Mucho@ militantes, viejos y jóvenes, se rascan la cabeza pensando en el reciente respaldo de Angela Davis a Kamala Harris. Davis ha dicho que, incluso viendo dificultades con las posiciones políticas de Harris y su historial, está emocionada con que el candidato demócrata a la presidencia de los EEUU, Joe Biden, la haya escogido como candidata a la vicepresidencia. De hecho, ha dicho a periodistas de Reuters que la candidatura de Harris hace de la campaña de Biden algo “más aceptable”.
En referencia a su papel como fiscal general, Davis afirma: “No podemos olvidar que ella no se opone a la pena de muerte, y no podemos olvidar algunos de los verdaderos problemas asociados a su carrera como fiscal. Pero es un punto de vista feminista se capaz de trabajar con esas contradicciones. Por tanto, en este contexto, puedo decir que estoy muy emocionada”. Hablando durante un evento benéfico online del 13 de agosto, Davis dijo “Creo que, dado que Kamala Harris ha sido presionada e el pasado – quizás no en la dirección correcta – puede que sea más abierta al tipo de presión radical progresista que podemos ejercer en el futuro”.
Una vez más solo podemos ver el juego del “mal menor” jugado en previsión de apoyo a candidatos de uno de los dos mayores partidos capitalistas de este país. Angela Davis ha hecho una llamada a l@s trabajador@s y a l@s oprimid@s a apoyar la candidatura Biden-Harris, citando la mera posibilidad de que Harris pudiera responder a las tácticas de presión “progresistas”. Pero, ¿es realmente muy probable que Harris, al contrario de lo que dice su historial, rompa las grandes abrazaderas del Partido Demócrata en aras de moverse en una dirección mucho más “progresista”?
L@s socialistas revolucionari@s, l@s militantes de la clase obrera y l@s activistas estudiantiles debemos mucho a las contribuciones que Angela Davis ha hecho trayendo a la luz la experiencia de las mujeres negras en la esclavitud, a Jim Crow [un personaje ficticio que es un negro interpretado por actores blancos reflejando los estereotipos raciales] y en los complejos industriales penitenciarios. Su trabajo se expande 6 décadas y está tocado por la represión policial, las campañas de defensa política, y ahora está ayudando a formar una nueva ala del movimiento anti-cárcel ahora llamado abolicionismo.
Al mismo tiempo, la larga historia de Davis como líder del Partido Comunista de los Estados Unidos (PCEU) recorre un largo camino explicando sus zigzags más recientes. El hecho de haber roto con el PCEU estalinista en 1991 para ser una miembro fundadora de los Comités de Correspondencia no significa en ningún caso una ruptura con las políticas electorales oportunistas.
Dos líneas, ambas deshonestas
A principios de los 70, Davis pasó tiempo en prisión como presa política; en 1972 se la juzgó no culpable de cargos de asesinato y terrorismo después de un durísimo juicio. En el mismo año. El PCEU retiró su apoyo formal a los candidatos del Partido Demócrata a la presidencia, y sacó su propia candidatura con Gus Hall como candidato. En 1980 y 1984 Angela Davis fue la candidata a la vicepresidencia, en un candidatura compartido con Hall.
A pesar de pedir el voto de manera admirable, el propósito de las candidaturas independientes del PCEU no era hacer propaganda alrededor de la necesidad inmediata de romper con los partidos de capital y generar un partido luchador de l@s trabajador@s. En vez de eso, el objetivo de las campañas era el de “derrotar el reaganismo” y “ayudar a presionar a todos los candidatos anti Reagan a hablar de los problemas de empleo, paz e igualdad” (Daily Worker, 19 de enero de 1984). La retórica mentirosa de las campañas electorales del PCEU estaba basada en aparecer separados del Partido Demócrata en la teoría, pero apoyarlos en la práctica. Este tipo de posiciones contradictorias en apariencia, con respecto a la política electoral, han servido para dar una legitimidad de izquierda a los proyectos y posiciones de colaboración de clases.
