Algo está cambiando. Las fuertes movilizaciones de estos últimos meses no dejan lugar a dudas. La huelga general feminista del pasado 8 de marzo con movilizaciones históricas en todas las ciudades, la lucha masiva y encomiable de nuestr@s mayores por la defensa de unas pensiones públicas dignas, las huelgas del profesorado interino en Andalucía exigiendo estabilidad o la de los y las trabajadoras de Amazon en Madrid por un aumento del salario acorde con los exorbitantes beneficios de la empresa (3 000 millones de dólares en el 2017, un 20% más que en el 2016) demuestra que esta primavera, la calle y la gente trabajadora puede ser la protagonista.

Unas movilizaciones que escapan, en su mayoría, a las direcciones sindicales mayoritarias

Las organizaciones sindicales y la lucha sindical en los centros de trabajo siguen siendo elementos centrales para defendernos de la patronal y de las políticas antisociales de los gobiernos de turno. Sin embargo no necesitamos para nada a las direcciones de los sindicatos mayoritarios en nuestras luchas. Nuestros conflictos deben estar dirigidos para nosotr@s mismos, es decir por los y las trabajadoras que sufrimos las consecuencias de los despidos, de los recortes, de la opresión de género, de los salarios y de las pensiones de miseria, etc. Nos tenemos que hacer dueñ@s de nuestras movilizaciones marcando nuestros propios ritmos, nuestras propias formas de lucha y nuestras propias reivindicaciones. Las movilizaciones de los sectores antes mencionados están teniendo esa virtud. En efecto, están escapando al control de las direcciones sindicales que llevan años y años defendiendo una política de concertación y de paz social y incluso les están obligando a tener que ir a rebufo de la movilización. Eso es sobre todo cierto en el caso del 8M y de la lucha de l@s pensionistas.

La lucha de l@s pensionistas puede ser un golpe letal contra el gobierno de Rajoy si sigue con esa misma determinación y combatividad

Tal y como anuncian las últimas encuestas, el PP y su gobierno anda en horas bajas. Las fuertes movilizaciones a favor de unas pensiones públicas dignas está siendo la gota que está colmando un vaso lleno de corrupción, de recortes y de precariedad. Pero para asestarle el golpe definitivo es necesario conseguir para esta primavera un movimiento de conjunto es decir un movimiento que sepa unificar a todos los sectores en lucha por la defensa de las pensiones públicas pero también integrando la cuestiones de los salarios, del paro o de la opresión de género. Ese movimiento de conjunto que se podría reflejar por movilizaciones unitarias el mismo día a la misma hora es hoy más posible que nunca ya que no está sujeto a las direcciones de CCOO y UGT.

Es necesario que los sectores actualmente en lucha den ese paso y hagan un llamamiento a la convergencia y a una huelga general que no se quede en un sólo día y cuya estrategia sea establecida por los y las trabajadoras movilizad@s. En ese sentido, el primero de mayo debe ser este año una fecha central que permita caminar hacia esa necesaria confluencia de las luchas. Defender esa perspectiva y trabajar para que las direcciones sindicales no controlen esas movilizaciones no significa en ningún caso no defender una política que emplace a las bases de dichos sindicatos que evidentemente están siendo partícipes de dichos movimientos.

Una vez más sólo la movilización y las huelgas puede cambiar nuestras vidas

En el anterior ciclo electoral ya veníamos afirmando esto. Llamábamos a la vigilancia. Decíamos que era imposible cambiar nuestras vidas sin enfrentarse a los que detienen las riquezas o lo que es igual, que es imposible mejorar los salarios de los y las trabajadoras de Amazon sin deslegitimar el derecho que tiene esa empresa en acaparar cada año miles de millones de beneficios o que es imposible defender nuestros servicios públicos sin enfrentarse al pago de la deuda y a los intereses de los capitalistas. Decir lo contrario es engañar. Pretender repartir las riquezas y cambiar las vidas de la mayoría: acabar con la precariedad, con los salarios de miseria, con los desahucios, con los recortes y un largo etc sin poner en tela de juicio el derecho y el poder que tienen los ricos y la patronal a seguir acaparando cada vez más riquezas es sencillamente imposible.

Por lo tanto no nos dejemos de nuevo llevar por los cantos de sirenas que tienden a hacernos creer que mediante las elecciones y las instituciones todo cambia. El próximo ciclo electoral empieza en 2019. No dejemos en manos de otros y para ese momento lo que puede depender de nosotr@s mism@s y podemos arrancar hoy en la calle en base a nuestra movilización.