El panorama político actual que tenemos
La no investidura de Pedro Sánchez y la disolución del parlamento nos conducen a unas nuevas elecciones generales. Las cuartas en 4 años. La crisis política e institucional abierta con la crisis económica en 2008 aún no se ha cerrado. Ni la patronal ni los políticos que legislan a favor de los ricos son capaces de dar estabilidad política ni de, sencillamente, gobernar. Sin embargo esto no implica, ni mucho menos, que l@s que sufrimos su crisis consigamos arrancar victorias que cambien nuestras vidas y que pongan en peligro los intereses de los capitalistas.
Sin embargo, el bipartidismo por ahora no se ha recompuesto: no consigue gobernar en alternancia ni en solitario. En cuanto a Ciudadanos y Unidas Podemos, ambos se han quitado ya la máscara defraudando a su propio electorado.
Por un lado Ciudadanos y Albert Rivera, “donde dije digo, digo diego”. Un día que si nunca llegará a acuerdos con Sánchez, otro que si está dispuesto a abstenerse para favorecer su investidura; un día que si no me reúno con Vox y otro que si llego a acuerdos de gobiernos para acabar aplicando gran parte de su política. Por otro lado, Unidas Podemos y Pablo Iglesias, que un día arremete contra el PSOE recordando incluso su implicación en el terrorismo de estado de los GAL y otro, en cambio, se ofrece a gobernar en coalición aunque éste no tenga ninguna intención de derogar las reformas laborales, el pensionazo, la Ley mordaza ni de acabar con el artículo 135 de la Constitución que prioriza el pago de la deuda frente a cualquier gasto social.
La realidad es que Ciudadanos no es más que un PP new look que sólo pretende ser líder de la derecha para desarrollar las mismas políticas antisociales de toda la vida que el PP, y que Unidas Podemos sólo busca tocar poder a toda costa para reforzarse a nivel institucional, aunque sea para acabar justificando las políticas antisociales de siempre del PSOE.
¿Qué alternativas desde la izquierda institucional?
Desde que se hiciese realidad la repetición de elecciones y el fracaso de la investidura de Pedro Sánchez, son muchos los que no han dejado de lamentar la incapacidad de Unidas Podemos y el PSOE de conformar gobierno. Todas las organizaciones de la izquierda parlamentaria han deplorado la falta de pacto hasta el punto de hablar de “irresponsabilidad histórica”. No es de extrañar que dichas organizaciones hagan esa reflexión puesto que no ven otro horizonte posible para enfrentarse a las derechas y para que se lleven políticas sociales que el de ocupar las instituciones.
Con esa brújula no es de extrañar que frente al riesgo de que después del 10 de noviembre se pueda conformar un gobierno de las 3 derechas, esos partidos de izquierdas aboguen por el mal menor, que en este caso es un cogobierno liderado por el PSOE. Este discurso desgraciadamente ha calado mucho entre una parte importante de trabajador@s y de la juventud que también lamentan la falta de acuerdo.
Esta orientación tan nociva para los intereses de l@s de abajo favorece, por un lado, que no se contemple otra alternativa para enfrentarse a las políticas de las derechas que la de conformar gobiernos junto al PSOE, mientras que, por otro lado, se siembra la falsa ilusión, una vez más, de que un gobierno de estas características no vaya a aplicar las políticas de derechas a favor de la patronal y de los más ricos.
¿Cuántas veces más tienen que gobernar el PSOE conjuntamente con fuerzas como IU ayer o Unidas Podemos hoy para que nos demos cuenta de que las políticas llevadas a cabo por dichos “gobiernos de izquierdas” van en contra de los intereses de l@s trabajador@s, lo que que al final siempre acaba reforzando a las derechas con la posibilidad de que ahora se refuerce además a la extrema derecha? Eso sí que es una tremenda irresponsabilidad.
Frente a eso, hay 2 alternativas provenientes del entorno de Unidas Podemos. Por un lado, la falsa novedad que supone Más país de Íñigo Errejón y de Manuela Carmena, que aboga claramente por llegar a acuerdos de gobierno con el PSOE, e incluso si fuese necesario con Ciudadanos, tal y como ya propuso en Madrid para frenar un gobierno en que estuviera Vox. Por otro, la propuesta de Podemos Andalucía y Anticapitalistas, quienes sólo llevan a cabo movimientos internos de cara a ganar posiciones institucionales, proponiendo que Adelante Andalucía se presente como una confluencia más de Unidas Podemos el próximo 10N.
