Reuniendo en solo un mes a más de 3000 manifestantes, de quienes centenares habían venido de toda Francia, para tomar simbólicamente el camino al Elíseo, el Front Social hizo el sábado 18 de noviembre la demostración, todavía modesta, de que las movilizaciones unitarias, necesarias para hacer frente a la política de Emmanuel Macron, están al alcance de la mano para quien se pone a trabajar en ello.
Esta marcha es un éxito no solo porque llega justo cuando el movimiento de contestación a los decretos encuentra dificultades, sino también porque la participación con respecto a la manifestación parisina del 16 de noviembre último y el conjunto de fuerzas que la convocaban no es en absoluto insignificante. Más todavía, cuando todas las organizaciones sindicales y políticas estaban invitadas a conseguir que fuera un éxito (solo el NPA y Solidaires finalmente respondieron positivamente), no les quedó más remedio que posicionarse para tal efecto, ya sea participando en el último momento como la Francia Insumisa, representada entre otros por Éric Coquerel, declinando la invitación (Ensemble) o bien criticando la iniciativa (Alternativa Libertaria)
Después de las breves intervenciones de Péreire, de representantes de los huelguistas de Hodiday Inn, de Gaël Quirante de SUD en Correos, de Mickael Wamen de CGT Goodyear y de Marie del Front Social de Rouen (una decena de otros colectivos locales también se habían desplazado a París), el dinámico cortejo se puso en marchar para recorrer a grandes pasos, bajo los atónitos ojos de los habitantes, poco familiarizados con las marchas reivindicativas, de los barrios ricos.
Unos pocos manifestantes salidos de la cabeza del cortejo, como en algunas manifestaciones sindicales de los últimos años, cargaron contra las vitrinas de los bancos que se cruzaban en el camino al igual que contra la fachada de la embajada de Arabia Saudí, sin que la manifestación se desviara de su objetivo. Una vez llegad@s al bulevar Haussmann, finalmente fue respondida por los gases lacrimógenos poco antes del punto oficial de dispersión, situado a 500 metros del palacio del Elíseo, pero la intervención de los organizadores y la cohesión entre el millar de manifestantes que se quedaron permitió salir sin detenciones ni controles después de dos horas de espera.
Con este éxito, el Front Social se dirige de nuevo a todos los responsables de la izquierda política y sindical citándoles para una reunión en torno a una idea muy simple: sentarnos alrededor de una mesa para discutir un plan de batalla sostenida contra el presidente de los ricos.