“Pido al pueblo italiano plenos poderes”. El ministro de Interior más reaccionario desde la posguerra desvela su propio proyecto bonapartista. No el fascismo, ni siquiera un centro-derecha cualquiera en una lógica normal de alternancia. El proyecto de Salvini es el de un Orban a la italiana, fundado sobre un bloque social nacional-popular y la concentración de poderes en manos del ejecutivo. En nombre de este proyecto el ministro de Interior ha actuado a la largo de un año, entre ataques despiadados contra l@s inmigrantes, demagogias reaccionarias sobre el orden público, invocación al rosario y la Virgen, con la plena complicidad del M5S (Movimiento 5 Estrellas). Salvini ha abierto la crisis el gobierno Conte, rompiendo con el M5S.

Los factores de la crisis política

El gobierno M5S-Lega estaba socavado desde los orígenes por la naturaleza plebiscitaria del proyecto salviniano, además de las contradicciones entre los bloques sociales de las 2 derechas que lo componían. El vuelco en las correlaciones de fuerzas entre la Lega y el M5S, certificado por el resultado de las europeas, precipitó está contradicción. La iniciativa de ruptura por parte de Salvini se sitúa en este marco.

Diversos factores empujaron en esta dirección: las presiones de los poderosos leguistas del norte, nada tolerantes hacia la alianza con el M5S e interesados en el botín de las “autonomías”, la voluntad de Salvini de capitalizar el consenso de las encuestas antes de encabezar unos presupuestos de alto riesgo, combinada con el temor de quedar atrapado en las consecuencias institucionales de la reducción del número de diputados, es decir, en otro año de gobierno con el M5S sin salidas (y con la mitad del poder de negociación). Además, el miedo de que las investigaciones judiciales (Russiagate) pudieran dejarlo tocado en medio del vado. En resumen, Salvini rompe hoy por miedo a no poderlo hacer mañana, o hacerlo en peores condiciones.

El movimiento es audaz pero no está exento de racionalidad. Salvini se lanza a la piscina en el momento de mayor crisis de todos los demás partidos. Forza Italia (Berlusconi) tiene enfrente su deseo de disolverse. El M5S se lame en una crisis potencialmente explosiva. El PD (Partido Democrático) está atravesado por una múltiple fractura interna y por el riesgo de una nueva posible escisión (renziana). La izquierda política está en el punto más bajo de su parábola histórica, por responsabilidad de sus grupos dirigentes. El crecimiento impetuoso de esta nueva Lega nacional ha sido al mismo tiempo un factor impulsor de este escenario y su máximo beneficiario. Salvini simplemente quiere cobrárselo.

Las variables de la crisis

La evolución de la crisis política tiene diversas variables. El primer ministro Giuseppe Conte, de acuerdo con el M5S, quiere un debate parlamentario antes de presentar su dimisión. El objetivo es descargar sobre Salvini la responsabilidad pública de la ruptura para lastrar su impulso, y también reservarse el papel de dique institucional, como futura posible reserva de la República. La jefatura del Estado, a su vez se ha puesto de acuerdo con Conte en una salida parlamentaria a la crisis. El objetivo de Matarella es evitar que Salvini pueda administrar como ministro del Interior las futuras elecciones. De ahí la idea de un gobierno de garantía electoral, confiado a personalidades ajenas a los partidos y sin mayoría parlamentaria. Una hipótesis complicada pero no excluida.

En cualquier caso, en el parlamento actual otros gobiernos políticamente capaces de bloquear el camino a las urnas parecen decididamente improbables. Un gobierno PD-M5S tendría una mayoría parlamentaria, pero hoy el M5S no puede hacer una alianza con la PD sin un suicidio definitivo en beneficio de Salvini. Y el Partido Democrático de Zingaretti no puede llevar a cabo un bloque gubernamental con el M5S antes de votar sin proporcionar a Renzi el espacio político de la ansiada escisión. Además, Nicolaa Zigaretti ve len as elecciones anticipadas a ocasión para rediseñar los grupos parlamentarios del PD, hoy bajo del control de Renzi.

Matteo Renzi parece contestar a la amenaza con la paradójica búsqueda de un acuerdo directo con el M5S capaz de descabalgar a Zingaretti y de dar vida a un gobierno-puente: justo el tiempo necesario para promover un partido propio. Pero las posibilidades reales de que esta operación llegue a puerto son extremadamente limitadas, porque la secretaría del PD hace de barrera y Di Maio tiene aún más dificultades para ponerse de acuerdo con Renzi que Zingaretti. El resultado de este enredo es sólo uno: las elecciones anticipadas, a finales de octubre o principios de noviembre, parecen la única salida posible para la crisis política abierta.

El escenario posible de una victoria reaccionaria

Veremos cuál es la estrategia de las formaciones políticas que se presentarán a las elecciones. La ley electoral probablemente se mantendrá invariable. En este marco una elección de carrera en solitario para Salvini sería arriesgada para “il capitano”. Salvini necesita conseguir una mayoría absoluta de escaños en la cámara y en el senado, y difícilmente puede lograrlo sin alianzas. Un acuerdo con Fratelli d’Italia parece probable, e incluso con Forza Italia no puede excluirse. Tal alianza en verdad podría conseguir el resultado esperado.
El M5S quizás pueda recomponerse con ocasión de la votación, pero la figura de Di Maio está comprometida en términos de credibilidad. El PD intentará reagrupar entorno a él una alianza de centro-izquierda, más o menos variopinta, pero sin posibilidades reales de éxito. En igualdad de condiciones, se perfila por tanto en el horizonte la posible victoria electoral de un bloque reaccionario de hegemonía salviniana.