En definitiva, más juego de lo mismo: todo el esfuerzo es dirigido en salir fortalecido de las pugnas internas en Unidas Podemos, en lugar de fortalecer y construir una correlación de fuerzas en la calle que permita imponer un programa de urgencia desde la movilización y dejar de esperar y confiar una y otra vez en que las instituciones y los partidos políticos que las refuerzan vayan a solucionar nuestros problemas.
¿A qué espera la izquierda revolucionaria y anticapitalista para tomar iniciativas?
El mes pasado decíamos que ciertamente existían puntos de apoyo para desarrollar una política que fortaleciera y reconstruyera una correlación de fuerzas en la calle que permitiera poner de actualidad un programa de urgencia social para l@s que sufrimos las consecuencias de la crisis. Sigue habiéndolos: las huelgas en el sector del metal en Bizkaia, la huelga de las camareras de piso en Ibiza este agosto, las de Iberia, Renfe y Ryanair, la de l@s trabajador@s del campo en Andalucía, las movilizaciones contra el cambio climático y contra la violencia machista, la manifestación de l@s pensionistas el próximo 16 de octubre, las propuestas por las Marchas de la Dignidad y Caminando el próximo 26 de octubre, las luchas por la defensa de sanidad y de la educación públicas, etc. demuestran que existen resistencias.
Sin embargo, ni la izquierda institucional ni las direcciones sindicales hacen nada para dar una orientación conjunta a esas luchas que permita unificarlas, coordinarlas proponiendo fechas para salir a las calles. Marchar cada uno desde sus reivindicaciones particulares, pero con el objetivo de articular un programa de urgencia social global que nos incluyera a todos los sectores. Un programa que exigiera la derogación de las reformas laborales, del pensionazo, de la Ley mordaza, el aumento de los salarios, la igualdad salarial entre hombres y mujeres o la expropiación de las empresas españolas responsables del 71% de emisiones de gases de efecto invernadero. Organizaciones como Unidas Podemos, CCOO y UGT podrían llevar a cabo esa política si quisieran. Pero esa no esa no es su prioridad y mucho menos su objetivo político.
Desde la izquierda anticapitalista y revolucionaria contamos con varias opciones. Limitarnos en denunciar la orientación de esas organizaciones o al contrario dar un paso más y lanzar iniciativas que nos permitan mediante pequeños ejemplos darnos cuenta de lo que supondría realizar una política de estas características a escala estatal. Respecto a la primera opción no suele haber problemas, pues todos estamos de acuerdo. Las dificultades aparecen al tratar de llevar a cabo la segunda.
Por eso, desde Izquierda Anticapitalista Revolucionaria IZAR proponemos a todas las organizaciones que no confían en los acuerdos de gobierno con el PSOE, que saben que tanto el PSOE, PP y Ciudadanos defienden al fin y al cabo las mismas políticas antisociales a favor de la patronal y los ricos, que están convencidos de que la única forma de frenar dichas políticas no es ocupando un par de ministerios sino fortaleciendo y unificando las luchas existentes, las huelgas y la movilización en la calle, que nos sentemos y nos organicemos para marcar una hoja de ruta conjunta allí donde coincidimos.
Concretamos. Más allá de si algunas de estas organizaciones de la izquierda anticapitalista y revolucionaria acaban o no presentando candidatura el próximo 10N, pensamos que sería importante poder desarrollar actos públicos conjuntos de aquí a las elecciones que den mayor visibilidad al discurso expuesto y permitan ofrecer una política alternativa a la izquierda de la dirección de Unidas Podemos y sus apéndices. Más allá de las elecciones, proponemos también a dichas organizaciones políticas una reunión conjunta para tratar de fortalecer las movilizaciones existentes allá donde se pueda, defendiendo la necesidad de hacerlas converger y avanzando un programa de urgencia social que se enfrente a los intereses de los capitalistas.