
En unos meses tendrán lugar las elecciones municipales. Éstas se inscriben en una enésima crisis económica marcada por la explosión de la subida de los precios y por unas movilizaciones que tratan de equiparar los salarios a esos precios. Desde las últimas elecciones municipales hemos asistido al desplome de ’s y al auge de la extrema derecha. A la consolidación del PP como primer partido de la oposición y al desgaste de Unidas Podemos al ser corresponsable de las políticas del gobierno de Sánchez que no está respondiendo a los problemas más acuciantes que sufrimos la clase trabajadora y la juventud.
En efecto, después de 4 años de cogobierno entre PSOE y UP, no sólo el poder adquisitivo ha disminuido sino que las cuestiones centrales para las que fueron elegidos no se han solucionado. Siguen aumentando los desahucios, la precariedad laboral, los despidos. Los servicios públicos siguen maltratados a favor de la sanidad, educación y pensiones privadas mientras la edad de jubilación sigue anclada en los 67 años y las pensiones muy por debajo del IPC.
Por si todo esto fuese poco, este gobierno, al igual que los anteriores, ha respondido a la movilización mediante la represión de las tanquetas en Cádiz o dejando plena vigencia a una Ley Mordaza que prometió derogar. A su vez, nos sumerge en una espiral armamentística al aumentar drásticamente el gasto militar y al seguir ciegamente las aspiraciones imperialistas de la OTAN. Y a los y las que huyen de la miseria y de las guerras, la policía del ministro Marlaska junto a la de Marruecos no duda en apalear, en las vallas de Melilla, a miles de inmigrantes provocando numerosas muertes.
Este balance objetivo es el que está reforzando, tanto a nivel institucional como en la calle, a la derecha y a la extrema derecha. El temor a un gobierno de coalición PP-Vox no puede llevarnos a una posición acrítica con el gobierno PSOE-UP. Al contrario, es necesario visibilizar, desde la izquierda combativa, una alternativa a las políticas de este gobierno si queremos aspirar a frenar a medio plazo tanto a las derechas como a las políticas antisociales vengan de donde vengan. De lo contrario, las únicas “alternativas” a nivel electoral serán las derechas y la abstención.
Esa izquierda combativa existe. No ha dejado de movilizarse por sus condiciones laborales, por las pensiones públicas, por la sanidad y la educación públicas, por la vivienda, contra la guerra, por los salarios o por los empleos. A nivel local, esos sectores se conocen. Suelen coincidir en la calle para impedir un desahucio, en una manifestación por el aumento de las pensiones, por la defensa de los servicios públicos o por la mejora de las condiciones laborales. Les une el convencimiento de que las movilizaciones y las huelgas son herramientas imprescindibles para cambiar nuestras vidas ya que son las únicas que pueden conseguir imponer un programa de urgencia social que responda a las necesidades de la mayoría.
En efecto, cuando en las manifestaciones gritamos “No hay otra manera, o con la patronal o con la clase obrera”, dejamos constancia que todos los aspectos de nuestras vidas tienen que ver con esa contradicción de clase. Irremediablemente, al igual que la defensa de nuestros salarios se contraponen con los intereses de la patronal, la defensa de los servicios públicos lo hace con los intereses de la privada y la defensa del medioambiente lo hace con los intereses de las 100 empresas responsables de más del 70% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Es imposible conciliar.
Hace falta una izquierda política que señale esas contradicciones y que se enfrente a esos intereses. Hace falta una izquierda combativa que sea tan fiel con los intereses de los y las que sufrimos las consecuencia de las crisis, como lo han sido los gobiernos que se han ido sucediendo con los intereses de la patronal y de las empresas del IBEX 35. Una izquierda que esté en ruptura con la lógica de la búsqueda del máximo beneficio por parte de una minoría y que al contrario defienda el interés social de la mayoría visibilizando un proyecto de sociedad en la que los y las que hacemos funcionar los hoteles, los supermercados, los hospitales o los transportes seamos los que decidamos sobre cómo se produce, para qué y para quién.
Seamos sindicalistas, activistas o militantes políticos, todos y todas las que hacemos ese diagnóstico tenemos la responsabilidad de evaluar en cada municipio la posibilidad de construir candidaturas para las elecciones municipales y visibilizar una alternativa de los y las que se movilizan gobierne quien gobierne. Resistir a las políticas antisociales es importante, defender una alternativa a esas políticas es imprescindible. Hacemos un llamamiento a organizaciones políticas, sectores sindicales y colectivos sociales críticos con la acción de este gobierno, a tratar de impulsar candidaturas unitarias municipalistas que sirvan de altavoz a las luchas en los centros de trabajo, en los barrios y las aulas, superando las siglas de las organizaciones existentes.
Compartimos la necesidad de ofrecer una alternativa de izquierdas a aquella que no tiene ningún reparo en gobernar con el PSOE para acabar aplicando políticas antisociales y gestionando el sistema capitalista. Hay que evitar la acumulación de listas electorales a la izquierda de lo que representa a día de hoy el gobierno PSOE-UP. Ninguna de esas candidaturas podrá por sí sola suponer una alternativa, al contrario la suma de todas ellas en una candidatura unitaria tendrá al menos la virtud de dar confianza a los y las que convergen en las luchas diarias gobierne quien gobierne. Desde Izquierda Anticapitalista Revolucionaria IZAR nos ponemos a disposición para iniciar conversaciones con quien comparta dicho análisis para hacer posible esas candidaturas unitarias en las próximas elecciones municipales.