Una derogación íntegra de la reforma laboral que habrá durado sólo unas cuantas horas

El último debate parlamentario para prorrogar el estado de alarma no dejó nada interesante que destacar. En cambio, el “postpartido” sí que tuvo migas al hacer público EH Bildu un acuerdo, alcanzado con el PSOE y Unidas Podemos, para derogar íntegramente la reforma laboral de Rajoy de 2012 en cuanto acabasen las medidas extraordinarias relacionadas con el Covid-19.

Sonaron entonces todas las alarmas. Desde las del PSOE y las del gobierno hasta la patronal pasando por los grandes grupos mediáticos. Unos recapacitando y dando marcha atrás frente a la presión ejercida por los otros. Así pues, en menos que canta un gallo, fuentes del PSOE y del gobierno lanzaban una nota aclaratoria para dejar constancia que sólo derogarán los aspectos más lesivos de dicha reforma y que los plazos serán mucho más dilatados en el tiempo.

Se sucedieron entonces todo tipo de declaraciones. Por un lado, las internas al propio gobierno con la ministra de Economía y vicepresidenta tercera, Nadia Calviño, a la cabeza, que dejaba claro en un acto del Cercle d’Economia que”sería absurdo y contraproducente abrir un debate de esta naturaleza y generar la más mínima inseguridad jurídica en este momento. Los contribuyentes, yo creo, nos pagan por solucionar problemas y no para crearlos”.Se puede decir más alto, pero no más claro, y por mucho que el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, dijera al día siguiente que iba a ser “cristalino” y que tanto el acuerdo de gobierno como el firmado con EH Bildu consistía, efectivamente, en una derogación total de la reforma laboral y en ningún caso parcial, sólo 5 días después del anuncio, el gobierno de coalición rectifica y anula el compromiso de derogar íntegramente la reforma laboral. Efectivamente, más cristalino, imposible.

La presión de la CEOE y el papel rastrero de las direcciones de CCOO y UGT

Este “gobierno de izquierdas” no habrá aguantado ni unas horas la presión ejercida por la CEOE al anunciar, ésta que rompía el diálogo social hasta que no se aclarase lo sucedido. Esto dice mucho de la no disposición de este ejecutivo a confrontar con los intereses de la patronal y de las grandes fortunas así como del grado de sometimiento a sus dictados. Un ejemplo más que va en la misma dirección que la política llevada a cabo durante esta pandemia que se ha centrado en regalar miles de millones a las empresas, en ahorrarle a éstas el 100% de los sueldos de l@s trabajador@s incluid@s en ERTEs, en disminuir su sueldo en un 30%, en no prohibir verdaderamente los despidos o en obligar a l@s trabajador@s a acudir a sus puestos de trabajo aunque éstos no fuesen esenciales mientras que en los sectores que sí lo eran las medidas de seguridad brillaran por su ausencia.

En una entrevista concedidaal día siguiente de conocerse el acuerdo con EH Blidu, el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, hablaba en estos términos de la derogación íntegra de la reforma laboral: “Este tipo de cosas no se nos pueden hacer, porque es un tema muy serio y muy grave. (…) en la política hagan lo que tengan que hacer, pero por favor no jueguen con las cosas de comer de esta manera porque es muy peligroso”. No lo podía dejar más claro. El problema no es tal y como nos lo han pintado patronal, burocracias sindicales y medios de comunicación si el anuncio de la derogación se ha hecho sin contar con los agentes sociales. El problema es claramente material y tiene que ver con “el comer” de la patronal. En efecto, uno de los elementos importantes en juego con la derogación íntegra de la reforma laboral es dificultar y encarecer el despido para los empresarios. Viendo la cantidad de despidos por venir, significa mucho dinero desembolsado.

Esto es lo que deberían de haber denunciado y de haber puesto en el candelero mediático tanto CCOO como UGT, pero en lugar de eso han preferido, una vez más, limitarse a ser el perro faldero de la patronal exigiendo incluso al gobierno de Sánchez-Iglesias que no hagan ninguna derogación total sin negociarlo antes con la CEOE. Como si el gobierno de Rajoy hubiese consensuado en 2012 su reforma laboral con las organizaciones sindicales y con el mundo del trabajo.

