mayor índice. Cruzando los datos de temporalidad y salario de los contratos, 3 de cada 10 trabajador@s no superan los 327 euros al mes, lo que indica empobrecimiento grave a pesar de disponer nómina. Si a esto le sumamos el subdesarrollo histórico, la acumulación de tierras de cultivo en muy pocas manos y la ausencia de un verdadero tejido industrial, además de una sector servicios en creciente temporalidad y el marco desregulador que han impuesto las dos últimas reformas laborales, l@s trabajador@s no salen de la crisis en Andalucía.
Las políticas de los últimos gobiernos del PSOE han sido letales, a pesar de la conocida retórica de izquierda. Estas legislaturas por otra parte han visibilizado la respuesta social con la que la Junta de Andalucía jamás se haya encontrado en décadas. En el marco de la austeridad el ejecutivo de coalición con IU implementó los mayores ajustes en 2012-2013 en sanidad, educación y dependencia, situándose en el campo del posibilismo como única alternativa. El último gobierno, sostenido por Ciudadanos, no se ha despegado ni un milímetro del ajuste, siendo prácticamente continuista.
Los servicios públicos andaluces están siendo sometidos a un recorte sostenido en el tiempo que ha dejado fuera a cada vez a más sectores. Una gran mayoría social ha sufrido los recortes de la Junta de Andalucía a la vez que escuchaba que el PSOE se enfrentaba allí en donde gobernaba a la austeridad que imponía el gobierno central de Mariano Rajoy. El trasvase de fondos de la escuela pública a la privada y la supresión de líneas han sido continuos, la comunidad educativa sufre ratios insostenibles, la LOMCE ha sido aplicada por la puerta de atrás y el despido del profesorado interino y de las monitoras administrativas, sobre todo bajo el gobierno Griñán-Valderas, ha motivado la contestación en forma de huelgas este curso.
La llamada “joya de la corona” para el propio gobierno del PSOE, la sanidad andaluza, ha visto una degradación y privatización lacerantes que han provocado el nacimiento de mareas blancas el curso 2017-2018, además de la huelga del personal MIR y continuadas estas semanas por l@s sanitari@s de atención primaria. Las plantillas del Sistema andaluz de salud (SAS) están desbordadas a la vez que algunos colectivos sufren una elevada precariedad con altos porcentajes de interinidad. Cada día son externalizados al igual que en educación más servicios a empresas privadas. Se cierran plantan y suprimen camas en verano y se realizan fusiones de hospitales que conllevan una merma en la calidad del servicio.
En ambas legislaturas Susana Díaz y sus socios no han respondido a las demandas sociales o bien las han ignorado o ninguneado. Es bastante fácil recordar que Susana Díaz llegó a San Telmo como heredera de Griñán enorgulleciéndose de que en Andalucía no había mareas: olvidó que la marea verde andaluza había ya surgido en 2012 de los 4502 docentes interinos despedidos por los recortes de PSOE-IU. Y cuando no le quedaba más remedio que enfrentarse a manifestaciones multitudinarias en defensa de la sanidad, se atrevió a decir que era la derecha quien organizaba a los manifestantes. Cuando ha podido hacerlo, el PSOE no ha tenido reparos en enfrentarse a las luchas y desacreditarlas: las monitoras administrativas, el movimiento jornalero, l@s trabajador@s de INFOCA acampad@s 100 días ante el parlamento, las plataformas antidesahucios, que exigieron a la Junta la declaración de “zona de emergencia habitacional”, etc.
Durante estos años la Junta de Andalucía ha desplegado una agenda neoliberal progresista con la que Chaves-Griñán-Susana se han convertido en defensores del estatus quo: piezas claves para el régimen del 78 y aliados de la banca y la patronal. Revestido de un tenue andalucismo ha contenido pero no frenado el sindicalismo jornalero desde la Transición con represión y se ha ganado la fidelidad del voto rural, siempre el granero del PSOE ininterrumpidamente. Una abultada red clientelar entre que consejerías, empresas y órganos del partido explica que haya salido a la luz el mayor caso de corrupción en filas socialistas desde Felipe González: los EREs.
