Durante la campaña, desde la CUP habéis defendido la necesidad de materializar el mandato del 1O e implementar República, pero esto no será posible sin la confrontación directa con el Estado español. Vista la actitud titubeante de PdCat y ERC en momentos cruciales ¿volverá a apoyar o participará la CUP en un gobierno de coalición? ¿Podrán ponerse en marcha los decretos de la dignidad e implementarse República social?
Desde la CUP nuestra campaña ha sido muy clara y centrada en dos grandes líneas de actuación: por una parte la implementación de la República y por otra parte lo que hemos denominado los decretos de la dignidad, que son toda una serie de medidas de carácter social que no únicamente es revertir los recortes sino que también supone la construcción de una república con un carácter plenamente social desde su inicio. Nosotros apoyaremos o no apoyaremos en primer lugar una investidura y en segundo lugar un gobierno dependiendo de algo que es el traslado de esas dos líneas de actuación de la campaña electoral a la construcción de un nuevo gobierno (o de una investidura) y que pasa por observar si hay una voluntad clara de construir República catalana y de revertir los recortes.
Si alguien se plantea que nosotros vamos a coincidir en estrategia con quien gestione nuevamente una autonomía y quien mantenga el estatus quo desde un punto de vista social, evidentemente se equivoca. También hemos de decir que ello viene en todo caso determinado por aquello que decían nuestras asambleas o nuestra Asamblea Nacional. Y por último venimos poniendo encima de la mesa que no basta únicamente con la institucionalidad burguesa si no que se ha de generar una nueva institucionalidad de base, generar dinámicas de doble poder para poder superar lo que significa el Régimen del 78 no únicamente desde una visión del Estado español, si no desde una concepción del poder burgués. Esto lo estamos planteando de una manera abierta también para que ese doble poder vaya por una Asamblea Constituyente donde se pueda discutir absolutamente todo.
No queremos ocultar que nuestros resultados de las elecciones han sido peores de lo que esperábamos y que evidentemente eso configura una correlación de fuerzas desde un punto de vista institucional que es menos favorable a construcción de la República por un lado y a la construcción de la República de carácter plenamente social, pero también decimos que lo determinantes no está tanto en la correlación de fuerzas que podamos tener en las instituciones si no sobre todo la correlación de fuerzas que tengamos en la calle, en las movilizaciones y en la construcción de contrahegemonía. Por lo tanto, puede parecer en una primera impresión que tenemos una peor correlación de fuerzas, pero eso no va a venir determinado por la institución, sino fundamentalmente por lo que nosotros y nosotras podamos construir en las movilizaciones.
¿Qué perspectivas de movilización y desobediencia civil tenéis para los próximos meses? ¿Se podrá sostener el movimiento por la República y los derechos sociales en el tiempo?
Podemos contestar desde la CUP a lo que nosotr@s vamos a intentar hacer, que evidentemente es impulsar toda expresión de ruptura, ya sea ruptura en relación al reconocimiento de tribunales españoles, ruptura para recuperar la gestión de una autonomía absolutamente intervenida y ruptura en relación a mantener políticas antisociales desde el Govern de la Generalitat de Catalunya. Esa va a ser nuestra práctica. La realidad en cuanto a ritmos y dinámicas que pueda tener el desarrollo del proceso nacional y de un nuevo proceso social se nos escapa en cuanto al análisis. No lo hemos hecho todavía. Cierto es que hemos tenido una aceleración en todos los sentidos y no en una única dirección del proceso nacional catalán. Una aceleración en positivo, evidentemente, ante la ruptura pero también retrocesos en cuestión de días.
No es descartable -y no es un análisis que haya hecho la CUP si no que yo realizo actualmente a día de esta entrevista- que tengamos un proceso de reflujo profundo que puede venir muy determinado sobre todo por la realidad institucional, eso no es descartable, y yo creo que es la perspectiva mayoritaria, pero también la propia realidad de los últimos años nos lleva a no hacer análisis mecanicistas, es decir cualquier pequeño incidente provoca acelerones y giros permanentes en la profundización de procesos nacional y también podemos tener una realidad de radicalización política hacia la izquierda. Nosotros y nosotras sí que os podemos decir que una de las cuestiones que vamos a trabajar como esencialidad es la aportación de elementos subjetivos a fin de que haya un proceso de aceleración.
Los CDR han jugado un papel fundamental en la realización del referéndum, la huelga del 3 de octubre y en general la autoorganización del movimiento. Estas últimas elecciones, ¿afectarán de alguna manera a estos sectores?