Para vomitar. Las direcciones sindicales de CCOO y UGT, echando un capotazo a la patronal en detrimento de los intereses de l@s trabajador@s. No es de extrañar que el presidente de la CEOE hablara en la misma entrevista en estos términos de los secretarios generales de CCOO y UGT: “yo tengo que agradecer y tengo que decirlo, lo que pasa es que no sé si le hago una faena. Tengo que agradecer porque además es que me llamó él (Pepe Álvarez, secretario general de UGT), y hablé también con Unai (Unai Sordo, Secretario general de CCOO), porque que tengamos diferencias (…) no significa que no tengamos una muy buena relación personal y yo tengo que decir aunque igual luego me mata que le tengo mucho aprecio, me parece un gran sindicalista y un gran defensor del mundo del trabajo”.

La política de la paz social llevada a cabo por las direcciones de CCOO y UGT durante tantos años ha creado la ilusión de que es posible buscar unos intereses comunes entre patronal y trabajador@s, en lugar de visibilizar que los intereses entre unos y otros son irreconciliables y que la riqueza de unos se basa en la explotación y precariedad de los otros. El diálogo social del que tanto hablan estos días sólo ha generado desmovilización y desregularización de l@s trabajador@s que a menudo han tenido que hacerlo a pesar de sus direcciones sindicales. Al presidente de la patronal no se le ha escapado esa cuestión y por eso habla en estos términos de la paz social y de la gran labor de colaboración de las direcciones de CCOO y UGT: “Nosotros llevamos 40 años negociando, o sea, la paz social en España es, yo siempre lo digo, la mejor infraestructura de un país, y eso en España lo hemos hecho con los sindicatos juntos”. Cristalino.

Para no volver a pagar esta crisis, vamos a tener que movilizarnos

En la anterior crisis, l@s trabajador@s y la juventud pagamos los platos rotos. Mientras tanto, los ricos se hicieron más ricos y las empresas del IBEX 35 aumentaron sus miles de millones de beneficios por año. Hay que asumir de una vez que, para que no volvamos a pagar esta crisis, vamos a tener que enfrentarnos mediante la movilización y las huelgas a los intereses de los Amancio Ortega y demás Botín.
Hay que acabar con esa idea que consiste en hacernos creer que las riquezas las generan la patronal. La realidad es bien distinta y esta crisis sanitaria lo ha dejado muy claro. Sin el trabajo diario de l@s asalariad@s la sociedad no funciona y las riquezas no se generan. Sin l@s sanitari@s, sin l@s reponedor@s, sin l@s jornaler@s, sin l@s transportistas, sin l@s cajer@s no habría sido posible ni curarnos, ni alimentarnos. Es el momento, por tanto de exigir mejores condiciones laborales, mejores salarios, mejores servicios públicos para tod@s nosotr@s y eso no es posible sin enfrentarnos a los miles de millones de beneficios de las grandes empresas, sin negarnos a pagar la deuda o sin derogar las reformas laborales.

Los intereses de unos y otros son contrapuestos. Nada bueno tenemos que esperar de las direcciones sindicales que piden al gobierno negociar con la patronal antes de derogar la reforma impuesta sin ningún tipo de consenso por Rajoy en 2012, al igual que nada bueno tenemos que esperar de un gobierno que no está dispuesto a coger el dinero dónde está, por ejemplo, exigiendo la devolución de los 65.000 millones de euros del rescate bancario, ampliando los impuestos a las grandes fortunas, prohibiendo verdaderamente los despidos o requisando de manera permanente los recursos de la sanidad privada y de los residencias privadas de mayores para ponerlas al servicio del conjunto de la población de manera pública y gratuita.

Las organizaciones políticas, sociales y sindicales que nos creemos la consigna de: “Los y las trabajadoras no volvemos a pagar una nueva crisis” tenemos la responsabilidad de reagrupar y hacer converger mediante la movilización y las huelgas a todos y todas las que levantan la cabeza y se movilizan a diario en estas claves ya sea en los centros de trabajo, de estudio o en sus barrios. La visibilización de un programa de urgencia social que haga pagar la crisis a los capitalistas, se enfrente a la lógica de la búsqueda del máximo beneficio y cree una hoja de ruta para imponerlo es el mejor antídoto al ascenso de la extrema derecha que intenta monopolizar estos días, además de la oposición en las instituciones, el descontento en la calle. Las primeras movilizaciones convocadas por organizaciones políticos, sociales y sindicales combativaseste pasado fin de semana muestran el camino a seguir.