El pasado domingo 26 de febrero el programa de Salvados de Jordi Évole estuvo dedicado a Arabia Saudí y en especial a sus relaciones comerciales con el Estado español. Este programa junto, con un artículo publicado al día siguiente en el periódico El País, viene a recoger la posición del actual alcalde de Cádiz, José María González “Kichi”, sobre la importancia de los contratos que Navantia ha firmado con el gobierno Saudí para construir cinco corbetas en el Astillero de Cádiz.
Las instituciones tienen unos límites muy marcados. Lxs que nos consideramos anticapitalistas y revolucionarixs no debemos renunciar a participar en ellas pero tienen que servirnos para que la clase trabajadora tome conciencia de las contradicciones del sistema capitalista. Un medio más que utilicemos como altavoz para amplificar nuestro discurso y para que nuestras posiciones cobren más fuerza. En el conjunto del discurso de “Kichi” sobre esta cuestión no encontramos una intención de elevar el nivel de conciencia sino más bien un intento de adaptarse a él y que pase el huracán, por izquierda y por derecha, lo más rápido posible.
Decir, como dijo, que se es antimilitarista y que se puede apoyar la construcción de barcos para las guerras de Arabia Saudí, reforzando así las posiciones estadounidenses en Medio Oriente, no es una contradicción sino que son cuestiones radicalmente opuestas. Un trabajador desesperado por las miserias de la crisis puede llegar a estar exento de esta contradicción o al menos verla claramente superada por sus necesidades inmediatas pero un militante antimilitarista y anticapitalista que ejerce cierto poder en una ciudad y que tiene una influencia mediática debería encontrar una forma para utilizar este elemento como un pretexto para generar un debate que nos permita entrar en discusión con lxs trabajadorxs sobre diferentes cuestiones, sin que eso suponga enfrentarte directamente a ellxs o no aportar ninguna solución.
El planteamiento de que la única solución para lxs trabajadorxs de Cádiz es que el rey haga negocios con Arabia Saudí para construir armas de guerra significa renunciar sin pelear a cualquier horizonte de transformación social que pueda venir liderado por esxs mismxs trabajadorxs. Si verdaderamente consideramos el internacionalismo, no como un brindis al sol solo para campamentos de verano, sino como una verdadera hipótesis política de transformación no podemos construir sobre un discurso reaccionario de conflicto entre la clase trabajadora de diferentes países y que tenga como punto de partida “lo primero Cádiz”, en este caso.
Podrían haberse abierto debates públicos aprovechan la fuerza institucional y mediática sobre cuestiones como que los sueldos de los 13 directivos de Navantia en 2013 superarán los 1,5 millones de euros o que el actual presidente de Navantia gane 200.000 euros anuales o que fuera presidente de una de las filiales más importantes de la constructora FCC. Cuestiones como que las corbetas en Cádiz sean imprescindibles para lxs trabajadorxs de Cádiz pero Navantia no ha dejado de obtener beneficios durante el año 2016. Cuestiones como la guerra en Yemen ha dejado más de 3000 muertxs civiles y 2,4 millones de desplazadxs y que mientras tanto han sido los gobiernos y las empresas que venden armas al gobierno Saudí los que no han dejado de enriquecerse. Cuestiones como que la miseria no es exclusiva de Cádiz sino que es compartida por el pueblo yemení y el saudí y que lo que une en este caso ambas miserias son los beneficios de los capitalistas.
Pero “Kichi” no ha dicho nada de esto. Habló de Felipe VI como un embajador que ha traído cosas positivas a su tierra. “Kichi” dijo que su primer partido es Cádiz y su preocupación fundamental son los gaditanxs. “Kichi” no diferenció entre la clase que dirige Navantia que no ha sufrido la crisis y la clase que construye barcos en Navantia que está siendo masacrada por la misma.
La masa votante tiende a ser volátil y se mueve en coordenadas generadas en torno a necesidades inmediatas. Desde que se inició la crisis la coordenada central para ganar las elecciones es el acabar con el paro. En 2014 una parte del Partido Popular fue la firme defensora de que Eurovegas se instalarse en Madrid con el argumento de que esto acabaría con el paro en la ciudad. El PSOE andaluz ha sido experto en construir infraestructuras, innecesarias en muchos casos, para generar empleo en la construcción, tejer redes clientelares y así, estar en mejor disposición para ganar elecciones.
El alcalde de Cádiz ha llegado al gobierno con unos planteamientos que venían a adaptarse al nivel de conciencia, diciendo lo que su base votante quería oír, tuvo un ascenso meteórico y si ahora quiere ganar las siguientes elecciones tiene que seguir jugando con las cartas de las instituciones y no tiene otra salida que continuar por esta vía. En ese sentido las declaraciones y los posicionamientos que ha adaptado en torno al acuerdo de Navantia vienen a reforzar y ahondar en una lógica política determinada que tiene como principio nucleador mantenerse en el gobierno a toda costa.