
Una vez más nos convertimos en espectadores de una destrucción total de la naturaleza, con muchos frentes de fuego arrasando el país. Cientos de miles de hectáreas de bosque quedaron reducidas a cenizas, miles de animales murieron, decenas de asentimientos y pueblos han sido borrados del mapa, centenares de personas se trasladaron en masa viendo cómo se quemaban sus hogares. Y no se ha detenido esta catástrofe. También se han perdido 2 vidas humanas de un bombero y un voluntario que ayudaba a apagar el fuego. El sentimiento de tristeza y rabia que trae esta catástrofe debe convertirse en una lucha colectiva por la defensa de la naturaleza y nuestras vidas con un proyecto ecosocialista anticapitalista.
Este gobierno, como los anteriores, es responsable de continuar con la política criminal de devaluar la protección de los bosques para proteger los intereses capitalistas. El gobierno de Nueva Democracia gestiona esta situación comunicativamente proyectando la “responsabilidad individual”, una vez más, y culpando al calor, al “material combustible” de los bosques y a los vientos, que en general fueron débiles. Por persistentes y continuas que sean las olas de calor producto de la crisis climática, esto no significa que la situación con los incendios deba hacerse incontrolable y que no se podrían abordar en el momento en que surgieron. Es el uso capitalista imprudente de los recursos naturales, el desmantelamiento total de la protección forestal y de extinción, el tratamiento de los incendios forestales en términos de represión más que de prevención, las obsesiones neoliberales de reducción de recursos y personal.
El cambio climático, cuyas consecuencias vemos todos los días, y especialmente este año, han golpeado muchas regiones del país (inundaciones, olas de calor, incendios) y no puede servir de excusa para un gobierno tan comprometido con la doctrina del desarrollo capitalista más agresivo, que por sí mismo trae y acelera el cambio climático.
El gobierno, abdicando de sus responsabilidades por esta situación, defiende ostensiblemente la vida humana. Queriendo no tener el daño que en e distrito de Mati (en la región del Ática) causó a Syriza como gobierno (con más de 100 muertos), está desorientando con sus declaraciones. En el caso de que solo lloremos a otras víctimas de incendios, deja áreas enteras en llamas y no plantea el tema de restablecer un solo servicio de incendios forestales, con medidas de prevención de incendios, con la tala y mantenimiento de los bosques por parte de personal permanente, que durante años se ha deforestado y se ha fusionado con el departamento de bomberos de la ciudad.
Este desastre indecible podría haberse evitado, pero los capitalistas y sus gobiernos tienen otras prioridades. El gobierno no es generalmente incompetente e ineficaz. Como cualquier gobierno burgués, opera sobre una base de coste-beneficio. Esta gestión es destructiva tanto para la naturaleza como para la protección de la vida humana. En lugar de dar dinero a los departamentos forestales, se dan dos mil millones para la compra de aviones Rafale por la intensidad de la competencia militar con Turquía, con el estado griego a la cabeza de la carrera armamentista. En lugar de comprar camiones de bomberos y equipos de extinción de incendios aéreos, se crean fuerzas policiales para reprimir las luchas y que los policías ingresen a las facultades. En lugar de cuidar la protección de los bosques no solo estacionalmente sino durante todo el año, se están llevando a cabo nuevos proyectos de extracción de petróleo y gas, la construcción de enormes parques eólicos en los bosques destruyendo la tierra, los mares y el aire que respiramos.
Ante esta catástrofe no permaneceremos indiferentes. Nuestro dolor e ira como clase trabajadora se convertirá en la voz de la lucha contra la destrucción del planeta y el sistema que destruye las vidas que viven en él. Llevamos como trabajador@s la angustia de la humanidad por vivir en un mundo que no será destruido por las intervenciones capitalistas sobre la naturaleza y la expansión de la economía capitalista que quema bosques para ser favorecidos con nuevos lugares de lucro, que cimenten ante cualquier deseo de urbanizar y convierten los bosque en centros urbanos. Defenderemos el derecho a la protección de la naturaleza a través de formas de autoorganización y lucha, a través de redes de solidaridad y ayuda mutua en las áreas afectadas, a través de movimientos ambientales contra la minería y los parques eólicos y un plan de acción coherente para una alternativa ecosocialista revolucionaria, con otro modelo de producción y consumo.
No nos convertiremos en pilares de la unidad nacional para “ser responsables”, ni de las propuestas capitalistas de rentabilidad sostenible y crecimiento verde, cuando sabemos que el modelo de desarrollo capitalista es el culpable de esta catástrofe. Reconocemos este deber al darnos cuenta de cuánto se han devaluado nuestras condiciones de vida y de trabajo como trabajador@s e la gestión de la pandemia de Covid, que tambien es el resultado de la destrucción del planeta.