En los últimos meses hemos podido ver con mucha claridad cómo el nivel de movilizaciones y de respuesta social ante los ataques con los que el sistema capitalista nos arremete a diario ha subido. Desde luchas sectoriales como la del profesorado interino en Andalucía, la huelga llevada a cabo los últimos días por los trabajadores y trabajadoras de Amazon, las luchas contra la xenofobia y el racismo en Archidona y Lavapiés, hasta las que aglomeran a amplios sectores de la clase trabajadora como la del derecho de autodeterminación del pueblo catalán, la huelga general feminista del 8 de marzo o la lucha estatal de los y las pensionistas, entre otras.

También puede verse con claridad la estrategia de los capitalistas y sus gobiernos ante este auge de la movilización, y cómo en incontables ocasiones no es otra que la represión. Hemos asistidos estupefactos a la persecución política, judicial y policial de los líderes políticos nacionalistas en Catalunya, las detenciones de raperos y titiriteros por el simple hecho de expresarse libremente, así como cuando se ha destapado la persecución y acoso de la policía del ayuntamiento de Madrid hacia los manteros de esta ciudad.

Con todos estos antecedentes era de esperar la misma respuesta hacia el movimiento feminista tras la masiva huelga general del 8 de marzo. Este mismo día en Burgos vimos tensión desde los piquetes informativos matinales, que estalló esa misma tarde cuando, un par de horas después de la manifestación estudiantil, se decidió hacer un piquete informativo en el Alcampo de la ciudad y la policía decidió acabar con esta acción cargando dentro del centro comercial, agrediendo a varias manifestantes y deteniendo a dos de ellas. Gracias a la presión creada por la concentración en la comisaria de la policía, las dos compañeras fueron liberadas con cargos a la espera de juicio, concluyendo la jornada con una manifestación multitudinaria por la tarde.

Pero los sucesos no acaban ahí. Días más tarde otra compañera recibió una citación judicial y al personarse en comisaría se le comunicó su detención por los desperfectos creados por las cargas de la policía en el piquete del centro comercial. Esta compañera fue liberada horas más tarde con cargos.

Desde Izquierda Anticapitalista Revolucionaria IZAR condenamos la escalada represiva que viene acaeciendo en los últimos meses por parte del estado español hacia cualquier tipo de lucha que cuestione los pilares del sistema capitalista. Nos solidarizamos con las compañeras que han sufrido represalias en Burgos durante la jornada de lucha del pasado 8 de marzo. Asimismo, hacemos un llamamiento a la clase trabajadora y la juventud hacia la movilización como única herramienta contra la represión que sufrimos las trabajadoras. Las detenciones y las multas no pararán nuestra lucha.

Contra su represión, nuestra solidaridad

¡La lucha es el único camino!