
Durante el mes de marzo la comunidad educativa catalana ha vivido, en total, 7 días de huelga para luchar por los derechos de todos y todas, por una educación pública, de calidad y en catalán, y por unas condiciones laborales dignas para todos los trabajadores del sector.
Desde el 8 de marzo, con una convocatoria de huelga general por parte de CGT, hasta el día 30 de este mismo mes, docentes, estudiantes y familias se han implicado, de distinta manera y en diferentes momentos, en la lucha por la defensa del sistema educativo catalán, por acabar con las imposiciones por parte del estado central en él, y por el rechazo a las políticas privatizadoras y contra los derechos laborales del Govern.
Así pues, y como ya explicábamos en nuestro anterior número de esta revista, el colectivo docente estaba convocado a 5 jornadas de huelga contra el adelanto del calendario escolar del próximo curso, la obligatoriedad del nivel C2 de catalán al profesorado, el nuevo currículum, por la reversión de los recortes (ratios, plantillas, horarios…), por una inversión mínima del 6% del PIB en educación, la inmersión lingüística o la estabilización del personal interino, entre otras cuestiones. En definitiva, los sindicatos educativos han reclamado con esta huelga una negociación real con los representantes de l@s trabajador@s, pero las masivas movilizaciones de los primeros días (15, 16 y 17 de marzo), aunque forzaron al conseller Cambrany a ofrecer una mesa de negociación, no fueron suficientes para forzar avances en ella y cesiones por parte del Departament d’Educació.
Esto, en gran medida, ha generado desilusión entre el profesorado, que ha acudido de manera mucho más minoritaria a los 2 últimos días de huelga (29 y 30 de marzo) y que, además, se ha visto desmoralizado por la puesta en práctica de la principal motivación inicial de la huelga: el adelanto del calendario escolar. De este modo, los puestos a cubrir para el próximo curso serán públicos durante el mes de junio para que los centros tengan al total de su plantilla para trabajar durante algunos días de julio, lo cual era uno de los puntos fuertes de los sindicatos para movilizar, y se ha hecho público un día antes del cuarto día de huelga.
No obstante, y pese a lo que parece que será una derrota, si no total, bastante importante, estos 5 días de huelga han conseguido un seguimiento grandísimo en un colectivo tradicionalmente algo desmovilizado, y que venía de un período de huelgas muy minoritarias, sumando también los abusivos servicios mínimos impuestos desde el Departament. Además, no solo el número de docentes el huelga ha sido elevado, sino también su presencia en las movilizaciones, que comenzaron centralizadas en Barcelona, pero que consiguieron ir abriéndose paso en las principales ciudades catalanas, permitiendo así la participación de todos los territorios en la lucha.
En este mismo sentido, muchos centros han hecho públicos comunicados de apoyo a la huelga, y también los equipos directivos, que de manera conjunta han mostrado su rechazo a las políticas del Govern en materia de educación, que hizo muchas promesas durante el período electoral, pero que no ha cumplido ninguna. Manifestaciones de más de 40000 personas en Barcelona son un claro ejemplo del enorme paso que se ha dado estas semanas en la educación pública catalana, y mucho más el hecho de que el estudiantado haya decidido sumarse a la convocatoria de huelga de los días 29 y 30 de marzo, inicialmente solo apoyados por los sindicatos de trabajador@s. Esto ha supuesto un vaciado general de los centros educativos de secundaria, y ha “salvado”, en gran medida, la bajada en el seguimiento por parte del profesorado.
Sin embargo, resulta llamativo el seguimiento en la huelga, algo más política que laboral, del 23 de marzo contra la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya que obliga a un mínimo del 25% de la enseñanza en castellano en la educación catalana. Esta huelga, con menos sindicatos convocantes, tanto estudiantiles como docentes, pero con mucho más apoyo de organizaciones sociales y de defensa de la lengua, ha tenido un seguimiento menor y movilizaciones menos masivas que las demás.
Es decir, dentro de un contexto de huelga y de lucha, y teniendo en cuenta el desafío económico que ha supuesto para algun@s trabajador@s y familias, el colectivo docente ha priorizado la lucha por los derechos laborales y contra los ataques a las bases de la educación pública en lo que ha sido, además, un rechazo claro a ERC (y sus políticas educativas, cada vez más alejadas de este colectivo), que se ha volcado en la difusión de esta convocatoria. El Govern ha pretendido capitalizar esta protesta contra el ataque a la lengua, lo que ha generado un gran malestar entre los trabajadores y trabajadoras que llevaban ya días en huelga y recibiendo un rechazo tras otro por parte de la administración.
Todo el desarrollo de esta huelga nos deja claros 2 elementos básicos. Por un lado, la lucha por la educación pública y por los derechos laborales sigue siendo, a día de hoy, central en el colectivo docente, y la huelga continúa siendo la herramienta más útil para enfrentarse al estado en cualquiera de sus formas. Por otro lado, el reformismo, con sus “políticas sociales” unidas siempre a liberalismo, no mejora las condiciones de vida de la clase trabajadora, no consigue cambios reales a nivel social y, al fin y al cabo, responde a lo mismo que cualquier gobierno en este sistema: los intereses de la burguesía y de las grandes empresas, muy presentes en todas las reivindicaciones de esta huelga.
Por tanto, el único camino que nos queda es seguir defendiendo una educación pública y de calidad para todos y todas, la lucha conjunta de docentes y estudiantes, la presión al gobierno, sea cual sea, y la autoorganización del profesorado en los centros educativos para no acabar las movilizaciones con esta huelga.