En el día 25º de huelga indefinida de trabajador@s de Montcada tras fracasar a primeros de mes una reunión con la dirección de Nissan, la certera amenaza se ha convertido en cruda realidad: la multinacional nipona confirmaba por videoconferencia al gobierno y plantilla el cierre de esta planta, la de Zona Franca y Sant Andreu, decisión que supone la destrucción del trabajo directo de 3.000 trabajador@s e indirecto de cerca de 20.000, además de poner en riesgo toda la industria automovilística de Catalunya.
Estamos frente al enésimo caso de deslocalización de una de las fabricas históricas en el estado español. Entre los argumentos esgrimidos por la empresa para el cierre están la sobreproducción y la recarga, pero sobre todo son de índole empresarial: Nissan tiene una alianza con Renault y Mitsubishi en la que han acordado repartirse los mercados donde son más potentes, con la consecuente aminoración de costes: a Nissan le corresponde EEUU y Asia y se ha “autosaboteado” en Europa. Una de las excepciones es la planta de Suderland en Inglaterra, en donde el Brexit relaja la presión mediaombiental de Bruselas.
Ya desde febrero l@s trabajador@s denunciaban que la dirección de Nissan no ofrecía un plan de viabilidad para las diferentes plantas, postergando toda decisión al verano con los datos económicos de primeros del año. La llegada del coronavirus, que indudablemente ha afectado a la industria del automóvil (10% del PIB) incrementó la presión y aceleró la toma de decisiones al romperse la cadena de producción por la ausencia de componentes llegados de China. Fue entonces cuando la multinacional se acogió al ERTE ofrecido por el gobierno Sánchez-Iglesias, firmado en el ultimo momento con CCOO y UGT a finales de marzo.
La decisión que desencadenó la convocatoria de huelga indefinida el 4 de mayo fue conocer en la última reunión entre la dirección y el comité de empresa que Nissan quería reactivar la producción en mayo para 1400 unidades de un contrato pendiente con Mercedes y luego volver al ERTE y a la paralización de la producción, sin poner en ningún momento algún plan industrial para garantizar la continuidad de las plantas y el empleo. La huelga ha sido y es sumamente compleja: las condiciones del estado de alarma limitan mucho el efecto de los piquetes externos, lo que ha llevado a ser desalojad@s de los exteriores de la planta por los Mossos y obligad@s a hacerlos dentro.
Una vez que, como l@s trabajador@s de Montcada sospechaban, Nissan ha aprovechado estos 2 meses de pandemia para ganar tiempo con una decisión prácticamente tomada, la determinación de los 3 sindicatos, CCOO, UGT y CGT, de continuar la huelga e impedir el cierre, que se hará efectivo en diciembre, es una buena noticia. La huelga de la plantilla de Nissan por mantener los empleos debe convertirse en una reivindicación de toda la izquierda social y política. Son l@s propi@s trabajador@s quienes están planteando soluciones. Al menos CGT plantea abiertamente la toma de las instalaciones, la nacionalización de la empresa y un proyecto de planificación industrial, poniendo la producción al servicio de las necesidades sociales.
La lucha de la plantilla de Nissan en huelga describe perfectamente las relaciones de poder entre multinacional y l@s trabajador@s, l@s únic@s que pueden garantizar el futuro de las factorías y sabedores mejor que nadie de qué y en qué condiciones producir, así como el papel contemporizador de las administraciones. Hay que exigir responsabilidades al gobierno Sánchez-Iglesias, cuya ministra de Trabajo, abogada laboralista, aseguró que durante a pandemia ningún/a trabajador/a sería despedid@ y cuyo ministerio aceptó el ERTE de Nissan en marzo, así como la ministra de Industria, que anteayer afirmaba, tras hacerse el anuncio, que “Si hay un proyecto de futuro, la mejor iniciativa es la iniciativa privada”.
Hay que recordar oportunamente que Nissan, además del ERTE al que se acogió en marzo, se ha beneficiado de 179 millones de ayudas públicas desde 2009, de uno 25 millones sólo por parte de la Generalitat de Catalunya. Además por supuesto de sus beneficios en 2019, aunque a la baja, de 327,5 millones de euros. Por tanto creemos que resulta más que obligado reclamar que la expropiación de las plantas de la multinacional se haga sin ningún tipo de indemnización. Izquierda Anticapitalista Revolucionaria IZAR damos todo nuestro apoyo y solidaridad a esta huelga indefinida que animamos a continuar, así como a mantener una exigencia de nacionalización y control por parte de l@s trabajador@s.
¡Por el mantenimiento de la plantilla! #FuturoParaNissan