El próximo 19 de junio se celebrarán las elecciones andaluzas. 4 años después de la derrota histórica del PSOE que dejaba San Telmo tras 40 años de gobierno y de la entrada en un parlamento de la extrema derecha, todo parece indicar que Juanma Moreno Bonilla va a volver a ganar esta contienda electoral. La única duda reside en si lo hará con mayoría absoluta o si necesitará reeditar el escenario de Castilla y León conformando gobierno con la extrema derecha de Vox al desaparecer Cs del mapa institucional.

La cuestión de la abstención va a ser otro de los elementos determinantes. En 2018 cerca del 42% del electorado decidió no acudir a las urnas. Parece complicado que la abstención crezca aún más de lo que ya fue un resultado histórico en las últimas elecciones aunque no se prevea una participación masiva.

Del Gobierno de Susana Díaz al Gobierno de Moreno Bonilla-Marín: nada ha cambiado

Las condiciones de vida de la mayoría no han cambiado en estos 4 años. Al igual que ya pasara con los gobiernos sucesivos del PSOE, el gobierno de PP-Ciudadanos ha seguido en la misma senda en materia de política económica. Andalucía sigue estando en la “pole position” en materia de paro (19,4%) sólo por debajo de Ceuta, Melilla y Canarias y lejos de territorios como Euskadi (8,7%), Cataluña (10,2%) o Aragón (10,1%). En cuanto a precariedad laboral, más de lo mismo: Andalucía vuelve a estar en los primeros puestos junto a Canarias.

La políticas de recortes llevadas a cabo por Chaves, Griñán o Díaz han dado paso a las llevadas a cabo por Moreno Bonilla y Marín en materia de dependencia, sanidad o educación. En ese sentido cabe destacar los más de 8000 sanitari@s despedid@s en otoño en pleno repunte de la pandemia o la situación en la educación pública donde la eliminación de líneas y las ratios ilegales siguen siendo la tónica predominante mientras se da manga ancha a la privada-concertada.

El peligro de la entrada de la extrema derecha en un gobierno junto al PP

Ese peligro es real. La más que probable desaparición institucional de Cs puede dejar entrever un escenario parecido al de Catilla y León. No es descabellado por tanto que Moreno Bonilla y Olona acaben gobernando juntos en el caso de que el PP no logre la mayoría absoluta. Sin embargo, ese escenario no debe cegarnos y ser acríticos con la alternativa que se nos propone desde la izquierda institucional: reeditar, en Andalucía, un gobierno de coalición al estilo Sánchez-Díaz. Ese gobierno que no sólo no cumple con sus promesas electorales en materia de derogación de reformas laborales o de Ley mordaza sino que además aplica durante la pandemia las mismas políticas que los gobiernos de derechas a nivel europeo en materia económica, multiplicando las subvenciones para los empresarios mientras las ayudas a l@s trabajador@s no acaban de llegar (sólo se han aprobado el 11% de las solicitudes para percibir el Ingreso Mínimo Vital mientras se han seguido permitiendo los cortes de suministros y desahucios).

Y cuando los y las trabajadoras deciden movilizarse para mejores sus condiciones de vida, como fue el caso en Cádiz con la huelga del metal el pasado noviembre, de nuevo este gobierno actúa como todos los demás: represión, detenciones y tanquetas. Y por si eso fuese poco, este mismo gobierno progresista, que ha dejado en la cárcel a sindicalistas como Fran Molero, no tiene el más mínimo reparo en indultar a una empresaria granadina (vicepresidenta de la patronal de empresarios de Granada y sobrina de uno de los empresarios más importantes de la hostelería granadina y máximo dirigente de Vox en Granada, de familia propietaria de grandes latifundios de cañas de azúcar en la costa tropical) condenada en firme a 3 años de cárcel y responsable de la muerte de un trabajador y de 2 heridos graves.

