En este inicio de junio en que la desescalada ya es un hecho en todo el estado, no sólo para las grandes empresas y el capital, que sólo sudaron la gota gorda los 8 días en que el gobierno PSOE-UP prohibió toda actividad no esencial aprovechando los días festivos de Semana Santa, 2 noticias de la actualidad política y una entrevista, aparentemente no interconectadas, ilustran con una pincelada cuál va a ser la brújula de la “reconstrucción” económica y social que va a llevar a cabo el llamado “gobierno de izquierdas” a la que estamos llamados tod@s, explotad@s y capitalistas, para “salir juntos”.

La primera es la petición de la CEOE al gobierno, que vuelve a la mesa del diálogo social tras la “pataleta” de ver cómo se pactaba en el parlamento (y de despactaba en los medios) la derogación íntegra de la reforma laboral, de extender los ERTEs para garantizar el mantenimiento del mayor número de puestos de trabajo: “Los empresarios españoles estamos intensamente comprometidos con el empleo. Desde finales de abril, más de 450.000 personas han recuperado la actividad, una tendencia que es imprescindible intensificar”subrayan en su comunicado, animando a seguir dando pasos hacia la normalidad de la actividad económica.

La segunda es la certificación de un hecho que se evidenció en la penúltima prórroga del estado de alarma: la necesidad del gobierno Sánchez-Iglesias de contar con Ciudadanos para esta reconstrucción económica de país. Alberto Garzón, quien tendrá en su haber ministerial durante la pandemia ni siquiera haber limitado el precio de mercado de mascarillas y gel hidroalcóholico, ha invitado en sede parlamentaria a los neoliberales del contrato único a alcanzar un acuerdo presupuestario en que el líder de IU se sentiría “cómodo”: “Hay mucho margen de entendimiento. Es muy buena noticia que empecemos a abandonar las trincheras que se han estado tejiendo en los últimos años que nos han llevado a una política hostil”.

La entrevista es a Ana Patricia Botín a finales de mayo en El País, almohada con quien el presidente Sánchez ha tomado todas las decisiones de índole económico-laboral fuera del consejo de ministros. No en vano ella imprimió posiblemente el término “desescalada” para apremiar a volver a la actividad económica. Eso no quita que comparta todas las medidas de PSOE-UP de estos meses. La apacible charla entre PRISA y Santander toca todas las claves de lo que ocurrirá en la “reconstrucción” y confirma que la banca está totalmente tranquila y confiada: ayuda de la UE y los estados (el ICO) y adaptación de la “fuerza laboral” a esas necesidades: “La base de partida es apoyar al empresario y a todas las empresas. Sin empresas que generen puestos de trabajo de calidad, inversión y beneficios, todo lo demás no funciona”.

¿Cuál es el escenario que se prepara para los próximos meses? Tras esta doctrina del shock de casi 4 meses para l@s trabajador@s, ahora toca arrimar el hombro, y para ello los agentes sociales (la CEOE, que se atribuye el término, ha estado y estará mucho más proactiva que las direcciones de CCOO y UGT), banca y eso llamado “centro político” estarán predispuestos. La invocación en el parlamento de la “geometría variable” que inauguró Zapatero para aprobar las medidas de ajuste y desregulación laboral con Ciudadanos, que deja de ser irrelevante y escapa de la política frentista. El primer abrazo de colaboración entre Ciudadanos y PSOE-UP lo vimos en la desligación de los ERTEs del estado de alarma, que garantiza el descuelgue de los convenios.

La “unidad nacional” a la que Pedro Sánchez tanto ha apelado en sus ruedas de prensa,convertir en “sentido común de país” la lógica de que quienes pondremos más ladrillos en esta recostrucción será la clase trabajadora, una vez más, será el leitmotiv para orillar el disenso. Ahí la CEoE ya ha hecho su aportación con el informe “Estrategia España para la recuperación de la crisis del COVID-19” presentado a primero de mayo, con el que Ciudadanos está conforme. 3 verbos extraídos de su índice podrían resumirlo: preservar, fortalecer y modernizar el tejido empresarial para asegurar el crecimiento: flexibilizar ERTEs, modificar las condiciones de trabajo y socializar las pérdidas. Garamendi en un artículo ya hizo un adelanto: “Nos encontramos en el peor momento tanto para revertir las reformas como para aumentar las obligaciones tributarias”.

El fondo de recuperación de la crisis del coronavirus propuesto por la Comisión Europea el pasado 26 de mayo para el estado español forma parte inherente de esta “reconstrucción”. Será un Consejo europeo de mediados de junio, tras tirantes negociaciones, el que cerrará definitivamente las cuentas, pero lo que sí ya sabe (y de bemos saber) el gobierno Sánchez-Iglesias es que los préstamos, alrededor de 63.000 millones de euros, equivalentes aproximadamente a la inyección bancaria que pagamos l@s trabajador@s en la anterior crisis, estarán condicionados a reformas. Al son de esta flauta tendrá que bailar el gobierno, y la CEOE y Ciudadanos le marcarán el ritmo.