“130.068 personas se han comprometido a hacer a huelga el 1 de octubre. No pagues”, instaba la página web Don’t Pay UK. “Somos un movimiento contra el aumento de las facturas de energía. Estamos pidiendo una reducción en las facturas a un nivel accessible. Cancelaremos nuestras deudas directas a partir de 1 se octubre si somos ignorad@s”.

En resumen: nadie debe pasar frío este invierno. Según una encuesta de The Guardian (y propuesta de nuevo por Diogeneonline) realizada a más de 2000 familias en Reino Unido, el 23 % de las personas se privarán de calefacción durante los meses de invierno. El 70% de l@s encuestad@s dijo que esta vez encendería menos la calefacción, mientras que el 11% está considerando la posibilidad de solicitar un préstamo para cubrir los gastos adicionales, cifra que sube al 17% en familias con niños. La encuesta se publicó hace 48 horas (finales de agosto) pero se realizó antes del anuncio de OFGEM, el regulador británico, de un aumento del 80% en el tope tarifario: a partir de octubre saltará a 3549 libras respecto a las 1971, a las que ya había escalado en un 54% desde un promedio de 1277 libras al año en 2021.

El colectivo británico Don’t Pay se define a sí mismo como un movimiento de base que exige un precio de la energía justo para tod@s. Las 3 reivindicaciones clave de la huelga convocada son las siguientes:

-Volver al tope del precio de la energía de abril de 2021 el cual “ya era inaccesible para millones de personas, pero esta solicitud es para responder a una emergencia inmediata. Pedimos precios aún más bajos y de forma sostenible”.

-Poner fin a la aplicación de medidores de prepago que hacen que los más pobres de la sociedad paguen más por la energía y son a quienes se les corta ésta automáticamente si no pueden pagarla. Para aquellas familias que quieran mantener los medidores de prepago por razones de presupuesto, los restantes deben ser la tarifa más barata y no la más cara.

-Nadie va a pasar frío este invierno si está en nuestras manos: una tarifa energética social de emergencia es fundamental para evitar que la gente muera de frío. Calentar una lata de habichuelas no debería costar tanto como calentar la piscina.

Don’t pay sostiene que una tarifa de emergencia para la energía este invierno debe obligar a que la clase trabajadora pague menos por unidad de energía. Como en el sistema fiscal más justo, afirman que cuanto más rico eres, más pagas. También exigen como reivindicación que se apliquen bandas de energía más baratas a los activos comunitarios, como pubs, edificios religiosos, escuelas y centros comunitarios: “No podemos permitir que la crisis energética desgarre los corazones de nuestras comunidades este invierno”.El movimiento señala que la crisis anunciada por el gobierno tory es una espiral de ganancias provocada por los productores mayoristas de petróleo y gas. No debería haber más subsidios públicos para sus ganancias. Las compañías de petróleo y gas deberían pagar esta crisis en su totalidad con sus obscenos beneficios récord.

El escenario también está destinado a empeorar de manera inmediata, dado que las familias insolventes aumentarán considerablemente en septiembre y octubre. La patronal energética en Reino Unido amenaza con más de 14.000 despidos, además de los 30.000 indirectos en la cadena de suministro, pero está preocupada porque clama que se estaría decretando “el fin del libre mercado de venta de energía eléctrica y gas natural; la dolorosa conquista comercial” lograda en 2007. De modo que pide intervenir en primer lugar el mecanismo de formación del precio de la energía mientras se resuelve el “delicado malentendido” (así les gusta llamarlo) de los beneficios extra.

Don’t Pay UK ha planteado en su convocatoria de paro del 1 de octubre un precio justo para la energía, que debería establecerse como solución permanente y no coyuntural. Para abordar este problema, a partir de septiembre anuncian que comenzará un proceso dentro del movimiento Don’t Pay llamado “Precio justo para la energía”, durante el cual el movimiento decidirá en conjunto, en grupos locales, cuál es el precio correcto a pagar y cómo puede lograr y hacer cumplir este precio transformando el sector energético.

Aún resulta imposible saber quién está detrás de la iniciativa, ya que los fundadores permanecen en el anonimato. Entre las preguntas frecuentes, la página web afirma que el movimiento fue creado “por un grupo de amig@s trabajador@s”. Simon, un coordinador de Central Midlands que a menudo es propuesto como portavoz no oficial por los medios de comunicación, confirma que la idea nació durante una discusión en un pub de Londres. “Somos personas normales con familias”. Las empresas a las que se dirige Don’t Pay UK son tan poderosas que consideran normal que tomen precauciones.

El movimiento encuentra sus raíces en la campaña masiva por el no pago de la poll tax”, el impuesto local impuesto por Margaret Thatcher, entonces primera ministra. Era 1990 y más de 17 millones de personas se negaron a pagar y fue un éxito. Este movimiento de desobediencia jugó un papel importante en la crisis política que aceleró la caída de Margaret Thatcher. Pero entonces como ahora, el Partido Laborista no apoyó la iniciativa.