Un decreto ley del PP tumbado, por primera vez, en el Congreso.
Los diferentes medios de comunicación se han hecho eco de esa noticia. El Real Decreto del PP que pretendía liberalizar la contratación en la estiba ha sido tumbado en el Congreso con 175 votos en contra por 142 votos a favor y 33 abstenciones. Pero que nadie se llame a engaño. El Congreso no se ha vuelto defensor de la clase trabajadora del día a la mañana ni pasa desde ahora en adelante de las consignas de la UE. Nada más lejos de la realidad. El PSOE o C’s siguen siendo organizaciones que se sienten muy cómodas aplicando o apoyando políticas neoliberales y de austeridad.
Pero, ¿qué ha pasado entonces? Pues, lo que ha pasado, lo que ha hecho posible ese varapalo institucional es la fuerte presión de l@s estibador@s que han demostrado que cuando se está unido, determinado y se amenaza con una huelga dura entonces todo el mundo retrocede. Si a eso se le añade la situación interna del PSOE envuelto en la peor crisis de su historia reciente y las dificultades que tiene C’s para no aparecer como muleta del PP en esta legislatura pues ya tenemos la respuesta. Según los medios oficiales se ha hablado de una posible pérdida de más de 50 millones de euros diario si finalmente la huelga se llevase a cabo. Pero, no sólo estaba en el aire la cuestión económica sino también la cuestión social.
En efecto, desde principio de curso y el final del ciclo electoral vemos como la calle vuelve a estar presente y eso a pesar de la orientación de las direcciones sindicales. En efecto numerosos conflictos y huelgas laborales (telemarketing, hostelería, transportes.), movilizaciones en los servicios públicos (educación, sanidad), huelgas estudiantiles se multiplican pero a menudo de manera aislada y sin una perspectiva en común que permita unificar todas esas luchas. Precisamente una huelga en la estiba ponía en riesgo para la clase dirigente ser, como ya lo fuesen en 2012 los mineros, una lucha con capacidad de unificar a su alrededor a otros sectores.
La calle es el único camino para imponer nuestras demandas
La lucha de l@s estibadores ha demostrado que la movilización y la huelga sigue siendo la mejor arma para defender e imponer nuestras reivindicaciones. Y todo eso incluso sin haber hecho efectiva la amenaza de la huelga. Pero es que cuando la correlación de fuerzas es favorable para nuestro bando es muy difícil pararlo. Por mucha imposiciones y demás multas que vengan de la UE. Sin embargo esto ha sido sólo el primer asalto. En breve el gobierno y la clase dirigente volverán a la carga. En esta próxima ocasión seguramente las presiones hacia los y las trabajadoras sean aún más fuertes. La respuesta en esta ocasión otra vez tendrá que ser la huelga.
No hay otra vía para cambiar nuestras condiciones de vida. Mediante la vía de las instituciones y de los comicios electorales no se han parado los desahucios, ni aumentado los salarios, ni evitado los despidos, ni acabado con los feminicidios. Sin embargo y después de más de dos años de ciclo electoral, las empresas del IBEX 35 han seguido aumentando sus beneficios (un aumento de más 65% con respecto al 2015), mientras que los salarios apenas lo hicieron un 1’06% por debajo de la subida de los precios. Pero eso no sólo pasa porque ha vuelto a ganar las elecciones el Partido Popular.
En los ayuntamientos denominados del “cambio” y a pesar de las diferencias evidentes con el gobierno central, no es menos cierto que tampoco se ha dejado de pagar la deuda, ni se han remunicipalizado muchos sectores o incluso se ha acabado gobernando con el PSOE. Argumentan que no pueden hacer otra cosa. Puede que sea cierto. El primer balance que podemos hacer es precisamente eso. Que no se dejará de pagar la deuda y por tanto defenderán los servicios públicos, ni se evitarán más despidos o desahucios ni se aumentarán los salarios si no asumimos que hay que enfrentarse a aquellos que detienen las riquezas. Y eso no se hace a golpe de propuestas de ley o de ocupar escaños en las instituciones hechas para los ricos. La única forma de imponer esas medidas es mediante la movilización sostenida de la mayoría de la población: es decir de los y las trabajadoras y la juventud.
El próximo 27 de mayo hay que ir a Madrid
Esa política aunque sea más complicada hay que seguir defendiéndola. Y para eso no hay atajos. Hay que establecer contactos con todos los sectores en lucha y reconstruir, desde abajo, otra forma de defender nuestros intereses como trabajador@s. Eso choca de frente con la política llevada a cabo desde años por las direcciones sindicales que sólo conciben el dialogo social. En ese sentido, la fecha del próximo 27 de mayo es una fecha central.
Las Marchas de la dignidad vuelven a convocar una manifestación centralizada en Madrid. Esta fecha permite dar perspectivas unitarias al conjunto de los sectores que a día de hoy se están movilizando de manera separada a la vez que da perspectivas políticas a tod@s los que resisten a los efectos de la crisis. En ese sentido las Marchas de la dignidad asumen dos elementos muy importantes: uno, que la movilización de la clase trabajadora y de la juventud es la que puede hacer que la crisis la paguen los que la han provocado y que la única forma de cambiar nuestras vidas es de repartir las riquezas y eso pasa inevitablemente por asumir un enfrentamiento con l@s que llevan años aprovechándose de la crisis para seguir enriqueciéndose cada vez más. Elementos como el no pago de la deuda, la prohibición de los despidos, la reforma agraria, el aumento de los salarios al mismo nivel del coste de la vida o la nacionalización de los sectores estratégicos bajo control de los y las trabajadoras son elementos centrales que estarán en el centro de dicha convocatoria.