El pasado sábado, decenas de miles de trabajador@s, asalariad@s, jóvenes, salieron a la calle con los chalecos amarillos. A pesar de la represión enorme, a pesar del pseudo “gran debate” lanzado por Macron, este movimiento no se debilita, al contrario: en todos sitios, el número de manifestantes fue más importante que a finales de diciembre.
El gobierno y la patronal siguen con los ataques
Sin embargo, aunque las manifestaciones de los chalecos amarillos han puesto al gobierno en dificultad, Macron sigue desarrollando su plan a favor de la patronal. Este lunes, la concertación sobre la reforma de las pensiones, que había sido suspendida después de las primeras manifestaciones de los chalecos amarillos, se ha reanudado: una “concertación” en la que las direcciones sindicales se reúnen con la patronal y el gobierno, a pesar de que estos últimos hayan anunciado ya desde hace meses su objetivo: poner en funcionamiento un “sistema universal por puntos”, que conllevará una disminución generalizada de las pensiones, y un aumento del tiempo de cotizaciones.
Al mismo tiempo, se retoman las “negociaciones” sobre el seguro de desempleo. Mientras que en diciembre, los decretos de la ley Porvenir profesional reforzaban ya el control sobre l@s parad@s, la patronal acaba de enviar una carta a los sindicatos para explicar que no se trata de poner en funcionamiento una tasación sobre los contratos definidos: una medida muy floja si nos basamos en la precariedad impuesta a miles y miles de asalariad@s, sobre todo después de las Leyes del Trabajo.
Es tiempo ya de movilizarse todos y todas juntas mediante la huelga generalizada
Es normal entonces, que todos esos ataques, el desprecio arrogante de Macron y de sus ministros, provoquen una enorme revuelta que alimente el carburante de las manifestaciones de los sábados. Sin embargo, hace ya más de 2 meses que miles de personas salen a la calle cada sábado, se enfrentan a la policía, ocupan ministerios o subdelegaciones… sin embargo la patronal no se ha movido ni un ápice, y el gobierno, aunque esté en dificultad, mantiene su política.
Al mismo tiempo, hemos podido ver a un montón de grupúsculos de extrema derecha imponerse como “servicio de orden” de las manifestaciones de los sábados, amenazando a sindicalistas como ha sido el caso en París, e intentar dividirnos entre trabajador@s: en contra de l@s judí@s, en contra de l@s musulman@s, en contra de l@s migrantes…
Para aislar a la extrema derecha y hacer verdaderamente retroceder al gobierno y a la patronal, tendremos ahora que intervenir como trabajador@s en nuestro terreno: el de la lucha de clases, la lucha contra los patrones, con las huelgas y los bloqueos. En numerosos sectores, la situación es explosiva y las huelgas tienen lugar consiguiendo algunas veces victorias como por ejemplo el hotel Park Hyatt así como en la psiquiatría como es el caso de los Pinel.
En Correos, a pesar de los juicios en los tribunales, la dirección debe seguir contando con la huelga de l@s carter@s de las Hauts de Seine, que llevan ya más de 300 días en huelga indefinida. En el mismo departamento, en el puerto de Gennevilliers, los y las trabajadoras de Geodis están en huelga por sus salarios y contra la precariedad. En la educación, l@s docentes se pusieron en huelga el pasado 17 de enero contra la reforma de los institutos, Parcoursup, y con pocos medios.
Pero para finales de enero, tenemos un montón de fechas de movilización anunciadas cada una de ellas por diferentes sectores: el 22 de enero en la psiquiatría, el 24 de enero en la educación, el 31 l@s pensionistas. Y el 5 de febrero, después de todas esas fechas sectoriales, la CGT hace un llamamiento a una nueva huelga interprofesional.
Sin embargo, sólo poniéndonos todos y todas en movimiento, en el mismo momento, construyendo una huelga general, indefinida, podremos imponer nuestras reivindicaciones y volver a hacernos con todo lo que nos ha sido robado desde hace décadas por los capitalistas. Más que nunca, es necesario organizarnos en todos los sitios, en nuestros centros de trabajo y de estudio para hacer emerger en la realidad esa aspiración que está madurando en nuestras cabezas.