El día en que Israel decidió reabrir los centros educativos sin reducir las ratios escolares hubo 15 infectad@s y un fallecido por coronavirus . Dos semanas después ya se llegaba al centenar de infectad@s diarios. Mes y medio después ya se alcanzaban cifras de 2.000 infectad@s diarios, mientras las autoridades sanitarias admitían que habían perdido el control de las infecciones. Ahora mismo Israel está inmersa en un rebrote que supera al brote inicial de los meses de marzo y abril con picos diarios de más de 2.100 infectad@s y cerca de 20 fallecimientos (el máximo diario de personas fallecidas en el primer brote fue de 14). Ese, y no otro, es el escenario al que nos empujan el ministerio de Educación y las consejerías de las distintas autonomías.

En el caso del estado español, es cierto que ha habido un esfuerzo en la detección temprana de los casos, por lo que los datos de infectad@s diarios del rebrote asociado al turismo estival no son comparables con los de los meses de marzo y abril. De hecho, aunque estemos aparentemente en niveles similares de infecciones, lo que nos dice que efectivamente los datos no son comparables es el número de muertes diarias, con un máximo en el brote inicial de más de 900 personas, mientras que en el rebrote actual el máximo ha sido de 127, aunque lo más normal es encontrar números por debajo de la decena e incluso días sin fallecimientos asociados a la enfermedad. Si los datos de detección de nuevos casos que nos ofrecen las autoridades son ciertos, el rebrote actual podría suponer un 15% del brote inicial.

Ahora bien, si nos miramos en el espejo de Israel, la apertura de los centros educativos sin reducción de las ratios escolares podría ser la bomba que provocase el estallido de los contagios y que nos situase en escenarios de la epidemia aún peores que el de los meses de marzo y abril. Si esto es así, es muy probable que antes de finalizar el primer trimestre y después de semanas de cierres puntuales de colegios, haya que volver a cerrar todos los centros educativos. En ese momento los centros escolares ya habrán jugado un papel central en la propagación del covid- 19 y muy poco se podrá hacer ya para sofocar el nuevo rebrote o para evitar los fallecimientos asociados al mismo.

Mientras que un estudio del departamento de Organización de Empresas de la UGR señala que solo aumentando 5 alumn@s más un grupo escolar pueden aumentar casi en un 50% el número de contactos cruzados en el 2º día de colegio (al pasar de 20 a 25 alumn@s), la consejería de Educación de la Junta de Andalucía insiste en mantener los grupos escolares hacinados ilegalmente, habiéndose denunciado ya por el sindicato USTEA grupos que iniciarán en curso próximo con cerca de 4 alumn@s más respecto a lo que marca la norma en todos los niveles educativos. Con este escenario, el boom de los contagios asociado a la apertura de los centros escolares es solo cuestión de tiempo. Espero que alguien pague por semejante tropelía.

Una fracción de los trabajador@s de la educación y de familiares que estén en un grupo de riesgo es quien con mucha probabilidad pagará con su vida este desastre que no consiste sino en una negativa por parte tanto del gobierno PSOE-Unidas Podemos como del resto de gobiernos autonómicos en invertir en educación, no solo como un elemento de aumento de la calidad educativa, sino ahora ya como un elemento central de salud pública. Es preciso reducir las ratios escolares de manera significativa. Cualquier compromiso a este respecto con las políticas de austeridad es un camino inexistente que trata de paliar con tiritas la hemorragia que está por abrirse. Para l@s trabajador@s de la educación y para los familiares de todos los miembros de la comunidad educativa este escenario es un desprecio a nuestra salud y a nuestras vidas. Los dictámenes que recibe el personal de riesgo adscrito a los centros escolares dicen que no existe riesgo ninguno para estos trabajadores, por lo que son el ejemplo perfecto de las gafas de realidad virtual que intentan endosarnos nuestros gobernantes.

Para hablar con un responsable en cualquier delegación territorial de educación hay que sacar cita previa, existiendo un cupo diario de visitas. Si se quiere ir al cine o al teatro, hay que saber que el aforo es del 30 o de 50%. Las mayoría de citas médicas son telefónicas. Todo lo anterior es lógico en este contexto de pandemia. Por lo que si quieren educación presencial, habrán de reducir drásticamente las ratios escolares, y si no, que lleven al matadero a otros.

Es por ello por lo que todos l@s trabajador@s de la comunidad educativa debemos ponernos en pie de guerra. No debemos permitir que se juegue con nuestra salud ni con las vidas de las personas de riesgo (hipertensas, diabéticas, enfermas de cáncer, inmunodeprimidas, enfermas de pulmón, embarazadas o mayores de 60 años), por lo que es vital desde el día 1 de septiembre que seamos nosotr@s mism@s quienes construyamos la huelga como elemento central que ponga sobre la mesa que quiénes hacen funcionar los centros educativos todos los días no son ni los ministros, ni los consejeros, ni los asesores, ni demás lumbreras de despacho, sino que somos docentes, ordenanzas, limpiador@s, monitor@s, personal de cocina, y familias quienes hacemos posible el día a día de la educación pública.

Sin nosotros y nosotras todas las especulaciones se quedan en el papel del despacho y no pueden hacerse realidad. Es por ello por lo que para evitar que se juegue con nuestra salud debemos poner en marcha movilizaciones en las que la huelga tendrá el papel central de señalar que quienes en educación pretenden decidir sobre el valor de nuestras vidas en realidad no valen nada.