La generación nacida durante la Segunda Guerra Mundial tiene veinte años en 1960. La guerra de Argelia está en curso: primera toma de conciencia, primeros compromisos militantes. Apoyar al pueblo argelino por su derecho a la independencia, luchar contra el colonialismo, el imperialismo francés, contra la tortura, contra los fascistas. Pero apoyar al FLN (Frente de Liberación Nacional) Argelino es también apoyar el proyecto socialista que éste conlleva. La UEC (Unión de Estudiantes Comunistas – juventudes del PCF en la Universidad) encuadra a la mayoría de los jóvenes estudiantes deseosos de comprometerse. No siempre bajo las directrices del partido, llevan a cabo un apoyo activo en favor de la victoria del pueblo argelino y no solamente por la paz. Partiendo de la Sorbona, Comités antifascistas se crean y se federan como FUA (Frente Universitario Antifascista). Los enfrentamientos son muy frecuentes.
Al otro lado del Atlántico, el mundo también se conmueve. En Cuba, una guerrilla toma cuerpo y consigue derrocar la dictadura de Batista. Fidel Castro nacionaliza las empresas americanas. Al estar tan cerca de EEUU, la revolución genera esperanza en América Latina. La figura mítica del Che es ya un referente de la juventud politizada.
Al otro lado del pacífico, en Vietnam, y de nuevo frente a EEUU, el pueblo vietnamita lucha con fuerzas desiguales. Las imágenes de la guerra de Vietnam difundidas a través el mundo entero suscitan revueltas. De Berkley a París, de Berlín a Tokio, los estudiantes se movilizan en torno a esta cuestión: manifestaciones, mítines… la mayoría de las organizaciones, incluso el PCF, se limitan a pedir la paz en Vietnam. Pero la consigna “FNL vencerá” (Frente Nacional de Liberación) empieza a extenderse; las JCR (Juventudes Comunistas Revolucionarias, organización troskista) colgarán la bandera del FNL en la Madeleine.
Todos esos acontecimientos favorecen la toma de conciencia política de una vanguardia cada vez más amplia… la violencia del imperialismo francés o americana conlleva la radicalización de muchos estudiantes.
La dimensión internacionalista está omnipresente. Cada lucha de independencia en el tercer mundo es la demostración de la bancarrota de la estrategia de la coexistencia pacífica de la URSS. De tal forma que la juventud se politiza sobre bases progresistas, e incluso revolucionarias y en ruptura con el PCF.
La situación en las facultades
La generación del baby boom tiene 20 años durante la década de los 60. El número de estudiantes se multiplica por 10, la Universidad ya no está reservada exclusivamente a los hijos de la burguesía. Sin embargo, las facultades no han cambiado. Por lo tanto, los auditorios empiezan a estar sobrecargados, las residencias universitarias no pueden acoger a todo el mundo, no hay suficientes profesores…
El Estado construye entonces las facultades de Nanterre y de Jussieu, verdaderas obras de arte de la arquitectura… Nanterre en medio de las chabolas y Jussieu en pleno Barrio Latino. La llegada de los hijos de las clases medias a la facultad transforma un poco el prototipo estudiantil: trabajos a media jornada, problemas económicos, mini habitaciones baratas… los estudios cuestan mucho dinero y los padres no siempre tienen medios para pagarlos. El funcionamiento de la facultad tampoco evoluciona: las relaciones profesor-estudiante siguen siendo relaciones maestro-discípulo.
La autoridad reina dentro de las facultades, el decano es respetado. Pero no por mucho tiempo… El orden moral reina, chicas y chicos están separados en las residencias universitarias, en las familias la autoridad del padre es indiscutible, la mujer debe ser una buena ama de casa… La sociedad de consumo está bien implantada: neveras, coches, radio, cocinas… la aspiración al confort y a la modernidad alcanza a todas las clases sociales en la medida de sus posibilidades. Los estudiantes se hacen preguntas sobre su porvenir, sobre qué les reservará la sociedad burguesa y cuál será el papel que deberán desempeñar.
Las estructuras militantes
En la época de la guerra de Argelia, la UNEF (sindicato estudiantil mayoritario) andaba de capa caída, aunque siguiese siendo una organización relativamente masiva. Se compromete a favor de la mejora del estatuto social del estudiantado, a favor de un aumento de las becas, de un aumento de las habitaciones en las residencias universitarias, a favor de más profesor@s… así como de temas no vinculados directamente con la universidad, como la guerra de Argelia, a la cual dicho sindicato se opone.
