Ningún gobierno de viraje, ningún cambio, todas las disposiciones de los gobiernos anteriores se conservan: sigue suprimido el artículo 18, permanece el proyecto de ley de autonomía regional diferenciada, sigue vigente la ley Fornero, también el sistema de los mismos decretos Seguridad de Salvini, en un contexto en que, por un lado, a través de las nuevas desgravaciones fiscales a los beneficios, se regalan miles de millones a las empresas, y por otra parte las “medidas sociales”, como la reducción de la cuña fiscal, serán asumidas por l@s trabajador@s mediante la reducción de las exenciones fiscales y el gasto social.

¿Y qué proponen hacer los sindicatos confederales? Ninguna movilización y mucho menos una hora de huelga contra este gobierno. Firman acuerdos que imponen el bienestar empresarial (pagado incluso por quien tiene un trabajo) en sustitución del universal (público y para tod@s), consienten obras inútiles como el TAV Turín-Lione, conciertan la transformación en ley del acuerdo del 10 de enero de 2014 que anula cualquier forma democrática de representación sindical y garantiza el monopolio de la representación a CGIL, CISL y UIL.

Millones de trabajador@s hoy están llamad@s a renovar los contratos en una situación donde la crisis de empresas son cientos y el caso Whirlpool es el último de una larga serie. Más allá de la diversidad de categorías y plataformas, esta fecha puede y debe ser una ocasión para salir del atolladero y cambiar realmente las cosas, oponiéndonos con fuerza al avance de una derecha racista y soberanista.

Una huelga contra un nuevo gobierno y los empresarios de siempre

Es necesario unificar las luchas y promover una plataforma general con la perspectiva de una movilización masiva general y prolongada contra el gobierno y la patronal, sostenida por cajas de resistencia, cuyos métodos de lucha sean elaborados y decididos a través de asambleas unitarias de delegad@s elect@s en sus centros de trabajo, hasta alcanzar el nivel estatal.

Una plataforma que tenga como puntos destacados:

-El bloqueo de los despidos y la nacionalización de todas las empresas y servicios privatizados en los últimos 25 años, sin compensación y bajo control social, a partir de los bienes comunes (autopistas, servicios de agua, transporte …) y todas las empresas que deslocalizan, despiden o contaminan.

-La recuperación del artículo 18 y su extensión a tod@s l@s trabajador@s.

-La cancelación de las leyes sobre la precariedad del trabajo y la contratación de trabajador@s precari@s, el reparto del trabajo entre tod@s, a través de la reducción de las horas de trabajo a 32 horas con el mismo salario.

-La introducción de un salario mínimo para todas las categorías de 1500 euros y un salario social real para desemplead@s y jóvenes que están en búsqueda de su primer trabajo, pagado con la supresión de transferencias públicas a empresas privadas.

-La abolición real de la ley Fornero; una edad de jubilación a los 60años o 35 años de trabajo, financiada por los impuestos progresivos de los grandes patrimonios y rentas y por la abolición de la deuda pública a los bancos.

-La plena igualdad de derechos entre trabajdor@s italian@s e inmigrantes.

La huelga general convocada por el sindicalismo de base para este 25 de octubre va en esta dirección, y es por estas razones que el Partido Comunista de los Trabajadores PCL apoya la movilización organizada por las organizaciones sindicales CUB, SGB, SI Cobas, USI/CIT y ADL Cobas.

Solo este programa de reivindicaciones puede responder al ataque de la patronal y a la crisis capitalista, y cuestionar un sistema económico basado en la explotación y el expolio. Solo con esta óptica, como en cada lucha, la perspectiva política del gobierno de l@s trabajador@s como la única alternativa real para nuestra clase puede allanar el camino para reorganizar la sociedad desde sus cimientos invirtiendo la dictadura del máximo beneficio.