Si bien hay una participación muy importante y destacable de miembros de la izquierda independentista y de la CUP, los CDRs no son, como ya sabéis, organismos que sean dependientes de la CUP. El resultado electoral podría tener alguna influencia pero seguramente la mayor influencia es la observancia de si el proceso se acelera o si sufre una marcha atrás. La realidad seguramente pasa más por ver si los CDRs ponen encima de la mesa una dinámica propia, unos planes de lucha y unas tareas muy concretas y eso pudiese dar cuerpo a esa nueva institucionalidad o por el contrario, si eso no se hace, seguramente quedarán muy determinados por la dinámica institucional y por tanto, en la línea que plantaba anteriormente, podría darse un proceso de retroceso en cuanto a la configuración que suponen los mismos.
¿Cómo trabaja la CUP hacia sectores de la clase trabajadora que no apoyan el proceso independentista (sectores industriales, zonas obreras p.ej. del cinturón de Barcelona…)?
Hasta ahora no podríamos hablar de que la CUP tengo una política concreta, propia, clara y diferenciada en relación al movimiento obrero o al movimiento sindical, entre otras cosas porque la CUP es un espacio electoral más allá de que el movimiento político de la izquierda independentista y de la izquierda anticapitalista desborda esa realidad institucional. Aún así, siempre nosotros y nosotras decimos que no somos solo un espacio electoral, pero ello, evidentemente, determina mucho que no haya una política específica. A partir de ahora, y forma parte de una de las discusiones que llevamos poniendo encima de la mesa, vamos a tener una política específica sobre el conjunto de la clase trabajadora.
Sí que creo que tanto la CUP como incluso de la premisa de la pregunta, nos teníamos que hacer una reflexión porque en ocasiones se plantea cómo la CUP va a intervenir específicamente en determinados barrios y zonas obreras del entorno de Barcelona cuando eso pareciese que nos lleva una política específica solo para entorno de Barcelona y no nos planteamos por qué también un sector de la clase trabajadora que no se identifican con el Estado español, también está votando a JxCat por lo que necesitamos, más que lo que en ocasiones se nos plantea de ‘cómo vais a intervenir en esos barrios obreros en los que gana Cs’, lo que necesitamos simplemente es una política específica y de clase para el conjunto de la clase trabajadora con independencia de cual sea su origen e incluso con independencia de cual sea su intención de voto, ya sea para la derecha que representa JxCat, para la derecha que significa Cs, e incluso para votantes nuestros. Lo que tenemos que hacer es tener una política clara de clase, de intervención el conjunto de la clase, e intervención muy potente también de acompañamiento el movimiento sindical más combativo.
Del mismo modo se hace necesario el apoyo de la clase obrera del Estado español, pero las movilizaciones en apoyo al pueblo catalán han sido minoritarias y los sectores más mayoritarios de la izquierda como Podemos o IU se sitúan en una posición de equidistancia entre la represión del Estado y el proces ¿qué dirías a esos sectores para convencerlos de la necesidad, también para los trabajadores del estado español, de apoyar la implementación de la República?
En primer lugar lo que decimos es que nosotros estamos plantando una ruptura con el Estado español pero nunca vamos a plantear una ruptura en relación al conjunto de la clase trabajadora del Estado español. Entre otras cosas porque lo que nos une a la clase trabajadora del estado español no es la bandera rojigualda, eso no nos une, lo que nos une al conjunto de la clase trabajadora es la condición de clase. Y lo que le decimos a nuestros hermanos y nuestras hermanas de clase es: ahora mismo, igual que el pueblo de Catalunya sufre una realidad muy determinada por el régimen del 78 y por lo que significan las políticas de las troika, que es la expresión política del capitalismo en la actualidad para el sur de Europa, nosotros y nosotras les decimos que haya una ruptura en Catalunya, con la construcción de una república en oposición al régimen del 78 y que ello abra la potencialidad de que en Catalunya se puedan revertir políticas derivadas de la troika, lo que hoy en día impone el capitalismo, evidentemente no solo abre una puerta para Catalunya sino que también abriría las posibilidades de una ruptura para el conjunto los pueblos del estado español.
Por lo tanto pensamos que la ruptura en relación al Régimen del 78 también abre posibilidades desde punto de vista político para el conjunto de la clase trabajadora y se tiene que observar como una posibilidad no únicamente de implementación de república, y por lo tanto de una realidad más democrática, si no en términos de construcción de una sociedad socialmente más justa, que para nosotros es el socialismo, pero que cuanto menos, en la actual fase, se plasma en revertir recortes inmediatamente.