El 13 de febrero, el ministro del interior Gérald Darmanin anunció su intención de disolver el grupúsculo de extrema derecha Generación identitaria. Esta organización se declara abiertamente racista. Considera que las personas que no son blancas no tienen cabida en Francia. Además, es abiertamente antidemocrática y contraria a las luchas obreras. Agrupa principalmente a hijos de la vieja burguesía, incluso de la aristocracia, nostálgicos de un viejo orden social y moral.
En 2014, en Lyon, 2 de sus dirigentes fueron condenados por agresiones con arma blanca. En 2018, en Marsella, veintidos de sus militantes atacaron violentamente locales de la asociación SOS Mediterráneo, que presta ayuda a inmigrantes. En 2017, Generación Identitaria recibió una donación de 1000€ del fascista neo zelandés Breton Tarrant, el cual 2 años más tarde mató a 50 personas en atentados contra mezquitas.
Pero no es por todo este currículum que Darmanin quiere disolver a esta organización ultraderechsta. Lo que ha provocado esa decisión ha sido su última operación en los Pirineos contra los y las inmigrantes. Operaciones similares se habían hecho ya en Los Alpes sin condena alguna.
Nuestro campo social no tiene nación ni fronteras
En 2019, Francia expulsó a más de 55.000 sin papeles. L@s demandantes de asilo tienen que superar una verdadera carrera de obstáculos para que al menos se estudien sus casos aunque normalmente son rechazados, a pesar de los riesgos mortales que conlleva la vuelta a sus países de origen… En cuanto a l@s que logran permanecer en Francia sin permiso de residencia, les espera una precariedad segura, con empleos mal pagados y sin respeto a ninguna legislación laboral, viviendas insalubres y un miedo constante de pasar controles, ser arrestados y expulsados. De hecho, Darmanin le reprocha a Generación Identitaria querer hacer una labor que ya hace la policía sin descanso.
L@s sin papeles nunca son los ricos ejecutivos de las empresas o los altos dignatarios del estado: son trabajadores y trabajadoras. Son nuestros hermanos y hermanas porque cuando se trata de explotar a la patronal les da igual la nacionalidad, el color o las convicciones religiosas.
L@s sin papeles nunca vienen de países ricos, siempre provienen de países en desarrollo, sobretodo de antiguas colonias francesas. Países cuyas economías siguen aún dominadas por las grandes potencias y son sumisos a las necesidades de las multinacionales, como la extracción de materias primas, ciertos productos agrícolas o incluso parte del montaje industrial. Y estas multinacionales, como Areva, Bolloré, Bouygues, Orange o Total en África del oeste, ocupan como casi monopolios los mercados públicos. Es el mantenimiento de esta situación neocolonial la que justifica la presencia militar francesa en África, ininterrumpida después de la colonización.
Al gobierno y la burguesía francesa no les gusta que les recordemos esta situación. Siguiendo los pasos de los columnistas de extrema derecha, la ministra de Enseñanza superior e Investigación, Frédérique Vidal, ha lanzado también una ofensiva contra el “islamoizquierdismo”, un concepto que los académicos señalan que no tiene ningún tipo de base científica, pero que permite denunciar y desacreditar todo lo que investigue e interrogue la historia colonial francesa, el trato hacia los hombres y mujeres colonizadas y su descendencia, que haría entender su discurso y aportaría uno alternativo al del estado.
Contra todos nuestros enemigos: ¡unidad de clase!
De esta forma, el gobierno se compromete con la extrema derecha y su política le otorga una legitimidad cada vez mayor. Disolver la organización Generación Identitaria permite hacer creer que el gobierno y sus cargos son antirracistas. Pero si hoy lo utilizan contra la extrema derecha, nada les impide hacerlo en un futuro contra las organizaciones del movimiento obrero, antirracista y antifascista.
Además, el sábado 20 de febrero, cuando unos centenares de personas se reunían en París en apoyo a la organización Generación Identitaria, su grupo contó con la protección de la policía…mientras que una manifestación antifascista era prohibida y reprimida. El militante de los chalecos amarillos, Jérôme Rodrigues, fue incluso arrestado, lejos de la manifestación, en un control policial.
¡Para enfrentar al enemigo mortal de los trabajadores y trabajadoras que es la extrema derecha, no podemos contar con otro enemigo mortal que es el gobierno y el estado capitalista!