Una izquierda que busca hacer girar al PSOE no es alternativa de nada
Si ha habido una experiencia dramática de cómo la izquierda quiso gestionar las instituciones de la mano del PSOE andaluz y se convirtió así en responsable de ataques a l@s trabajador@s, indudablemente tenemos que recordar la experiencia de Diego Valderas como vicepresidente y Elena Cortés como consejera de Vivienda. En 2012 el lema de campaña de “Rebélate” se convirtió en un boomerang contra muchos colectivos en lucha y el gobierno-muralla contra Rajoy del que nos hicieron propaganda fue el de una izquierda con tijeras.
No sabemos si la que dice ser nueva IU de Antonio Maíllo, partícipe de la candidatura Adelante Andalucía junto al Podemos que encabeza Teresa Rodríguez, se ha olvidado de aquellos años y si el próximo 2 de diciembre es para ambos una nueva oportunidad a aspirar a repartir migajas de un presupuestario cortado por la senda de déficit. Cuando la confluencia avisa que no gobernará con el PSOE, anuncia un programa de gobierno para “regenerar Andalucía” por la izquierda y llevar a cabo una buena gestión y recuperación de los servicios públicos pero no se explica con qué músculo social quieren imponerlo, o se nos vuelve a escapar algo o al final quedará en pasar el trapo por encima.
A falta de que se publique el programa definitivo, sabedoras ambas formaciones de que los pactos postelectorales se pondrán al día siguiente sobre la mesa, Podemos e IU plantean una inversión mínima del 5% en educación, del 7% en sanidad y del 2% en dependencia, una ley de emergencia habitacional y pobreza energética, una banca pública y una regulación de los precios del alquiler. Más que un programa de máximos “para cambiar Andalucía”, parecen cifras más indicadas a invitar a Susana Díaz a un menú que saben que el PSOE puede asumir que un horizonte de ruptura.
Lo más ambicioso en términos económicos conocido del programa es la voluntad de derogar el artículo 135 de la Constitución, medida aplicada, se entiende, en caso de gobernar. Pero en lo concreto, en algo que está en manos de Podemos Andalucía, esto podría ser implementado por los ayuntamientos en que la fuerza del cambio gobierna, que al fin y al cabo es enfrentarse al techo de gasto impuesto a nivel municipal por el gobierno en los presupuestos generales, y al pago de la deuda. ¿Han dado la batalla acaso esta legislatura Podemos e IU en los municipios donde gobiernan hasta ese punto?
Otras de las propuestas que han sido desgranadas recientemente en prensa serían la lucha contra la precariedad y el nivel de explotación de sectores como la hostelería por medio de un “ejército de inspectores” que garantice así recuperar recursos y calidad de vida, y por otro lado promocionar y conceder estrellas a la patronal y los establecimientos que cumplen el convenio laboral. Para Podemos e IU, formaciones que han defendido en la calle y en el parlamento la derogación de las dos últimas reformas laborales, acogerse a que el marco competencial autonómico no les permitiría una mayor actuación de llegar a gobernar la Junta resulta más que ridículo. Habrá que preguntarse si esta medida cosmética podrá cambiar la ya golpeada situación estructural del empleo en Andalucía.
Con lo que conocemos, Adelante Andalucía presenta para el 2 de diciembre un programa más de saneamiento y buenas prácticas de la socialdemocracia clásica, que buscase en su programa de máximos más un equilibrio correccional hacia la izquierda del PSOE que de enfrentamiento con las políticas capitalistas y la patronal. Las líneas trazadas son tan similares a las 3 propuestas planteadas por Podemos Andalucía a Susana Díaz para investirla en 2015 que todo induce a pensar que, en un momento dado de presión institucional, e incluso desde Podemos estatal, Podemos se viera obligado a entrar en el gobierno del PSOE.
