El próximo día 26 de mayo estamos llamad@s de nuevo a las urnas, tras las generales, a conformar la cuota del estado español en el Europarlamento. Son las elecciones más alejadas de las prioridades y la vida diaria de l@s trabajador@s, sin embargo las decisiones económicas y políticas que adopta la Unión Europea están cada vez más ligadas al modelo laboral que nos explota, la educación y sanidad que nos privatizan y las pensiones de miseria que dosifican a nuestr@s mayores: todos los presupuestos del estado español son sometidos a un fino escrutinio de las instituciones europeas y sus políticas migratorias dependen de la UE.
Las mismas instituciones europeas que nos dijeron que había que refundar el capitalismo en 2008 han sido incapaces de remontar la crisis económica más de una década después con la disminución de la tasa de beneficio. La han surfeado destruyendo los restos del estado del bienestar y aplicando las medidas más agresivas contra la clase trabajadora (privatizaciones, despidos, contrarreformas laborales y de pensiones), y la vez intensificando los conflictos internacionales. Las crisis de deuda y un escenario de austeridad compulsiva y precariedad extrema para una generación, junto a la explosiva gestión de la crisis de l@s refugiad@s, ha allanado el camino al repliegue nacional, cuya máxima expresión es la ultraderecha.
La Unión Europea de la violencia del capital, la troika y las guerras imperialistas es la misma del ascenso del neofascismo y de las fuerzas reaccionarias que beben y alimentan el racismo y la xenofobia entre l@s trabajador@s. De nada valen por tanto las invocaciones a la atalaya democrática y garante de las libertades y los derechos que sería la UE que formulan sus gobiernos e instituciones: Salvini y Orban no sólo se han alimentado del neoliberalismo en sus países, sino que son estas mismas políticas las que aplican. En otras palabras, la única forma de parar a las ultraderechas es enfrentarse a la Europa capitalista.
La alineación con el proyecto político de Bruselas es total para los partidos del régimen del 78, que asumen sin rechistar el techo de gasto impuesto, las reglas del déficit cero y el pago de la deuda. Es la velada alianza europeísta que va de Macron A Tsipras. A pesar de todo, estas elecciones europeas se han convertido en una segunda vuelta en competición interna para las derechas, una oportunidad para consolidar más cuotas de poder para el PSOE y el empujón definitivo que necesitan para entrar en la cogobernabilidad del estado para Unidas Podemos, por lo que la cita del 26M se juega en clave estrictamente estatal.
El proyecto político, entonces con un programa ciertamente más avanzado, de democratización y reforma de la UE que llevó a Podemos a obtener 5 eurodiputados en las anteriores elecciones de 2014, en poco tiempo ha dado muestras de sobra de que no es de ruptura anticapitalista: no ha servido más que para facilitar la conformación de gobiernos de izquierda con el PSOE en autonomías y ayuntamientos y conformar, otorgándole credibilidad en las instituciones al social-liberalismo, el conocido como “bloque del cambio” que consiga convencer a Pedro Sánchez a aplicar políticas de izquierda que satisfagan a la clase trabajadora.
La misma crisis política ha llevado a desenmascarar a las nuevas izquierdas reformistas que lo apuestan todo a las instituciones y ahogan la lucha social y ha puesto a cada uno en su lugar. El Podemos y la IU que hace años pedían a Tsipras que aguantara en Grecia hasta que llegaran, tras comprobarse el fracaso de la hipótesis griega que tantos apoyos encontró en la izquierda anticapitalista europea y que a día de hoy no ha hecho balance, hoy es el Unidas Podemos que mira con gusto la experiencia portuguesa de apoyos externos al social-liberalismo en el gobierno, el mismo que lleva meses enfrentándose a l@s trabajador@s en huelgas sin dejar de pagar la deuda.
Izquierda Anticapitalista Revolucionaria IZAR ante el 26 de mayo
Tenemos bastante claro que la Europa de los capitalistas, las multinacionales, la militarización de las fronteras y la represión de Macron en Francia no es la de l@s trabajador@s y la lucha antifascista y de clase, la que reconoce el derecho de autodeterminación y la que no distingue entre refugiad@s por razón política o económica, pero igualmente creemos que no hay espacios intermedios, que desde sus instituciones es imposible reformarla. Dar balón de oxígeno a esta máquina trituradora de trabajador@s y pueblos solo sirve para alargar la agonía de este sistema capitalista en crisis. Su derribo sólo vendrá de la movilización del conjunto de nuestra clase organizada, lo cual requiere unas tareas.
Nuestra intención, como hicimos saber el septiembre pasado al conjunto de las organizaciones políticas anticapitalistas y revolucionarias del estado español, es que también ante estas elecciones del 26 de mayo concurriese una única candidatura unitaria con un programa nítidamente anticapitalista y de clase y en defensa del derecho de autodeterminación, que fuera capaz de demarcar un espacio independiente a la izquierda reformista que representa Unidas Podemos y que apostase decididamente por la lucha y la movilización sostenida de l@s trabajador@s y por señalar el papel de las instituciones.
Puesto que esto se demostró imposible, nuestra organización inició la recogida de firma de cargos electos para presentar candidatura propia, pero tampoco llegamos a tiempo debido al estrecho calendario electoral que se nos presentaba este final de curso. De este modo, Izquierda Anticapitalista Revolucionaria IZAR consideramos que la candidatura Movimiento Corriente Roja es la que más se aproxima a lo que defendemos, un programa anticapitalista, internacionalista y de ruptura con esta UE, centrado en la movilización de l@s trabajador@s, y por ello llamamos a votarla este 26 de mayo.