La letalidad de esta pandemia tiene que ver con el capitalismo

Todos los científicos coinciden en que la letalidad del COVID-19 no reside tanto en la dureza de éste como en la falta de medios para poder afrontarlo que provoca el colapso de la sanidad pública. La falta de camas, respiradores y profesionales hace imposible atender a todos los enfermos contagiados hasta el punto de tener que elegir entre quién muere y quién vive. Ya veremos más adelante y con el tiempo de dónde viene el virus, pero lo que sí sabemos ya es de dónde proviene la falta de medios para atender a l@s enferm@s.

Las políticas de recortes aplicadas por los diferentes gobiernos del PSOE y PP han desmantelado la sanidad pública. Reducción de camas (10,7% menos desde 2008) hasta el punto de contar sólo con 297 por cada 100 000 habitantes cuando la OMS recomienda entre 800 y 1000, reducción de plantilla (con una pérdida de más de 12 000 profesionales entre 2009 y 2014), reducción del gasto sanitario (del 6,77% del PIB en 2009 al 5,9% en la actualidad situándose cada vez más lejos de la media europea: 7,5%). Sin hablar del aumento de la precariedad en el trabajo que conduce que en momento de crisis como éste, los profesionales de la sanidad estén literalmente jugándose la vida por no tener ni equipamiento suficiente. Balance a día 25 de marzo: 5400 sanitarios contagiados (un 13’4% del total de personas infectadas) y 3 muertos. De ahí la denuncia de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) interpuesta al ministerio de Sanidad exigiendo que “se suministre en 24 horas material de protección”.

Esos datos no son casuales. Responden a la voluntad política de hacer negocio con la salud destruyendo la sanidad pública con el fin de fomentar la privada. De ahí que entre 2011 y 2015 el gasto sanitario privado creciera a una media de un 2,8% anual, mientras el gasto público cayese a una tasa de un -0,8% anual. La misma privada que, por cierto, sólo atiende, a día de hoy, a l@s enferm@s de COVID-19 a cuentagotas. Pero todo esto no es casual, es el reflejo de la lógica del sistema capitalista: la búsqueda, a toda costa, del negocio y del máximo beneficio para unos pocos…aunque esto conlleve la desprotección de la mayoría.

En el capitalismo no se protege a todo el mundo por igual

Mientras que no dejan de hablarnos de la importancia del confinamiento y de la irresponsabilidad de aquellos vecinos que salen con la bici a pasear, nadie dice nada sobre la irresponsabilidad de los empresarios que obligan a sus trabajador@s a acudir al tajo aunque éste no sea considerado sector económico fundamental. Correos, Konecta, Airbus, Mercedes-Benz, Consetino, los terratenientes en Huelva o Almería y un largo etc han obligado a sus plantillas a acudir a su puesto de trabajo. En esos casos no parece importar si se hacinan, en un mismo lugar, a centenares o miles de trabajador@s durante 8 horas al día. Es como si éstos fuesen inmunes, no se contagiasen y ni propagasen el virus.

Sin embargo, la realidad es muy distinta. Hace unos días fallecía una cartera en Cataluña y un trabajador de mantenimiento de Metro de Madrid que sólo ha provocado que la empresa ingrese 10 euros más en la nómina de cada empleado para que éstos compren gel hidroalcóholico. Si esto está ocurriendo es simplemente porque a estas empresas les importan más sus beneficios económicos que la vida de algun@s de sus trabajador@s. Así de claro. Eso es el capitalismo.

Mientras tanto, as medidas, que podrían ayudar a combatir el contagio del virus (realización de tests al conjunto de la población) o a proteger mejor a l@s enferm@s, tardan mucho en llegar por las mismas razones de rentabilidad económica de un puñado de personas. Así pues, según un comunicado del Movimiento Asambleario de Trabajador@s de Sanidad (MATS) del pasado 17 de marzo, a pesar del anuncio hecho por el gobierno, los recursos de la sanidad privada no están siendo puestos a disposición de la sanidad pública. En Madrid, “empiezan a producirse las primeras derivaciones de pacientes, a un ritmo excesivamente cómodo para la sanidad privada, dada la situación desesperada en los hospitales públicos” (…) “no puede haber pacientes en gimnasios, pasillos, sótanos y bibliotecas de ningún hospital, ni hoteles y pabellones atendiendo pacientes, mientras estén disponibles espacios más adecuados en la sanidad privada”.

En la actualidad los hospitales privados representan más del 55% del total de los que existen en el Estado Español, representando el 33% de las camas existentes. Una vez más la diferencia entre lo que se debería de hacer y lo que se hace es alarmante. En lugar de poner sus recursos a disposición, los centros privados como HM Hospitales optan por que su plantilla coja vacaciones forzosas para ahorrarse el gasto de las nóminas ya que muchas de las intervenciones previstas no se están realizando.

