El pasado jueves 25 de julio se votaba la fallida investidura de Pedro Sánchez en el congreso. La votación se resolvió con 124 votos a favor, los 123 de PSOE más uno por el Partido Regionalista de Cantabria (PRC); a los que se opusieron 155 votos en contra entre l@s diputad@s de PP, Ciudadanos, Vox, JxCat, Coalición Canaria y Navarra Suma; y con 67 abstenciones de Unidas Podemos, PNV, Compromís, ERC y EH Bildu. El PSOE no ha logrado así materializar ninguna de las dos opciones que le permitían alcanzar una mayoría de síes frente a noes en la votación: ni la abstención de Ciudadanos o PP ni los votos a favor de Unidas Podemos.
Irresponsabilidad de la izquierda…al dar ilusiones sobre que se puede conformar un gobierno que defienda los intereses de los y las trabajadoras y la juventud con el PSOE
El único debate en redes sociales y medios de comunicación se ha generado, primero, en torno al error histórico al no haber conseguido un gobierno de coalición y, segundo, en torno a cuál es el culpable concreto: si el PSOE por no dar competencias a los ministerios que ofrecía a UP, o si UP por no aceptar las propuestas del PSOE y/o facilitar la conformación de un gobierno sin entrar en el mismo.
Todas las organizaciones políticas y sindicales con peso institucional han seguido esta misma lógica. Las direcciones de CCOO y UGT lejos de entrar a valorar el programa y de señalar importantes ausencias como las derogaciones de las reformas laborales de Rajoy y de Zapatero, de la ley mordaza o la eliminación del artículo 135, sólo se limitaron a pedir responsabilidad a ambos partidos para llegar a un “gobierno de izquierdas” y frenar a las derechas aunque no se sepa muy bien para defender qué.
En cuanto a la dirección de Podemos todo valía con tal de integrar un gobierno de Sánchez. Un mes atrás, llegaba a plantear que renunciaba a sus posiciones en asuntos de Estado para lograr el acuerdo. Declaraban que: “Asumimos que nos exijan que tiene que haber garantías y que no puede haber oposición al Gobierno con Cataluña o la política exterior” y “No tenemos líneas rojas. Entendemos, por el peso de los votos, que el liderazgo dentro del Gobierno en la cuestión catalana lo tiene que tener el PSOE. Nosotros vamos a ser leales”, renunciando así incluso ya la postura ya descafeinada de defensa del referéndum pactado en Catalunya, entre otras cuestiones.
El debate acerca de lo que significa realmente un gobierno del PSOE no ha estado presente en ningún momento. No se han puesto encima de la mesa las políticas del PSOE cuando gobierna y sus consecuencias: el rescate bancario, las reformas laborales que abaratan y facilitan los despidos, los recortes a los servicios públicos, el aumento de la edad de jubilación a los 67 años, el pago de la deuda por encima de cualquier otra necesidad social, las leyes que agilizaban los desahucios y un largo etc. Que nadie se llame a engaño. Eso hace el PSOE cuando gobierna…sólo o acompañado. El ejemplo andaluz en 2012 demuestra que cuando una fuerza a su izquierda (IU en este caso) cogobierna en minoría solo acaba apuntalando y justificando sus políticas antisociales y desmovilizando en consecuencia en la calle a l@s trabajador@s y la juventud.
En cuanto a la corriente de Podemos representada por Teresa Rodríguez y Miguel Urbán, Anticapitalistas, ésta ha planteado tímidamente la crítica por medio de Adelante Andalucía a lo que supondría conformar un gobierno con el PSOE pero no ha llevado a cabo una ofensiva pública contra la orientación de la dirección de Podemos alertando sobre las consecuencias de dicha política, evitando hablar en los medios de comunicación y terminando por proponer la necesidad de una negociación en septiembre en torno a 20 puntos programáticos para votar a favor de la investidura del PSOE sembrando al final la ilusión sobre el hecho de que éste puede llevar a cabo políticas en contra de los intereses de los capitalistas. Por mucho que mañana el PSOE se comprometiera a ello, sabemos perfectamente que no sería así. No es la primera vez que no hace lo que dice: derogación de la reforma laboral y de la ley mordaza, publicación de la amnistía fiscal, exhumación de Franco…
Pensamos que la verdadera irresponsabilidad que están cometiendo las organizaciones de la izquierda reformista no es la que se está señalando en los medios de comunicación y en las redes sociales. La irresponsabilidad de Podemos e IU está en no aprovechar este momento para denunciar el verdadero carácter del PSOE ante l@s trabajador@s que aún confían en este partido neoliberal; su irresponsabilidad está en generar ilusiones en que es posible un gobierno social liderado por el PSOE y, de esta manera, servir de muleta del mismo. Hay que explicar por qué un gobierno de estas características no va a mejorar en nada sus nuestras vidas.
