El 25 de agosto, una delegación de riders de México, Argentina, Brasil, Colombia, Chile y Ecuador organizó una asamblea on line para anunciar una jornada de huelga y movilización global para el 8 de octubre. A la reunión también asistieron el colectivo del estado Riders Por Derechos, delegados de la organización sindical británica de Trabajador@s Independientes de Gran Bretaña (LWGB) y la sección californiana del Sindicato Norteamericano de trabajador@s del sector servicios (Seiu Local 721).
Se trata de una acción transnacional, 6 meses después del 1º paro latinoamericano el pasado 22 de abril, que tiene como objetivo poner en el centro las reivindicaciones de l@s trabajador@s sobre ruedas y denunciar la extrema precariedad de las condiciones laborales a las que se enfrentan cada día. “La huelga internacional es un grito de ayuda de l@s riders. El riesgo que corremos todos los días trabajando en bicicleta o moto en el tráfico de las grandes ciudades ahora se ha agravado debido a la pandemia. Es muy importante que nos unamos, con toda la clase trabajadora, también en otros países, incluidos los clientes que usan las aplicaciones. Esta es la lucha de tod@s” señaló uno de los portavoces, de San Paolo, Brasil.
Desde el comienzo de la pandemia, los gobiernos de los países afectados clasificaron a l@s riders como trabajador@s esenciales. Las empresas que operan a través de plataformas digitales aumentaron sus ganancias de manera exponencial, exponiendo a l@s riders a una seria amenaza para la salud. Así lo denunciaron l@s trabajador@s de Glovo el 16 de abril en la 1ª manifestación en pleno estado de alarma en Madrid. Este reconocimiento de la esencialidad del servicio de entrega no fue acompañado de un aumento de las protecciones sociales y medidas de seguridad para proteger la salud de l@s riders, sino que han visto reducido sus salarios en casi todos los países. Glovo, por ejemplo, decidió subir la tarifa para los clientes pero no hizo lo mismo con los salarios de l@s riders.
L@s riders latinoamericano@s ni parten de cero en la organización de esta huelga, pues ya han organizado 3 paros internacionales desde el inicio de la pandemia. El 29 de mayo, 1 y 25 de julio decenas de miles pedaleraon hasta los ministerios de Trabajo de México, Guatemala, Costa Rica, Ecuador, Perú, Brasil, Chile y Argentina para exigir EPIs, baja por enfermedad, seguro de vida, indemnización por accidente laboral, la suspensión del sistema de ranking que obliga a trabajar los 7 días de la semana 12 horas diarias, más un incremento en el pago por entrega y por kilómetro durante la contingencia médica.
Los colectivos de base que promovieron estas acciones y que repiten este mes fueron la Agrupación Trabajadores de Reparto en Argentina, Ni Un Repartidor Menos Internacional, con miembros en México, Perú, Ecuador, Colombia, Chile y Argentina, los Entregadores Antifascistas y Treta No Trampo en Brasil, Glovers en Ecuador, Darle Vuelta A Todo en Argentina y Riders Unidos Ya en Chile, una red sindical que se ha coordinado de tal forma que se ha convertido en un auténtico laboratorio de clase.
La marginalidad de los sindicatos tradicionales en el movimiento de riders latinoamerican@s no es solo una realidad, sino que se ha convertido en estos meses en una opción estratégica al haberse visto abandonad@s por las centrales sindicales, una forma de rechazo a la burocracia sindical. Según los colectivos que impulsan la huelga del 8 de octubre, el régimen de falso autónomo, negado por el Tribunal Supremo en el estado español, es una manipulación legal de las empresas para evitar costos laborales y eludir las responsabilidades que establecen las leyes estatales. L@s fals@s autónom@s pierden el acceso a una serie de derechos garantizados por la legislación laboral, incluido el de organizarse sindicalmente.
La aclaración relación laboral es una de las demandas centrales de la huelga. De hecho, en octubre en California votarán por un proyecto de ley que amenaza con deshacer las recientes conquistas de est@s trabajador@s californianos en la gig-economy. El nuevo proyecto de ley busca volver a la fórmula del autónomo estableciendo un precedente legal que podría tener repercusiones en todo el mundo. Que el 8 de octubre sea un éxito en Latinoamérica que dé suficiente aliento e impulso para la autoorganización de riders en los demás continentes es el deseo de l@s convocantes.