
Después de exitosos paros masivos los días 9 y 10 de noviembre, el pasado lunes más de 25.000 trabajador@s del metal de la provincia de Cádiz, concentrad@s en la Bahía y el Campo de Gibraltar, iniciaron una huelga indefinida para obligar a la patronal a desbloquear sus posiciones en la negociación para renovar el convenio colectivo, caducado en 2020. En las primeras 24 horas de paro, con las primeras barricadas delante de las factorías, a la par que la patronal, los medios de comunicación y el gobierno con Nadia Calviño a la cabeza empezaron a dar cuerda al relato de la violencia y la criminalización de la huelga, las muestras de solidaridad comenzaron a llegar de todo el Estado.
L@s trabajador@s quieren impedir que continúe el proceso de desindustrialización: las 2 factorías de Airbus (una amenazada con cierre inminente), las 3 de Navantia y la de Dragados son prácticamente lo que queda de industria,un sector golpeado por la subcontratación en la zona en una provincia asfixiada que lleva años siendo la que acumula los índices de paros más elevados del estado, en concreto un 27% al inicio de este año. Por eso se explica que frente a los bulos, la solidaridad de la población gaditana con esta huelga se imponga: sanitari@s salen a la puerta de los hospitales a aplaudir a l@s trabajador@s del metal en sus manifestaciones.
Las diferencias se centran en el salario: los sindicatos, tanto CCOO y UGT, mayoritarios en la mesa negociadora, como CGT y Coordinadora de la trabajadores del metal, piden un aumento del 2% en 2021, del 2,5% en 2022 y el 3% para el 2023, con revisión al IPC real en caso de que sea superior a lo pactado. En la plataforma de convenio se pide también aumentar la cuantía de las horas extraordinarias, eliminar la diferencia salarial entre indefinid@s y eventuales y la reducción de la jornada anual. Pero la patronal no acepta la propuesta salarial y además pretende quitar 2 pagas extras, aumentar la jornada laboral anual y se niega a recuperar los complementos salariales de riesgo tóxico, penoso y peligroso, además de querer crear una nueva categoría por debajo del especialista.
A esta declaración de guerra de la patronal -”Con este convenio ya quieren legalizar la esclavitud”, afirmaba un obrero en un video esta semana- la industria del metal ha respondido con el arma que mejor conoce desde hace décadas: la huelga y la ocupación masiva y contundente de las calles, algo que no puede sorprender a nadie que conozca la combatividad de l@s trabajador@s de la bahía de Cádiz. Esta respuesta de la clase trabajadora gaditana, llena de un orgullo, no sólo se ha visto intoxicada con las diatribas de los medios de comunicación y las ya habituales cargas de la policía de Marlaska, sino que ha tenido un deshonroso “invitado de honor” de última hora.
El pasado viernes, el secretario general del PCE y portavoz de UP en el Congreso, Enrique Santiago, pedía que l@s trabajador@s “tengan confianza en el trabajo que está haciendo este gobierno”. ¿En el mismo gobierno que regala millones a la CEOE en la prórroga de los ERTEs y no es capaz siquiera de derogar la reforma laboral del PP? Tales miserables declaraciones el 5º día de huelga indefinida, que dejan en chiste las de Ione Belarra pidiendo a la patronal “sensatez y patriotismo”, son de una catadura moral indecente y que define bastante bien cuál es el papel de Unidas Podemos en el gobierno de coalición, pues llama abiertamente a la desmovilización de l@s trabajador@s frente a las instituciones y a que “éstos confíen en este gobierno y no caigan en el error de hacerle el juego a la derecha”.
A día de hoy la huelga del metal se desarrolla con un éxito arrollador y toda la provincia de Cádiz hace piña con sus trabajador@s ante el desmantelamiento de la industrias, los puestos de trabajo en riesgo y el desarmado tejido productivo gaditano. Frente a quienes quieren apagar el fuego de la lucha de clases y que sólo queden cenizas para que las administraciones, sean del signo que sean, jueguen con las vidas de nuestra clase desarmada, es necesario extender la solidaridad. En Izquierda Anticapitalista Revolucionaria IZAR estamos convencid@s de que las concentraciones y actos de solidaridad más allá de Cádiz convocadas para esta semana van en la buena dirección.
Ahora que buena parte de la clase trabajadora del estado nos sentimos muy al lado de l@s compañer@s del metal que se baten el cuerpo en Cádiz, pensamos que sería el momento para que todas las organizaciones sindicales llamasen, al conjunto de las provincias andaluzas y al resto del Estado, a una manifestación centralizada y unitaria en Cádiz el fin de semana que viene. Esta huelga debe ser un punto de apoyo para tratar de dar aliento y de reagrupar a todos los sectores que sufren EREs y ERTEs.
Es posible ganar contra los despidos y por el aumento de nuestros salarios. La huelga de Tubacex en Vitoria ha demostrado que se pueden evitar los EREs. Para ganar esta lucha en Cádiz, es necesario que la huelga indefinida le pertenezca a los y las trabajadoras del metal. L@s huelguistas deben organizarse en asambleas por centros de trabajo y tratar de coordinarse para determinar ellos mismos sus reivindicaciones y cuándo debe acabar la huelga. La autoorganización es un elemento central para ganar y en ese sentido es importante alimentar la caja de resistencia que se ha abierto hace unos días para poder aguantar.
Izquierda Anticapitalista Revolucionaria IZAR haremos lo que esté en nuestras manos para que esto sea posible y que esta huelga indefinida se salde con una victoria que será la de tod@s.
¡Todos y todas con la huelga del metal!