La UEC organiza en aquel momento a la mayor parte de la juventud politizada. Varias corrientes se enfrentan en su seno, más o menos en desacuerdo con la línea del Partido Comunista Francés (PCF). Muchos luchaban por una verdadera revolución que no tuviera nada que ver con el régimen instaurado por Stalin ni con sus sucesores en la Unión Soviética. Para ellos, la URSS era una dictadura burocrática que aplastó a buena parte de las conquistas de Octubre y que era la antítesis de la revolución mundial por la que luchaban los bolcheviques en los tiempos de Lenin y Trotsky. Algunos pensarían encontrar en la Revolución china la verdadera revolución.
La oposición de izquierdas se ve entonces animada por militantes trotskistas. Después de un Congreso más que movido, que acaba en bronca en torno al posicionamiento en relación con la candidatura del socialista Mitterrand en 1965, los militantes de la futura JCR serán expulsados: el PCF decide apoyar incondicionalmente a ese candidato, mientras que una parte de la UEC se opone a ello.
Expulsados de la UEC, un centenar de militantes fundan en abril de 1966 la JCR. Éstos denuncian la dictadura estalinista y acaban integrando la Sección francesa de la IV Internacional después del 68 (la LCR hasta el 2009 y ahora el NPA).
En abril del 66, Mao Zedong lanza la gran “revolución cultural proletaria”. En diciembre de ese mismo año nace en Francia la Unión de la Juventud Comunista marxista-leninista (la UJC-ml) compuesta por una fracción de la UEC. Se sienten identifi cados con la revolución china, critican el “revisionismo” de Kruchev, es decir la crítica a Stalin, y le acusan de reformista.
La guerra de Vietnam sigue. Se constituyen muchos comités. El Comité Vietnam Nacional, dirigido esencialmente por las JCR, es fundado en noviembre del 66, cuando EEUU bombardeaba el norte y la zona desmilitarizada.
En febrero del año siguiente, nacen los Comités Vietnam de Base, dirigidos por la UJC-ml. Hasta mayo del 68, la revuelta no deja de crecer contra el gigante norteamericano. En enero del 68, la ofensiva del Têt y el millar de soldados muertos acaban definitivamente por convencer a la opinión pública norteamericana de la necesidad de alcanzar la paz. Los días 17 y 18 de febrero de 1968, se organiza una manifestación internacional de solidaridad con Vietnam en Berlín. Una delegación de la JCR acudirá a dicha manifestación.
En los institutos la revuelta también se organiza, sobre todo en torno a Vietnam, pero no únicamente. En diciembre de 1967, nacen los CAL (Comités de acción de los institutos), donde la JCR es mayoritaria. La expulsión de un estudiante de la JCR por su actividad política provoca una manifestación de 2.000 estudiantes.
Los CAL intervienen en torno a cuestiones escolares y en torno a la solidaridad con Vietnam. En esos momentos nos encontramos con una politización veloz de la juventud, así como con una efervescencia mundial en torno a Cuba, Vietnam y China, frente a la autoridad y la sociedad de consumo.
Reivindicaciones inmediatas sobre las condiciones de estudio y esperanzas de ver una Revolución… una vanguardia que sólo sueña con eso… En enero del 68, el periódico Le Monde publica un artículo con el título “Francia se aburre”, y sin embargo…
Los acontecimientos de mayo
Como hemos podido ver, la revuelta estudiantil se sitúa en varios frentes: lucha contra el imperialismo, apoyo a los revolucionarios del tercer mundo, rechazo del porvenir que les reserva la sociedad burguesa, rechazo a la autoridad del profesorado, rechazo del patriarcado, de la moral represiva. La relación entre todos esos temas es la lucha contra el orden establecido. El polvorín estudiantil ha acumulado su carga, Mayo del 68 será la explosión.
Construida en la periferia, entre las chabolas y la estación de la Folie, la facultad de Nanterre cultiva una “vida interior” intensa. Los Departamentos de sociología, psicología y filosofía están rebosantes de ideas nuevas y contestatarias.
A principios de enero del 68, François Missoffe, Ministro de la juventud es abucheado por los estudiantes al inaugurar la piscina de la facultad. Interpelado sobre cuestiones relacionadas con los problemas sexuales de los jóvenes, sugiere a su interlocutor que no es otro que Daniel Cohn-Bendit que se tire tres veces al agua para tranquilizarse. Estudiantes preparan una recogida de firmas contra el carácter no mixto de las habitaciones comunes en las residencias universitarias. Como represalia, 29 estudiantes son expulsados de la residencia universitaria sin previo aviso.
5 de los 29 estudiantes expulsados de la residencia universitaria no tuvieron nada que ver con la “agitación sexual”, pero son militantes de extrema izquierda. ¿Por qué han sido expulsados? Pues por sus opiniones políticas. Y eso significa que la administración universitaria colabora con la policía para fichar a los “izquierdistas”.
