
El Covid-19 ya ha matado a más de 111.000 personas en Francia, sin que la capacidad de recepción en hospitales se haya incrementado en consecuencia. Por el contrario, ha continuado la eliminación de camas, incluso en cuidados intensivos. Y si bien sería necesario un enorme plan de contratación en salud, las renuncias se multiplican, debido a tanto desprecio y a que las condiciones laborales se vuelven insoportables. Ahora el gobierno, que no pudo proporcionar dosis suficientes de la vacuna cuando llegó, quiere hacerla obligatoria.
Va a hacer que se paguen los test PCR, mientras que incluso una persona vacunada puede ser portadora del virus…Una forma de hacer que las personas se sientan culpables, mientras que se liberan de sus pesadas responsabilidades, especialmente porque el 70% del personal de enfermería ya habia recibido al menos una dosis antes del discurso de Macron del 12 de julio. Hacer obligatoria la vacunación so pena de perder el empleo es acentuar la vigilancia y la represión en lugar de garantizar los medios necesarios para combatir la epidemia. Sí, para acabar con ella, la vacunación masiva es deseable y necesaria. Pero ninguna sanción, especialmente económica, es aceptable contra nuestr@s compañer@s sanitari@s que tengan reservas o incertidumbres.
Mentiras, autosatisfacción y nuevos ataques
Macron miente cuando dice que la situación está “bajo control”, como cuando dice que el gobierno pudo “preservar” los puestos de trabajo. Mientras se anuncian más de 1000 planes sociales, Macron habla de “responsabilizar” a quienes están en paro, y no a las empresas que despiden a pesar de los beneficios, los fondos de reserva, los dividendos pagados a los accionistas, las ayudas públicas. Éste era el espíritu de la reforma del seguro de desempleo, cancelada por el Consejo de Estado después de la lucha de l@s trabajador@s de la industria del entretenimiento y la cultura en primavera.
Una reforma esta que quiere volver a poner sobre la mesa cuanto antes, igual que la de las pensiones, que la huelga de invierno 2019-2020 había permitido posponer hasta que el confinamiento la detuvo. Macron afirma que habría demasiada asistencia social y que sería necesario trabajar más porque la esperanza de vida aumenta. ¡Qué mentira mientras estalla la pobreza! ¡Qué absurdo a medida que aumenta el desempleo!
Macron quiere dividirnos para hacernos pagar la crisis. Su solución a todo son regalos en bandeja a los empresarios: ayudas, recortes de impuestos, exención de cotizaciones – es decir, dinero robado de la Seguridad Social. Respondamos con la unidad y lucha l@s trabajador@s, desemplead@s o no, para un aumento de los salarios, ¡Prohibamos todos los despidos y compartamos el tiempo de trabajo! Es lo que hicieron l@s 600 emplead@s despedid@s del gigante turístico TUI, que unieron fuerzas con otras empresas afectadas por los recortes de empleo. ¡Su lucha hizo posible que la justicia anulara el plan social!
¡Acabemos con este sistema mortífero!
Son estas iniciativas de reagrupamiento las que deberían toma los sindicatos y las organizaciones de trabajador@s, en lugar de dejar el capo abierto a que la extrema derecha tome la iniciativa en las manifestaciones contra el pasaporte sanitario. Nacionalistas, racistas, sexistas, homófobos pretenden defender la libertad cuando su proyecto social es el autoritarismo más brutal. Nuestro campo social debe movilizarse con total independencia de sus enemigos, sean los de la extrema derecha o los del gobierno.
Debemos confiar en nuestra propia fuerza, no solo para rechazar nuevos ataques, sino incluso para poner fin a todo este sistema basado en la explotación y el expolio de riquezas por parte de una minoría de patrones y accionistas. Para que el acceso a la inmunización esté garantizado para tod@s y en todo el mundo, las patentes deben levantarse y reproducirse libremente. En cuanto a las empresas farmacéuticas, sus dueños deben ser expropiados y deben estar bajo el control de l@s trabajador@s que las dirigen, así como de la población. Esto permitirá poner fin a una competencia mortal que impide la puesta en común del progreso y la adopción de medidas para la salud. Asegurar la transparencia en este sector sería también un medio para contrarrestar ciertas teorías de la “conspiración”, que tienen su origen en particular en el cinismo y la opacidad de las empresas capitalistas.
Para ello, ¡retomemos el camino a las calles y a la huelga!