El 1 de octubre llegó finalmente a Catalunya y pese a que Rajoy había repetido que no habría referéndum, ha habido urnas, papeletas y colas para votar de miles de catalanes y catalanas. Desde primera hora de la mañana las escenas de una brutal represión no han dejado de sucederse en los colegios ocupados durante toda la noche. Las fuerzas policiales ha actuado sin contemplaciones con gas lacrimógeno y pelotas de goma contra la movilización, los muros humanos y las sentadas en ciudades y pueblos con un saldo de más de 830 herid@s.
No compartimos en absoluto el relato del govern en el cual los Mossos d’esquadra se convirtieron en “la policía aliada del pueblo catalán” frente a la Guardia civil y la policía nacional, los refuerzos que venían de Madrid. Es amplio el historial de represión contra el movimiento obrero y estudiantil que la policía catalana tiene a sus espaldas, como las cargas a l@s manifestantes contra la LOU bajo órdenes de ICV durante el tripartito y contra la manifestación del 15M que rodeó una sesión del Parlament que votaba un paquete de recortes en junio de 2011. No son “compañeros” del movimiento sino que cumplen el mismo papel coercitivo. Está por ver su actuación en la huelga general del martes.
A modo de boomerang, a lo largo de estos últimos días se han sucedido concentraciones y manifestaciones de solidaridad en diferentes ciudades del país. La violencia del estado ha sido noticia a nivel internacional y Catalunya se ha convertido en preocupación para la UE. El derecho a decidir, hoy protagonista, ha tocado como nunca antes la fibra a un régimen del 78 que sigue desmoronándose. Sin embargo, como afirmamos, ningún referéndum llevará a una autodeterminación efectiva sin la movilización de la clase trabajadora y la juventud.
La convocatoria de huelga general el martes 3 de octubre en Catalunya abre una oportunidad para llevar a los centros de trabajo y estudio la extensión de la lucha en defensa de los derechos democráticos y abrirla a cuestionar qué tipo de sociedad queremos: plantear prohibir los despidos, el impago de la deuda, la derogación de las reformas laborales, la expropiación de la banca, etc. La República catalana que quieren construir Puigdemont y Junqueras no tiene nada que ver con un proyecto de Catalunya de y para la clase trabajadora. Las declaraciones del president apelando a los valores de la UE presagian el deseo de un estado catalán cómodo en una economía de mercado y bajo las reglas del déficit cero. Tenemos claro que ninguna declaración unilateral de independencia romperá con el capitalismo.
Al apoyo de las CUP a la huelga anunciada por CGT, la IAC y COS esta misma noche se han sumado CCOO, UGT, la Asamblea Nacional Catalana y Ómnium. La jornada de paro en Catalunya debería ampliarse en el tiempo, pasar del terreno defensivo y contra la represión del estado a facilitar la autoorganización de las y los trabajadores, construir desde los centros de trabajo una huelga reconductible que ponga contra las cuerdas a Rajoy y cualquier intento de negociación de la Generalitat, y enfrentarse a las políticas antiobreras de tanto los gobiernos de Rajoy como de Mas-Puigdemont. Sólo es válida una respuesta de clase y con independencia de la burguesía catalana.
Ello requiere que las organizaciones políticas y sindicales del resto del estado con implantación en el mundo del trabajo y la juventud apoyemos de forma unívoca, unitaria y lo más masiva posible este paro y exijamos a las direcciones sindicales tirar del tod@s mismo lado y dilatar la movilización en el tiempo. Debemos sostener desde las calles del estado español la autodeterminación nacional y social de Catalunya y explicar que sólo podrá ser real con la extensión de la huelga general y la clase trabajadora y la juventud movilizadas.
Desde Izquierda Anticapitalista Revolucionaria IZAR creemos firmemente que el proceso en Catalunya es una oportunidad que se nos brinda a las y los revolucionarios para intensificar la presión y el vértigo de los capitalistas, hacer caer al gobierno de Rajoy y tumbar definitivamente el régimen del 78.