Mumia Abu-Jamal, el más conocido de los radicales afroamericanos durante décadas por sus acciones durante la lucha por la liberación negra de los 70 y los 80, pide a la corte de Pennsylvania un nuevo juicio tras el descubrimiento de nuevas pruebas de que ponen en duda su condena. Su caso será llevado a la corte de apelaciones en Filadelfia y podría ser uno de los últimos intentos de excarcelación tras más de 40 años entre rejas, incluyendo 2 años en el corredor de la muerte por el asesinato de un policía blanco – crimen del que siempre se ha declarado inocente -.

El antiguo pantera negra y periodista radical tiene 68 años y lleva mucho tiempo luchando contra una enfermedad cardíaca y otros problemas de salud. Fue sacado del corredor de la muerte en 2011, y desde entonces se encuentra en cadena perpetua no revisable desde entonces. Abu-Jamal fue condenado por el asesinato de Daniel Faulkner el 9 de diciembre de 1981 en Filadelfia. 

Sobre las 4 de la madrugada su hermano, William Cook, fue parado en su coche por el oficial de policía. Abu-Jamal, que entonces trabajaba como conductor de taxi, de casualidad pasó por el lugar y acudió a ayudar a su hermano. Seguidamente hubo una serie de disparos. Faulkner fue tiroteado y muerto, mientras  Abu-Jamal también recibió un tiro en la barriga.

Fue llevado a juicio en 1982, hallado culpable y sentenciado a muerte. Errores e inconsistencias durante el proceso han sido descubiertos, generando una preocupación a nivel internacional sobre lo injusto de su dilatado encierro. En el año 2000 Amnistía internacional investigó el caso y, sin tomar partido de forma definitiva, concluyó que “numerosos aspectos de este caso han fallado de manera evidente a la hora de alcanzar los estándares mínimos internacionales”

La petición del miércoles hace referencia a seis cajas marcadas con el nombre del preso que se encontraron en un almacén de la oficina del fiscal del distrito de Filadelfia en diciembre de 2018. La existencia de las cajas fue revelada a los abogados de Abu Jamal al mes siguiente, Judith Ritter y Samuel Spital, quienes argumentan que contenían “pruebas muy significativas que nunca fueron reveladas a la comunidad”. Éstas muestran que el proceso contra su cliente estaba amañado.

Uno de los documentos que se encontraron en las cajas era una carta manuscrita del testigo estrella en el juicio, Robert Chobert, al fiscal, Joseph McGill. “Le he estado llamando para saber sobre el dinero que se me debe (sic)”, escribe Chobert. “Me necesitas para firmar algo (?) Cuánto tiempo hará falta para tenerlo (?)”. 

Chobert era uno de solo 2 testigos en el juicio que declaró haber visto a Abu-Jamal disparar al policía. Ninguna otra prueba conectaba directamente al defensor con el asesinato. Los abogados de Abu-Jamal argumentan que la carta indica que Chobert “entendió que había algún tipo de acuerdo previo o entendimiento entre él y la fiscalía, como que la fiscalía ‘le debía’ dinero por su testimonio”. El estado ha contradicho esta interpretación, diciendo que Chobert pidió dinero para ser compensado por pendientes perdidos tras el final del juicio y que el fiscal simplemente dijo que “lo miraría”.

La segunda testigo que testificó haber visto a Abu-Jamal disparar a Faulkner era Cynthia White, una prostituta con 38 arrestos previos en su historial. Ella estaba en prisión en Massachussets en el momento del juicio, y tenía 5 casos penales pendientes contra ella. Entre los documentos de las cajas había cartas de la oficina del fiscal del distrito a los fiscales involucrados en cada uno de los casos criminales pendiente contra White. Los abogados de Abu-Jamal argumentan que las cartas “revelan un esfuerzo institucional por parte de McGill y varios ejecutivos de la Fiscalía del distrito de Filadelfia para traer a la señora White desde Massachussets, asegurar una fecha temprana de juicio para expedir su excarcelación y en última instancia permitir que sus casos fueran sobreseídos por falta de caso por parte de la fiscalía”.

Un tratamiento tan favorable, sugieren, fue diseñado para hacerle “la vida más fácil a cambio de su testimonio contra Abu-Jamal”. Los abogados también apuntan a una tercera causa de preocupación. En las cajas había notas manuscritas que McGill guardó mientras estaba seleccionando al jurado previo al juicio que muestran que el fiscal puso una gran letra B al lado de cada posible jurado que era negro. Durante la selección del jurado, McGill sacó del conjunto a 15 posibles jurados (10 eran negros y 5 no negros).

El fiscal bloqueó al 71% de todos los potenciales jurados negros de sentarse en el jurado final, comparado con solo el 20% de los candidatos no negros. Es una violación de la ley federal eliminar a candidatos de un jurado basándose en la raza.

Un histórico de los Panteras Negras

Abu-Jamal nació en Wesley Cook y creció en un barrio negro y pobre de Filadelfia. Se involucró en la Resistencia Negra como adolescente a finales de los años 60 tras cruzarse con el periódico de los Panteras Negras. “Una hermana me dio una copia del periódico de los Panteras Negras y me quedé alucinado. Me convencí para hacerme uno de ell@s”, contó a The Guardian en 2018.

Como parte de su trabajo con los Panteras fue uno de los primeros en visitar la casa en Chicago en diciembre de 1969 al poco de que uno de los líderes del movimiento, Fred Hampton, fuera asesinado a tiros por la policía mientras dormía en la cama. “Vimos los agujeros de bala, que barrían la pared. Vimos el colchón, lleno de la sangre de Fred. Yo tenía 15 años” dijo a The Guardian.

Dejó los Panteras Negras en 1970, seguidamente trabajando como periodista. Era un destacado partidario del grupo de liberación negro de Filadelfia, Move. Abu-Jamal es el autor de varios libros, incluyendo una colección de textos desde la prisión, Live from Death Row (un juego de palabras, “En directo/vivo desde el corredor de la muerte”).

Traducción de artículo de The Guardian