En vez de llamar a la absoluta oposición a los 2 partidos del imperialismo estadounidense, Angela Davis usó su campaña en 1984 para argumentar que “la prioridad más inmediata en el movimiento pacifista, de todos los que estamos amenazados por la conflagración nuclear, es la derrota de Reagan de su administración enfermizamente anti comunista” (Daily Worker, 12 de julio de 1984).
Derrota el «fascismo», vota demócrata
El PCEU ha mantenido políticas de colaboración de clases en la línea marcada por la formulación de los Frentes Populares de Stalin de principios de los 1930. Esto significó ser los defensores públicos de Roosevelt, del New Deal y del imperialismo estadounidense al entrar en la Segunda Guerra Mundial (excepto en el periodo del Pacto Ribbentrop-Molotov, de 1939 a 1941).
La estrategia del Frente Popular fue explícitamente formulada por Josef Stalin, el gran traidor a la Revolución Rusa, en 1933-34. El Frente Popular fue concebido como una estrategia mundial de «coexistencia pacífica» entre la URSS, un estado obrero burocráticamente degenerado, y los países imperialistas. Las líneas generales de la estrategia frentepopulista era que los socialistas debían alinearse en coaliciones electorales, incluso en gabinetes de gobierno, junto a las llamadas alas “progresistas” o “democráticas” de los capitalistas para acabar con las alas reaccionarias. Mientras el ímpetu por Frente Popular cayó junto con la burocracia soviética, la estrategia general ha sido recogida por todo tipo de agrupaciones en el periodo que vino después de la caída de la URSS en 1991.
Mientras la amenaza de una dominación fascista del mundo desapareció con la derrota de la Alemania nazi, el PCEU necesitaba reformular su apoyo a los Demócratas, haciéndolo parecer menos abierto y más cauteloso. En los 60, el PCEU empezó a apoyar nominalmente a candidatos de terceros partidos mientras mantenía una posición estrictamente pro Partido Demócrata. Importantes desarrollos, como el all-Black Freedom Now Party (Partido por la Libertad Inmediata para todos los Negros) no recibió el apoyo que el PCEU estaba dando a las políticas de “ahora sí, ahora no” de Lyndon Baines Johnson con respecto a la segregación en 1964.
En medio del movimiento contra la Guerra de Vietnam, cuya fuerza era ser independiente de los 2 partidos del capital, el PCEU estableció que los “demócratas antiguerra”, una categoría ficticia, deberían ser apoyados.
El ayer se repite
Muchos activistas comprometidos se sorprendieron al oír el (tibio) apoyo de Davis a Biden, y luego su más entusiasta respaldo a la candidatura Biden-Harris, en parte debido a un truco del ciclo de noticias en internet. En marzo de 2016, Davis declaró al Democracy Now! que ella no apoyaba a ningún candidato a las elecciones presidenciales y que los movimientos de masas deberían romper para formar su propio partido. Sin embargo, esa no era su última palabra sobre el tema. En la conferencia Black Lives Matter, en la Universidad de Texas en septiembre, Davis declaró a las cámaras que “tengo serios problemas con el otro candidato, pero no soy tan narcisista de decir que no puedo llegar a votar a [Clinton]”.
En años recientes, de hecho, Davis ardía por la elección de Obama. En 2012, ella lo identificada con la “tradición radical negra” y decía abiertamente que apoyaba su presidencia “apasionadamente”. Esto ocurrió después de que Obama empezara su expansión de la máquina de deportaciones, por no mencionar aquello que él proclamaba de “No hay tal cosa como América Negra… Solamente EEUU de América”.
Dado su historial completo, parece ser, el llamamiento de Davis a hacer campaña por la candidatura actual del Partido Demócrata era casi inevitable. Aún así, su llamamiento es especialmente inquietante hoy, frente a uno de los mayores movimientos de masas de la historia de los EEUU. Mientras un movimiento en el cual masas de negr@s, mulat@s, indígenas e incluso blanc@s de clase obrera y jóvenes está en las callen con millones que claramente rechazan el programa del Partido Demócrata, Davis los está llamando a volver a plegarse.
Alguien a la altura y con el alcance de Davis podría se una parte esencial para organizar la vanguardia del movimiento para la organización de asambleas de masas para adoptar posiciones, tácticas y estrategias de una verdadera organización independiente de y para la clase trabajadora.