El último lunes del pasado mayo el gobierno PSOE-UP “celebró” con un acto conmemorativo los 40 años como Estado miembro de la Alianza Atlántica y el ardor guerrero en el que el gabinete más progresista de la historia se ha imbuido estas semanas se ha vuelto obscenamente irrespirable. En el aniversario, presidido por Felipe VI y el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, Pedro Sánchez reafirmó el compromiso del gobierno de coalición con el rearme militar en esta escalada bélica instalada tras la invasión de Ucrania por Putin, cuya miopía geoestratégica al haber insuflado aliento al círculo atlantista, tan cuestionado tras la desbandada de Afagnistán, es digna de estudio.

En su intervención institucional, el presidente volvió a alisarse el uniforme de guerra como ya hizo días antes anunciando el refuerzo, el 2º en 3 meses, del contingente militar español en Letonia, y dijo en tono solemne que se pone el primero en la fila de los estados occidentales que aceptan el mayor rearme desde la II Guerra Mundial, paralelo al papel de nuestro país hace 40 año al adherirse a la Alianza Atlántica. El objetivo de alcanzar el porcentaje del 2% del PIB en Defensa ya ha sido aceptado por el canciller alemán Scholz y se convierte en una cifra de referencia para todos los socios de la UE. En el caso del E.Español, este incremento se suma al histórico presupuesto de Defensa para 2022, como denuncia el Centre Delàs d’Estudis per la Pau por mucho que Yolanda Díaz entone que este gobierno es pacifista.

Pedro Sánchez justificó este histórico espaldarazo económico a la industria al ser “imprescindible reforzar las capacidades de disuasión” porque “es mucho mayor el coste de quedarse de brazos cruzados, mientras se pone en jaque la libertad y el modelo de convivencia pacífica”. Para el líder del partido que dio la vuelta como un calcetín su “OTAN, de entrada, NO”, era imprescindible poner el acento en lo histórico de la próxima cumbre a finales de junio que presidirá: “Definiremos en la cumbre de Madrid la estrategia de la OTAN para la próxima década. El nuevo concepto estratégico es la primera oportunidad para afrontar el futuro con decisión, para responder a los nuevos retos y superar obstáculos que pensábamos superados”.


Ni la vicepresidenta segunda ni los ministros de Unidas Podemos asistieron al acto pero sí realizaron las acostumbradas piruetas discursivas en sus declaraciones para hacer la oposición al gobierno del que forman parte desde como si las deciciones del consejo de ministros no fueran colegiadas: la enésima ceremonia de la confusión para seguir engañando a su electorado a la vez que, por ejemplo, IU-PCE están paticipando en la preparación de la contracumbre en Madrid y en la Asamblea contra la OTAN. Un par de días después de que Ione Belarra pidiera celebrar una “conferencia por la paz” en lugar de organizar la cumbre, Alberto Garzón se limitó a recordar su “compromiso absoluto e inquebrantable con el acuerdo del gobierno PSOE-UP” y Jaume Asens llegó afirmar que “esa actitud crítica puede ser compatible con una representación institucional”.

Con estos firmes mimbres ideológicos de Unidas Podemos en los que se puede soplar y sorber sin despeinarse a la vez, el cinismo no necesita definición. Mientras que Pedro Sánchez intenta convencernos por si acaso que estando en la Alianza Atlántica nos situamos en el lado correcto de la historia con un gasto de la cumbre de alrededor de 37 millones de euros y desde Interior se ordena monitorizar las redes, colectivos, asambleas y plataformas antiOTAN empiezan a desperezarse y convocan ya movilizaciones en torno al 26 de junio en Madrid, Murcia, Zaragoza, Valencia, Almería, Galicia o Catalunya con manifiestos unitarios firmados por organizaciones políticas y sindicales.

Izquierda Anticapitalista Revolucionaria IZAR estaremos en las movilizaciones antiOTAN convocadas en junio para denunciar que el único objetivo de esta cumbre es reforzar los intereses imperialistas de EEUU y de la burguesía europea y que la historia de esta sangrienta alianza no entiende ni entenderá de número de muertes, violencia ejercida y gasto militar. Igualmente señalaremos la hipocresía del neorreformismo que saldrá a las calles mientras firma en el BOE llevar el gasto en Defensa a niveles nunca concebidos.