El pasado 13 de enero, un llamamiento sindical muy amplio que incluía hasta los sindicatos de l@s inspector@s y de los directores de centros apelaba a dejar de ir a trabajar. Unos cuantos días después de la vuelta de vacaciones, el nuevo protocolo sanitario anunciado por los medios de comunicación generó una gran confusión y alarma. La novedad de ese protocolo consistía en la sistematización de los tests y autotests. Y sin que esto sorprenda a nadie, cuando se hacen tests se detectan contagios. Pero como siempre, desde hace ya 2 años, no se ha tomado ninguna medida para que las pruebas sean llevadas a cabo por la administración educativa dentro de los centros escolares por parte de sanitari@s.

Todo el procedimiento ha recaído por tanto por un lado sobre las familias pero también sobre los equipos educativos encargados de poner la maquinaria en funcionamiento para rastrear una vez que un caso positivo ha sido detectado y que el conjunto del alumnado de esa misma aula se convierte en contacto estrecho. Esto es por tanto una carga administrativa más que han tenido que asumir sobre todo las directivas de las escuelas que se han visto sobrepasadas y submergidas por llamadas telefónicas de las familias para ir a recoger a sus hijos/as y para hacerles unas pruebas.

Esto añadido a unas condiciones sanitarias que no han cambiado para el personal y para las familias: desde hace 2 años l@s docentes se compran sus propias mascarillas así como las familias. Las maquinas purificadoras de aire son casi inexistentes, el gel hidroalcoholico escasea y los distancia de seguridad son imposibles de llevar a cabo dada las ratios existente en las aulas. Desde la vuelta de las vacaciones de Navidad, algunos centros de secundaria se han puesto en huelga o han exigido su derecho a abandonar el puesto de trabajo basándose en “un riesgo grave e inminente” para el personal tal y como recoge la Ley de Prevención de Riesgos Laborales para denunciar el peligro al que se ven envuelt@s docentes, personal laboral, alumnado y familias.

Frente a este rebrote de casos en la escuela, ante la imposibilidad de enfrentarse al enésimo protocolo y en un contexto de extremo cansancio del personal y de desorganización total de las clases, hasta tal punto de que las inspecciones y jefes de establecimiento dieron la voz de alarma, fue convocada una llamada intersindical a la huelga y al cabo de unos días fue respondida por miles de docentes. En la educación primaria la tasa de seguimiento de la huelga fue del 75% y del 62% en la secundaria. Las asambleas generales no fueron masivas salvo en algunos lugares como en Toulouse o incluso en París intramuros.

Esrta jornada fue un grito salido del corazón, una explosión de rabia cuya voluntad principal era romper con esta situación que ha hecho  a maestr@s y profesor@s dedicar más tiempo a “tragar” los nuevos protocolos y comprobar los test de los padres y madres que a hacer nuestro trabajo, es decir, a enseñar. Pero no había más expectativa que esa, o al menos reflexión, sobre las demandas y las consecuencias, de hecho casi no hubo voluntad de dar continuidada la huelga. Por otro lado, en algunos lugares surgió el deseo de proseguir la movilización con un nuevo día a la semana siguiente.

El sindicato SUD Educación avanzaba la fecha del 18 de enero antes de darse cuenta de que ya estaba prevista una jornada de movilización el jueves 20 para l@s auxiliares de educación. En pocos lugares se votaron jornadas para reconducir la huelga pero no eran fechas idénticas, Secciones sindicales de SUD cambiaron 2 días de huelga por una e incluso algunas cambiaron la fecha del 20 de enero. La misma tarde del 13 de enero, el ministro de Educación. Acompañado por primera vez del primer ministro, anunció algunas pequeñas medidas como las mascarillas FFP2 antes de fin de mes para l@s maestr@s de Infantil (ya que los niños no llevan) y un aumento del número de docentes subcontratad@s. Pero más allá de que no ha cumplido sus promesas, parecía más una provocación en vista de la masividad de la huelga y que lo que arruina la escuela desde hace décadas y el covid ha puesto de relieve es la flagrante falta de recursos humanos y materiales.

La intersindical que llamó a esta huelga del 13 de enero se dividió en el balance y la forma de darle continuidad. Una intersindical más “tradicional” (FSU, CGT, SUD y las organizaciones juveniles) llamó a la movilización del 20 de enero pudiendo convocar huelga, pero estos llamamientos ya estaban fechados para el 18. Entonces mantuvo una cierta confusión que no hizo más que disminuir el seguimiento del 20 de enero respecto a la jornada de huelga del 13 de enero y sin verdaderamente “morder” más allá de los equipos sindicales movilizados a la vuelta de las vacaciones.

Por otro lado, el ambiente creado por lo que está pasando en la educación nacional y que de forma inevitable  impacta ampliamente en otr@s trabajador@s pues pone en cuestión el cuidado de l@s niñ@s da otra posibilidad para la huelga interprofesional del jueves 27 de enero. Esta convocatoria, anunciada el 17 de diciembre, parecía una buena ocasión para demostrar de forma masiva l@s trabajador@s del sector público y privado no lejos de la primera vuelta de las elecciones presidenciales y e un contexto en el que el gobierno avanza a la velocidad de un rayo en el desguace social.

Por eso desde el inicio del año escolar comenzamos, en el sector de la educación como en los demás, a “calentar” a nuestr@s compañer@s de trabajo sobre la necesidad de ir juntos y hacer creíble la idea de conquistar nuestras demandas. Por supuesto, la intersindical no había planeado este tipo de construcción, sino a regañadiente, a pesar del clima establecido por la movilización en la educación nacional. El hecho de que las diversas convocatorias sindicales o asambleas generales pongan esta fecha como perspectiva común saca esta  fecha de la confidencialidad, por un lado ofrece una perspectiva para que la educación nacional haga una segunda demostración de fuerza, para mezclar su voz con la de otr@s trabajador@s.

A nosotros nos falta afinar las reivindicaciones en torno a los medios (cuantificarlos), obtener un buen seguimiento de huelga para el día 27 y debatir continuarla con la idea de poder ser el sector que tal vez haga un empate con el gobierno al final de una jornada de movilización interprofesional que podría dar lugar a otras. La coordinación nacional de educación se reunió la víspera del inicio del año escolar y reunió a un centenar de compañer@s. Permitió coordinar a quienes ya están listos para la huelga y se reunió posteriormente una vez por semana. Convocó a formar grandes cortejos de educación para el 27 de enero en varias ciudades de Francia.