En enero del 68, los estudiantes pegan carteles en el vestíbulo con la foto de los “maderos” de paisano que han sido localizados en la facultad. El decano manda a sus seguratas para acabar con esa agitación. Sin embargo, eso no basta. Las fuerzas de seguridad entran entonces en el campus y empieza un duro enfrentamiento entre un centenar de estudiantes y la policía.
El 22 de marzo del 68…
Debido al ataque de un comando contra la sede del American Express, organizado por el Comité Vietnam Nacional, seis personas son detenidas (una de ellas de la JCR, estudiante de Nanterre). El estudiantado de dicha facultad no se queda de brazos cruzados frente a la represión. Deciden ocupar el auditorio para celebrar una Asamblea y acuerdan ocupar la sala de Juntas de la Universidad. Un total de 142 estudiantes pasarán la noche en lo que es el símbolo de la jerarquía universitaria: el rectorado de Nanterre. Éstos fundan el Movimiento del 22 de Marzo, en referencia al movimiento 26 de julio de Fidel Castro. Es el principio de la primavera…
Los enfrentamientos con los fachas…
Los incidentes con la extrema derecha se multiplican durante el mes de abril. El objetivo para el grupúsculo de extrema derecha “Occident” es “cargarse bolcheviques”. Peleas, ataques a locales sindicales… esa es la tónica. Un comunicado de “Occident” declara: “La policía ya sólo tendrá que recoger a los provocadores marxistas. La caza a los bolcheviques ha empezado”.
El 1º de mayo, la CGT intenta impedir por la fuerza que los estudiantes se manifiesten junto a l@s trabajador@s: la clase obrera tiene entonces como referente absoluto el PCF, el cual multiplica avisos sobre la necesidad de alejarse de los grupúsculos izquierdistas ya sean trotskistas o anarquistas.
El 2 de mayo, los estudiantes de Nanterre prevén un ataque por parte de la extrema derecha durante la celebración de unas jornadas antimperialistas. Montan entonces en el Campus trincheras. El decano de la facultad pierde los papeles y decide acabar con ese ambiente cerrando la facultad. El 3 de mayo: mitin de protesta contra el cierre de Nanterre en el patio de la Sorbona. Está previsto que intervenga un fuerte comando de “Occident”. Los estudiantes se arman de patas de sillas o de mesas y… quien llega es la policía. Los policías detienen a los estudiantes que se encontraban en el patio de la Sorbona y ahí es cuando podemos hablar de detonante. Ese es el acontecimiento inesperado que va a conmover ese mes de mayo hasta el punto de hacer vacilar al poder del entonces presidente De Gaulle.
Las masas de los estudiantes, ya no sólo la vanguardia, se solidarizan con “sus camaradas”, oponiéndose violentamente a esa represión. Los altercados duran varias horas. El polvorín estudiantil está en llamas. Los antidisturbios apalean tanto a los estudiantes como a los transeúntes… lejos de apagar el fuego, incrementan la revuelta de esa juventud en una Francia que, al parecer, se aburre.
El movimiento estudiantil del 4 al 13 de mayo
Durante ese periodo, la juventud se enfrenta sola al poder gaullista. Los enfrentamientos del 3 de mayo han conllevado sanciones judiciales (pena de encarcelamiento), sanciones universitarias (ocho agitadores estudiantiles serán convocados por el Consejo de disciplina de la Universidad). Las Universidades de Nanterre y de la Sorbona están cerradas y ocupadas por la policía. Los estudiantes tienen entonces tres objetivos:
– Amnistía y liberación inmediata de todos los manifestantes.
– Reapertura de las universidades.
– Retirada de las fuerzas de seguridad de los barrios universitarios.
En la dirección del movimiento se encuentra un grupo informal de organizaciones estudiantiles y del profesorado: UNEF y el SNEsup (en lo que se refiere a sindicatos), el Movimiento del 22 de Marzo y las organizaciones políticas estudiantiles como la JCR. Es esa “representación estudiantil” la que, día tras día, fijará objetivos y convocará manifestaciones. A los estudiantes universitarios se unen rápidamente los estudiantes de enseñanza medias (con los CAL en cabeza) y jóvenes trabajadores. Todos participan en las barricadas en respuesta a la violencia policial. Las manifestaciones dinamizan el movimiento a diario. Una de ellas acaba en los Campos Elíseos, bajo el Arco del Triunfo, donde 40.000 jóvenes cantan La Internacional. La mayoría de esas manifestaciones terminan inevitablemente cerca del perímetro de una Sorbona fuertemente vigilada por la policía y acaban en enfrentamientos
¡A las barricadas!
