El 13 de septiembre 2022 en Teherán, Irán, Mahsa Amini, de 22 años, originaria de Saqez en la provincia del Kurdistán, fue detenida por la “policía de lo moral”. Su delito: su velo, cuyo uso es obligatorio, estaba mal puesto, de forma “inapropiada”. Entró en coma después de su detención.

Tres días más tarde, el 16 de septiembre, murió en el hospital. Sólo pasaron 2 horas entre su detención y su ingreso al hospital. 2 horas durante las cuales habría tenido un infarto cardiaco y cerebral, asegurando la policía que no “hubo en ningún momento ningún contacto físico” con Mahsa Amini. Una “investigación” ha sido abierta, pero el médico forense afirma no poder ofrecer ninguna conclusión ni informe hasta dentro de… 3 semanas.

Las lagrimas de cocodrilo de los opresores del mundo frente a la revuelta popular

En cuanto se supo la muerte de la joven mujer, se iniciaron manifestaciones en unas 15 ciudades, y  hasta 40 al  día siguiente. Manifestantes retiraron y quemaron sus velos mientras se gritaban consignas en contra del poder. El gobierno de Ebrahim Raïssi replicó inmediatamente apoyándose en la represión con disparos de granadas, gases lacrimógenos, cañones de agua y porras. Esta revuelta de la juventud, de las mujeres, de toda la población de Irán no es la primera demostración de rechazo a este régimen tiránico cuyo gobierno cambia pero donde lo arbitrario permanece.

Tres años después de los disturbios de 2019 en contra del aumento de los precios de los carburantes, en los que 300 personas perdieron la vida en tres días, este nuevo levantamiento pretende también dar a conocer los ahorcamientos de militantes opuestos a este régimen que sigue justificando su autoridad basándose en los escritos del Coran pero que en realidad sigue la misma lógica que todos los gobiernos que tratan de afianzar su legitimidad en baseal ejército y a las autoridades religiosas. ¿Cuántos muertos desde el principio de las manifestaciones? ¿30? ¿40? Centenares de herid@s y numerosas restricciones como las del Whatsapp o internet.

Los dirigentes de los EEUU, de Gran Gretaña, de Francia, del Estado Español, incluso la ONU, pueden fingir conmoverse con lo que les ocurre a los y las manifestantes de Irán, pero no podrán seguir fingiendo por más tiempo que se acaban de enterar de la violencia de los gobiernos iraníes que llevan sucediéndose desde hace    décadas. La miseria de la población iraní es, en primer lugar, el resultado de las sanciones internacionales, permitidas con la excusa del peligro nuclear iraní. Algunas sanciones son además muy recientes (principio de septiembre) debido a que Irán entregara a Rusia drones. Los EEUU, como buenos gendarmes del mundo, decidieron congelar el conjunto de haberes y de bienes de esas empresas en su territorio.

Sin embargo, el devenir de las mujeres no preocupa a esos dirigentes. No olvidemos que la Corte suprema de los EEUU acaba de enfrentarse al derecho al aborto permitiendo que se convierta en algo ilegal hasta en 18 estados. Pero no sólo en EEUU se retrocede en materia de derechos de las mujeres. ¿Qué reacción frente al gobierno           húngaro que prevé hacer escuchar el ritmo cardiaco del feto antes de la interrupción voluntaria del embarazo?

Una vez más, los imperialistas y capitalistas de este mundo utilizan la opresión que padecen las mujeres en todo el mundo para intentar orientar el debate en función de sus propios intereses. El velo en contra del cual luchan y mueren mujeres y hombres iraníes simboliza el autoritarismo de su gobierno. En otros lugares, en los países     más desarrollados, éste se convierte en el enemigo a batir, para estigmatizar a las mujeres, a las jóvenes que lo llevan en los espacios públicos. Los “debates sobre el velo” sirven para alejarlas del bando social al que pertenecen. Nuestro bando social debe luchar contra toda división y enfrentarse a las políticas que pretenden estigmatizar a un “enemigo interior” que intentan asimilar con el “musulmán de apariencia”.

Sigamos con las movilizaciones feministas

Los próximos días 29 de septiembre y 3 de octubre nos movilizaremos en Granada en contra de los despidos de 13 camareras de piso de los hoteles Luna y Real de la Alhambra. La violencia contra las mujeres no es sólo física. Se sufre en todos los estamentos de la sociedad. También en los centros de trabajo y en sectores muy feminizados como el de los hoteles. Las condiciones laborales ya muy deterioradas con contratos parciales y sueldos de miseria se van aún más degradadas al no respetar las cadenas hoteleras ni lo que viene estipulado en los contratos.

Así pues, es norma generalizada trabajar 2 o 3 horas más de las que viene en el contrato sin evidentemente cotizarlas ni cobrarlas. Y cuando las trabajadoras se organizan y se plantan, la empresa responde primero con las presiones y luego con el despido. Hay que acabar con esa violencia. El 29 de septiembre a las 19h frente al hotel Real de la Alhambra y el próximo día 3 de octubre a las 10h30 frente a los juzgados de la Caleta son 2 buenos momentos para mostrar nuestra solidaridad hacia la lucha de esas trabajadoras.

Por tanto, hay que movilizarse aquí y solidarizarse con todas las mujeres del mundo que padecen violencias, en los espacios privados como públicos, con todas aquellas que están en primera línea de las consecuencias de la guerra y de la miseria, las violaciones, los golpes, las tomas de rehenes y el chantaje, en definitiva con todas las mujeres que cada día se levantan temprano y son las manos invisibles que limpian, cuidan y alimentan. Las mujeres han estado y siguen estando en primera línea de las luchas más importantes de nuestra clase social. De nuevo lo vemos en estos momentos en Rusia, país en el que luchan a diario en contra de la movilización general decretada por Putin. De nosotr@s depende apoyar en la práctica y mediante la movilización a todas esas mujeres trabajadoras que no se resignan y que deciden levantar la cabeza y luchar por sus derechos.