Naturalmente no todo está decidido. Acontecimientos políticos impredecibles hoy pueden siempre jugar un papel. Una eventual candidatura de Conte por parte del M5S podría por ejemplo reforzar a éste último. Una crisis financiera, vinculada al aumento de las tasas de interés, con la consiguiente devaluación patrimonial de los bancos, podría asustar a la pequeña burguesía y complicar la marcha de Salvini. Pero más allá de éstas u otras variables, el escenario de una afirmación electoral de la derecha se delinea como el más probable.

Las responsabilidades políticas del avance de Salvini

Este escenario viene de lejos. En primer lugar, proviene del profundo retroceso del movimiento obrero, de sus niveles de movilización y conciencia, de los cuales las burocracias sindicales tienen plena responsabilidad, con su política de concertación con la patronal a los empleadores y liquidación de los intereses de l@s trabajador@s. Salvini no tendría el consenso que tiene entre l@s asalariad@s si la burocracia sindical no hubiera respaldado la ley Fornero. La imagen reciente de Maurizio Landini, aceptando la invitación del ministro del Interior para una reunión política con la Lega por interés exclusivo de la Lega, da idea de la psicología subalterna de una burocracia que busca sólo su propia legitimación, venga de donde venga, incluso de la peor figura de la reacción.

Pero el camino al éxito de Salvini también ha sido allanado por los grupos dirigentes de la izquierda política. No sólo por la deriva populista reaccionaria de Matteo Renzi y los gobiernos siguientes del Partido Democrático que han abonado el terreno de Salvini (Minniti). Pero también de los grupos dirigentes de una izquierda considerada radical que antes destruyeron Rifondazione Comunista para conquistar subsecretarías, ministerios, cargos institucionales, votando misiones de guerra y regalos fiscales a la patronal, y luego se repartieron los restos de un partido destruido o para negociar de nuevo con el PD (SEL/ SI) o para perseguir un progresismo cívico exento de cualquier valor de clase con Di Pietro, Ingroia, Barbara Spinelli (PRC) hasta el colapso de las últimas elecciones.

La Lega y el M5S no se habrían abierto paso en el mundo del trabajo si un dique de clase no hubiera sido desmantelado precisamente por quienes deberían haberlo presidido. La responsabilidad es mayúscula en quienes se erigen continuamente portavoces de la izquierda política alternativa e izquierda sindical. El problema es que los dirigentes de la izquierda no hacen este balance y parecen obstinarse en volver a los mismos atajos.

¿Los grupos dirigentes de la izquierda recorren los mismos atajos?

Nicola Fratoianni invoca un amplio frente democrático con el PD liberal, el mismo que a Salvini ha allanado el camino. El secretario de PRC (Rifondazione Conunista) Maurizio Acerbo, propone al PD y al M5S hacer en este parlamento un gobierno común capaz de “poner a Salvini en la oposición”, una idea por otra parte promovida desde hace tiempo por un vasto frente político-editorial liberal, desde Massimo Cacciari hasta la editorial de L’Espresso, pasando por el Fatto Quotidiano de Marco Travaglio.

Es una propuesta que descuida un detalle desagradable: un acuerdo gubernamental entre PD y M5S ciertamente podría obstaculizar la carrera inmediata de Salvini a las urnas, pero le proporcionaría una nueva gigantesca cosecha como única “oposición” al sistema. Exactamente el perfil abusivo que Salvini ha construido a lo largo de esos años gracias a las liquidaciones sindicales y políticas de la izquierda.

La verdad es que ningún frente democrático de centro-izquierda, incluso más ampliado aún a la derecha (M5S), puede detener la deriva reaccionaria de Salvini. Sólo puede hacerlo el relanzamiento de un movimiento de lucha independiente del movimiento obrero, que unifique todas las luchas de resistencia, y coloque una agenda propia de reivindicaciones en el centro de la escena política. Un movimiento de lucha que rechace subordinarse al enésimo experimento del centro-izquierda y abra el paso a una alternativa anticapitalista.

Sólo la clase trabajadora puede derrotar a la derecha, el frente democrático la alimentación

A todos los campeones del realismo político e institucional que desde hace décadas reprueban nuestro “extremismo” de clase querríamos refrescar la memoria. Ha sido siempre la lucha de clases y de masas la que ha detenido a la reacción, mientras que su liquidación la ha alimentado. En 1994 fue la gran huelga masiva en defensa de las pensiones la que frenó al primer gobierno Berlusconi y puso las condiciones para su caída. En cambio fue su liquidación, en nombre de la subordinación al centro-izquierda de Prodi, D’Alema y Amato, la que devolvió Italia a manos de Berlusconi.

Y de nuevo fue la temporada de movilizaciones masivas en los primeros años 2000 (obreras, contra la guerra, antiglobalización) la que debilitó y provocó la caída del “Cavaliere”, mientras a rebaja de esas luchas entre los brazos de Prodi entregó una vez más el país a la derecha. Los frentes democrático-liberales “contra la derecha” siempre han allanado la calle a una derecha más crecida y soberbia.

Ésta es la memoria que hoy debemos incorporar a la lucha contra el salvinismo. Solo una recuperación de clase puede levantar un barrera contra a reacción. Solo el resurgimiento de una movilización de masas independiente puede permitir que el movimiento obrero actúe como un factor político, romper el bloque social reaccionario y reconstruir un bloque social alternativo a su alrededor. Ésta es la propuesta e intervención del Partido Comunista de l@s trabajador@s en cada lucha y sobre cada terreno.