La alternativa a la derecha y a la extrema derecha no debe recaer en un gobierno de coalición entre PSOE y UP “made in Andalucía”. Esa llamada “alternativa” se encontraría con el mismo problema que con el que se ha encontrado el gobierno central: no estar dispuesto a asumir una política que se enfrente a los intereses de los que más tienen. De esa forma es imposible cambiar las vidas de la mayoría y se acaba siempre aplicando políticas contrarias a los intereses de los y las trabajadoras y de la juventud y por ende reforzando a medio plazo a las derechas.

Hace falta una izquierda que se enfrente a esos intereses en la calle, en las empresas y en los centros de estudio y durante todo el año

Hace falta que la izquierda que se moviliza en la calle, en los centros de trabajo o en los centros de estudio irrumpa también en el debate electoral para dejar claro que ninguna de nuestras conquistas sociales se han logrado mediante las contiendas electorales o los debates parlamentarios. La historia está plagada de ejemplos que demuestran que dichas conquistas han sido siempre fruto de las huelgas y de las movilizaciones de l@s trabajador@s.

En ese sentido habría sido imprescindible lograr candidaturas unitarias de esa izquierda para estas elecciones. Desde Izquierda Anticapitalista Revolucionaria IZAR lanzamos esa propuesta a organizaciones y sectores anticapitalistas, revolucionarios y soberanistas andaluces como Nación Andaluza o el PCPA. Sin embargo, dichas organizaciones han preferido presentarse por separado el próximo 19J. Respetamos su decisión pero seguimos pensando que es un error. Los y las que coincidimos en la calle y seguimos movilizándonos independientemente de quién esté gobernando, deberíamos estar en capacidad de poder visibilizar una candidatura unitaria con ese mensaje que no sembrara falsas ilusiones en las instituciones. Seguro que de esa forma daríamos más confianza a tod@s aquell@s que piensan que la mejor forma de enfrentarse a las políticas de austeridad y a los intereses de la patronal sigue siendo mediante las movilizaciones y las huelgas.

En ese sentido, desde IZAR ensamos que la candidatura de Adelante Andalucía encabezada por Teresa Rodríguez no responde a esa premisa ya que tal y como hemos escrito en otros artículos sigue teniendo como brújula la cuestión institucional como horizonte central dejando de lado la necesidad de la movilización y las huelgas para reconstruir la conciencia de clase de nuestro bando social y para arrancar conquistas sociales. Al final, ell@s también acaban cayendo en el error de limitarse en pensar que las movilizaciones son sólo un apéndice para reforzar sus posiciones institucionales y que los cambios reales se dan ocupando los parlamentos (http://izar-revolucion.org/que-hay-detras-de-la-iniciativa-andalucia-no-se-rinde/)

Esto es lo que explica que cuando hay que solidarizarse con la movilización del pueblo catalán (https://drive.google.com/file/d/1mWg5-N0Y56h4C9-Qq30jC11b2Vm7uXsL/view), hay que oponerse a la construcción de una base militar en Córdoba (http://izar-revolucion.org/no-es-oro-todo-lo-que-reluce-ls-diputads-de-anticapitalistas-votan-a-favor-de-la-creacion-de-una-base-logistica-militar-del-ejercito-de-tierra-en-andalucia/) o a la fabricación de armamento de guerra en Cádiz encargado por Arabia Saudí (http://izar-revolucion.org/elegir-entre-paz-o-pan-no-al-chantaje/), los y las compañeras de Teresa Rodriguez acaben siempre priorizando la cuestión electoral a la solidaridad entre los pueblos.

Por todo ello, el próximo 19J Izqueirda Anticapitalista Revolucionaria IZAR nos presentamos a las elecciones para que se pueda visibilizar un discurso que llame a la unidad de los y las que se enfrentan mediante la movilización y las huelgas a los intereses de los ricos, gobierne quien gobierne, y que deje claro que nuestras conquistas sociales son fruto de la lucha y no de los programas electorales.