La crisis económica golpea duramente a Andalucía

Los datos son escalofriantes. Se mire por donde se mire Andalucía es el territorio del Estado Español junto con Extremadura y Ceuta y Melilla con más paro: 24,7% de parad@s (16,7% en el Estado Español) de l@s cuales el paro juvenil representa el 48,7% (36% en el Estado Español) y el paro femenino el 28,6% (18,5% en el Estado Español). Lo mismo ocurre con la tasa de riesgo de pobreza: Andalucía vuelve a ser de las más altas (31%) y con la esperanza de vida casi 3 años por debajo de la de Madrid y antepenúltima sólo por delante de Ceuta y Melilla. En cuanto a la situación de los hogares, Andalucía vuelve a estar entre las tres primeras (detrás de Canarias y Murcia) con mayor dificultad para que las familias lleguen a fin de mes.

Estos datos no son casuales. Son frutos de unas políticas concretas que han llevado al pueblo trabajador andaluz al subdesarrollo económico, al paro y a la precariedad dejando las riquezas en manos de unos pocos. Esa política ha sido llevada a cabo históricamente tanto por la burguesía española como por la andaluza. Que no exista una burguesía andaluza con intereses diferenciados de la burguesía española no significa que ésta no exista y menos aún que ésta no explote a los y las trabajadoras andaluzas. La situación de la tierra en Andalucía y la acaparación de ésta en un puñado de grandes propietarios latifundistas muestran a las claras que ha existido y existe una burguesía andaluza que ha sometido históricamente a la más absoluta miseria a centenares de miles de campesinos invirtiendo su excedente agrario en los centros industriales fuera de Andalucía.

Los planes de la burguesía española y andaluza fueron en todo momento la expoliación económica del pueblo andaluz y la transformación de dicho territorio en un centro de exportación de capital y de mano de obra barata. Con los años, Andalucía se ha reforzado en ser un territorio sin industria real y dónde se desarrolla sobre todo el sector servicios.

El 4 de diciembre en la memoria

Las movilizaciones de masas del 4 de diciembre de 1977 demostraron que estaba en construcción una conciencia nacional que era fruto, por un lado, de la contraposición a las posiciones centralistas del gobierno de la UCD y, por otro, de las profundas desigualdades económicas generadas por el desarrollo capitalista. A día de hoy, esa conciencia nacional en Andalucía está en claro retroceso con respecto a 1977 y a 1980 y no existen movilizaciones de masas entorno a esa cuestión. Esto no significa que no pueda volver a existir y mucho menos que no se haya llevado a cabo una opresión específica al pueblo trabajador andaluz por el lugar que ha ocupado en el desarrollo capitalista internacional que ha llevado a diferentes pueblos a sometimientos específicos similares.
Las riquezas existen en Andalucía. Se trata por tanto de expropiar a aquellos que las acaparan. El debate sobre la soberanía en abstracto no mejorará las condiciones de vida de los y las trabajadoras andaluzas. Mayor soberanía para la Junta de Andalucía y para el Parlamento Andaluz no beneficiará a los intereses de los y las trabajadoras de Andalucía. La cuestión central es por tanto en quién recae dicha soberanía. En el sistema capitalista no es en ningún caso en la clase trabajadora.

Para cambiar nuestras vidas hay que expropiar a los ricos y romper con el capitalismo

Una vez más no hay atajos. Para cambiar nuestras vidas, la cuestión de la recuperación de los recursos económicos en Andalucía debe ir ligada a la cuestión de quién debe controlarlos. Existen riquezas y también andaluces ricos que las acaparan. En 2018, las mayores fortunas de Andalucía han sumado 8 000 millones de euros. Las viejas sagas de terratenientes como Mora Figueroa, Beca, Larios, Carranza conviven con ricos de nuevo cuño como Cosentino, Gómez (Mercadona) o Domínguez de Gor (Mayoral).

Una mayor soberanía para Andalucía en abstracto no llevará a cabo un mejor reparto de la riqueza de la misma forma que no asegurará viviendas dignas, la retirada de las bases imperialistas, servicios públicos de calidad, aumentos de salarios, empleos o un reparto de la tierra mediante una reforma agraria integral. El problema es quien detenta esa soberanía. Para ello, es necesario que los que producimos las riquezas expropiemos a los grandes latifundistas, a las viviendas vacías de las entidades financieras, a los sectores estratégicos de la economía, que no paguemos la deuda o que nos enfrentemos a los intereses de grandes empresarios. Esto no es un programa de gestión y sólo puede ser llevado a cabo mediante la movilización sostenida de los y las trabajadoras y de la juventud. Asimismo nos parece central articular y fomentar la solidaridad de clase entre los y las trabajadoras de conjunto del estado español.

La manifestación del próximo 6 de diciembre en Granada permite avanzar en esa dirección y por ello desde Izquierda Anticapitalista RevIZAR participaremos en la misma y fomentaremos en los diferentes espacios en los que participamos que éstos también lo hagan.