Las medidas del Estado y de sus gobiernos benefician a los de siempre

El gobierno de coalición de PSOE-UP también está inmerso en esta misma lógica. Legisla sin enfrentarse a los intereses de los que más tienen y por eso no paralizan de inmediato la economía relacionada con los sectores no fundamentales. A día de hoy sus cuentas están claras. Privilegiar y poner a salvo los beneficios antes que evitar los contagios y salvaguardar vidas. Veremos si esto sigue así en unos días, si el tan ansiado pico no llega.

En otro comunicado desgranaremos las medidas económicas del gobierno Sánchez-Iglesias e insistiremos en que dichas medidas van claramente orientadas en volver a hacer pagar esta crisis sanitaria, económica y social a los mismos de siempre. Por mucho que Pedro Sánchez nos diga que la suspensión de nuestros contratos son temporales o que en breve recuperaremos la normalidad, sabemos que eso no es cierto. Esta crisis sanitaria va a tener unas consecuencias económicas desastrosas para los de siempre.

Una de las decisiones tomadas por este gobierno y consensuada por las direcciones de CCOO y UGT que consiste en que l@s trabajador@s afectad@s por un ERTEs percibamos un subsidio (el 70% de nuestro sueldo) financiado por el Estado, es decir por nosotr@s mism@s, deja claro quién está asumiendo los gastos de esta crisis y quién lo va a seguir haciendo a medio plazo cuando este gobierno nos diga que, a causa del endeudamiento, tenemos que apretarnos el cinturón recortando los servicios públicos y nuestros salarios. Otra cosa muy distinta habría sido prohibir los despidos por ley tal y como se ha hecho en otros países y obligar a las grandes empresas y grandes fortunas a pagar el coste de los salarios de trabajador@s de pequeñas, medianas y grandes empresas.

Recordemos que la banca aún debe al Estado más de 40 000 millones de euros, que las empresas del IBEX 35 que ahora se acogen a los ERTEs ganaron más de 18 368 millones de euros en el primer semestre de 2019 y que el número de millonarios aumentó en un 470% entre 2010 y 2019 acaparando, el 10% más rico, más de la mitad de la riqueza total del Estado Español (54%).

Hay que acabar con el capitalismo y construir una sociedad que gire en torno a los intereses de la mayoría y controlada por esa mayoría

Si pensábamos haberlo visto todo, estábamos muy equivocados. Algunos países como EEUU asumen ya abiertamente que los beneficios de unos pocos son más importante que la vida de nuestros mayores. En esa línea, el compañero de partido de Trump y vicegobernador de Texas, Dan Patrick, afirmaba hace unos días que “los abuelos deberían sacrificarse y dejarse morir para salvar la economía y no paralizar el país”. Lo de salvar la economía es evidentemente un eufemismo para decir “salvar los beneficios de unos pocos” ya que no olvidemos que aunque EEUU sea la primera potencia económica del mundo, esto no significa que las riquezas estén repartidas. Según datos de 2016, el 1% de la población atesora el 42,1% de la riqueza total, el 5%, el 66,5% y el 10%, el 77,6%.

A los que nos dirigen y a los que sacan provecho de este sistema económico, los y las trabajadoras no les importamos nada. Afortunadamente incluso en pleno periodo de confinamiento conseguimos organizarnos para defender nuestras vidas. En Italia, país más golpeado por el virus, el 25 de marzo tuvo lugar una huelga general para exigir la paralización inmediata de todos los sectores no fundamentales y hacer valer sus vidas por encima de los beneficios de unos pocos. Aquí también, esto empieza a suceder. La plantilla de Airbus ya ha convocado huelga indefinida. Hay que apoyar esas luchas mediante la creación de cajas de resistencias. Esas huelgas y las iniciativas de apoyo son actos de lucha por la vida.

Esta crisis está demostrando a gran escala el carácter letal de un sistema cuya prioridad no es la vida ni el bienestar de la mayoría sino los privilegios y la acaparación de las riquezas para unos pocos. Esa premisa rige todas las decisiones políticas. En momentos de crisis aguda como la actual se hace aún más evidente pero esa lógica está siempre presente haya o no coronavirus y gobierne quien gobierne. Hay que acabar y romper con esa lógica. Esta crisis demuestra que las decisiones que tienen que ver con nuestras vidas no pueden depender de unos privilegiados enriquecidos crisis tras crisis y de los políticos que los sirven.

Todas las decisiones, para que sean coherentes para la mayoría, deben ser tomadas verdaderamente por la mayoría y en todos los aspectos de nuestra vida. Esta crisis pone de relieve quién hace funcionar este mundo: los y las trabajadoras sean éstos transportistas, sanitari@s, jornaler@, reponedor@s o cajer@s de supermercados. Por tanto, los y las que lo hacemos funcionar somos los que debemos decidir sobre todos los aspectos de nuestras vidas. Esa es la sociedad que hay que construir. Una sociedad en la que prime por encima de todo nuestros intereses y dónde las decisiones sean tomadas por nosotros/as de manera cotidiana. Una sociedad en la que empresas, sectores estratégicos y tierra estén controlados por los y las trabajadoras que los hacen funcionar a diario. Seguramente sea más sencillo delegar en los de arriba, pero con toda seguridad ésto sea cada vez más costoso para nuestras propias vidas.