Ni siquiera se recoge una demanda tan asumida por el movimiento antidesahucios y entendida como de ruptura por toda la izquierda como la prohibición de éstos por el gobierno andaluz y la expropiación de los pisos en manos de la banca. En cambio, las medidas adelantadas más avanzadas, como la banca pública o el fin de las subcontratas, no se detallan ni se explica cómo imponerlas. ¿Estarían dispuestos a romper Adelante Andalucía los acuerdos multidisciplinares con el Santander y Telefónica firmados por Griñán y Susana Díaz para llevarlas a cabo?
La necesidad de una candidatura anticapitalista y revolucionaria para luchar el 3D
Desde que el ciclo de movilización, que llevó a que 2 millones de personas llenaran Madrid el 22M en 2014, fue absorbido por Podemos y los llamados gobiernos del cambio, hemos visto cómo los nuevos actores de la izquierda reformista en las instituciones han cumplido su papel tradicional: la gestión cotidiana, por muy humanizadora que fuese, del capital. Para ello han tenido irremediablemente que elegir estar del lado de l@s trabajador@s en lucha o de las empresas, de las víctimas de los desahucios o de la banca.
Después del ciclo electoral que llevó a Unidos Podemos a los parlamentos y ayuntamientos, la riqueza sigue en las mismas manos, los equilibrios de clase no se han alterado y nuestras vidas siguen siendo las mismas de usar y tirar por los poderosos. Si alguna diferencia hay entre el calendario de 2015 y el de ahora es que cada fuerza política ya ha rendido cuentas del lugar que ocupa. Podemos ha renunciado hoy al impago de la deuda, a nacionalizar las empresas estratégicas, a acabar con el régimen del 78 reconociendo la República catalana y a poner del mismo lado a representantes de la burguesía: si hace 4 años en “PSOE, PP la misma mierda es” se reflejaban amplios sectores de la clase trabajadora y la juventud, hoy se pueden acordar los presupuestos del cambio con Pedro Sánchez sin despeinarse.
Nuestra organización IZAR propusimos a distintas organizaciones de la izquierda anticapitalista y revolucionaria del estado español a inicios de curso explorar el ciclo electoral que se abre el 2 de diciembre en Andalucía en listas conjuntas para no estar ausentes l@s revolucionari@s con nuestro programa. Creemos ineludible que en la próxima cita con las urnas hay que señalar que el cambio no vendrá como maná de las instituciones y de las falsas ilusiones que nos proponen, una vez más pero con la boca más pequeña, que es posible hacer girar a la izquierda al PSOE con el peso de los votos.
Izquierda Anticapitalista Revolucionaria IZAR acudimos finalmente solos a estas elecciones andaluzas con un programa claro de urgencia social para l@s trabajador@s y la juventud que visibilice una alternativa nítidamente de clase, en que la brújula se sitúe 100% en el conflicto social de la mano de las kellys y el sector de la hostelería contra la patronal que explota y no cumple el convenio, con los docentes interinos autoorganizados y en huelga por su estabilidad laboral en la escuela pública, las temporeras de la fresa migrantes en Huelva contra la explotación, con l@s trabajador@s forestales contra la precariedad, l@s pensionistas en pie gobierne quien gobierne, los estibadores o l@s trabajador@s de Amazon o de la limpieza o el metro en lucha, l@s migrantes que sobreviven en los CIEs tras desgarrarse en la valla de Ceuta y Melilla, las mujeres en contra de este sistema patriarcal y trabajadores y trabajadoras que con sus propios cuerpos paran los desahucios cuando la banca llama a su puerta, etc.
Cambiar nuestras vidas no pasa por el número de escaños que se obtengan para influir en el BOJA en Sevilla, sino inevitablemente por imponer mediante la movilización llevar a cabo otro reparto de las riquezas y asumir una política que beneficie a quienes antes de la crisis pagábamos con explotación los privilegios e intereses de quienes no dejan de enriquecerse: los capitalistas. No hay medias tintas posibles: o se está con la patronal o con la clase obrera. El 2 de diciembre, como el día de antes y de después, seguiremos en las calles y en los centros de trabajo y estudio.