Irresponsabilidad de la izquierda… al abrir paso a la extrema derecha
El siguiente argumento sobre el que ha pivotado el debate a lo largo de estas semanas ha sido que la irresponsabilidad de “la izquierda” para llegar a un acuerdo de gobierno abre paso a la derecha y, más concretamente, a la entrada de la extrema derecha en el gobierno, con un posible acuerdo de PP, Ciudadanos y Vox.
Sin embargo, lo que verdaderamente alimenta a la extrema derecha no es la falta de gobiernos de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos sino la falta de políticas a favor de los intereses de la clase trabajadora y de la juventud. En Andalucía, el gobierno de Susana Díaz no fue en ningún momento un dique de contención en contra del ascenso de la extrema derecha. Al contrario, sus políticas antisociales, los casos de corrupción, el clientelismo, favorecieron la llegada de la extrema derecha al parlamento. Lo mismo ha ocurrido o en Francia con supuestos gobiernos de la izquierda plural a principios de los años 2000 en los que el Partido Socialista francés junto con los Verdes y el Partido Comunista llevaron a cabo políticas de recortes y privatizaciones que reforzaron al Frente Nacional de Le Pen, llegando éste en el 2002 a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales y asumiendo muchos de los partidos de la derecha tradicional y de la socialdemocracia elementos programáticos del propio Le Pen.
La irresponsabilidad de la izquierda reformista no está en no pactar para evitar la entrada de la derecha, sino en generar una confusión en l@s trabajador@s acerca de las políticas que deben aplicar las organizaciones de izquierdas, haciendo que el voto de clase trabajadora oscile de unos a otros comicios entre unas y otras organizaciones, ya que no encuentran ninguna alternativa que mejore de verdad sus condiciones de vida. La irresponsabilidad de Podemos e IU está en seguir alimentando ilusiones sobre el hecho de que los juegos institucionales son el motor de cambio en lugar de generar una respuesta en la calle que imponga un programa de urgencia social y sea capaz de frenar al avance de la extrema derecha, única vía que supone un freno real a su implantación en la clase trabajadora.
La responsabilidad de la izquierda anticapitalista y revolucionaria… imponer un programa de urgencia social para la clase trabajadora y frenar a la extrema derecha con la lucha y la movilización
Ante la ausencia de toda alternativa por parte de las organizaciones con audiencia y representación institucional, l@s trabajador@s debemos, mediante la movilización y las huelgas, imponer un programa que mejore la vida de nuestro campo social y aleje por tanto la posibilidad de que sea la extrema derecha quien canalice la rabia de quienes sufren las consecuencias de este sistema. Esa es la tarea más eficaz tanto para cambiar nuestras vidas como para frenar la extrema derecha en la calle y en las instituciones. Esto implica asumir una política que se enfrenta a los intereses de los capitalistas como el no pago de la deuda, la eliminación del artículo 135, el aumento de los salarios al mismo nivel de la vida, la expropiación de las viviendas vacías de los bancos, la prohibición de los despidos, la defensa de las pensiones, un salario mínimo a 1200 euros, etc.
Ello implica que todas las organizaciones políticas, sindicales y sociales que defienden esta perspectiva debemos llevar a cabo iniciativas comunes en nuestros centros de trabajo, de estudio y en nuestros barrios que nos permitan reagrupar a tod@s l@s que se enfrentan a diario a las políticas antisociales, a la patronal y los capitalistas. Desde Izquierda Anticapitalista Revolucionaria IZAR, llevamos semanas reuniéndonos con otras organizaciones para proponer esta iniciativa. En este sentido seguimos proponiendo hacer un llamamiento conjunto para desde septiembre establecer unas campañas y un calendario de movilizaciones y acciones que no se contenten con esperar el mal menor, sino en organizar, a nuestra escala, una respuesta.