A partir de los primeros días, empiezan a aparecer las primeras barricadas. Es la mejor forma de salvaguardarse de los CRS (Compañías Republicanas de Seguridad; antidisturbios franceses) pronto llamados por los manifestantes “CRS-SS”.
Las barricadas más grandes serán construidas por los estudiantes durante la noche del 10 al 11 de mayo. Después de varios intentos infructuosos por “liberar” la Sorbona, los estudiantes deciden, esa noche, asediar a los asediadores. Esta vez los enfrentamientos durarán toda la noche.
Durante esas primeras jornadas de mayo el clima insurreccional va creciendo. Las barricadas no son sólo un medio de defensa, son también uno de los símbolos vivos de la historia revolucionaria de París. De la revolución de 1848 a la liberación de París en 1944, pasando por la Comuna de 1871.
Para los estudiantes revolucionarios y para la JCR, la insurrección, las barricadas, etc. no forman parte de la imagen “romántica” de la revuelta… sino de su programa. Pero falta un actor para una revolución social: la clase obrera. De nuevo, la violencia policial desempeña involuntariamente un papel providencial. Es imposible ya contar los centenares de heridos y de detenidos… las escenas de violencia ciega, de apaleamientos, se multiplican para intentar romper el movimiento. La población ha seguido en directo o por radio los enfrentamientos de esta juventud valiente contra los “perros guardianes” del régimen. La población se solidariza con los estudiantes y los partidos de izquierda, frente a esa situación, se ven obligados a posicionarse. Sobre todo porque las organizaciones estudiantiles se lo exigen.
Mientras tanto, el PCF no deja de denunciar desde el principio a los “agitadores izquierdistas”, a los “pseudo-revolucionarios” y eso es utilizado por el poder que trata de separar artificialmente a los buenos estudiantes y sus justas reivindicaciones de los malos estudiantes izquierdistas con su “Revolución”. Pero al final, el 11 de mayo, después de una intensa noche de barricadas, la CGT, la CGDT, FO, la UNEF y el SNEsup llaman a la huelga general durante un día para el lunes 13 de mayo. Ante la amenaza de extensión del movimiento, el primer ministro Pompidou abandona esa misma noche su actitud de intransigencia: anuncia la reapertura de la Sorbona para el lunes 13 de mayo y el comienzo de los procedimientos necesarios para la liberación de los detenidos. Es un gran intento por desactivar el conflicto. Pero ya es demasiado tarde…
A partir del 13 de mayo, aparición de l@s trabajador@s en la movilización
El 13 de mayo es la señal para que la clase obrera se sume al movimiento. 800.000 manifestantes en París, 60.000 en Lyon, 50.000 en Toulouse, Marsella, Burdeos… l@s trabajador@s han seguido con mucho interés las luchas estudiantiles, algunos incluso se han mezclado con ellos en su demostración de fuerza en París y en las demás ciudades. ¿Y qué observan los obreros? Pues que los estudiantes, con sus métodos de acción – ocupación de la calle, de las facultades, violencia política…- no sólo han conseguido acabar con las manifestaciones light y las jornadas de acción sin futuro a las cuales les habían acostumbrado las direcciones sindicales reformistas, sino que además esos métodos demuestran que se puede hacer retroceder al poder.
De acuerdo con la propaganda de l@s estudiantes revolucionarios favorables a la convergencia entre estudiantes y trabajadores, l@s asalariad@s de las grandes empresas empiezan de manera espontánea un movimiento de ocupación de fábricas y de huelga general prolongable, a partir del 14 de mayo.
Causas profundas…
La adhesión de la clase obrera al movimiento no sólo se genera en torno a una cabezonada. Desde 1963 se hace sentir un nuevo ciclo de movilizaciones. La tasa de crecimiento anual de la producción ha pasado del 11,4% en 1960 a un 4,7% en 1963. Las consecuencias se ven en las nóminas. El salario neto anual medio de un obrero sólo ha aumentado un 5% de 1962 a 1963, mientras que éste había progresado un 27% entre 1959 y 1962. El Estado se ha enfrentado a l@s asalariad@s del sector público.
Los mineros han contraatacado con una huelga victoriosa de más de un mes para conseguir una mejora de sus salarios del 11,5%, con el fin de equipararlos a la media de los demás salarios industriales. En 1963 también, 65.000 obrer@s de Renault y 760.000 trabajador@s del sector metalúrgico de la región parisina consiguen que más de 4 millones de trabajadores obtengan la cuarta semana de vacaciones pagadas.
Hasta 1968, se multiplicaron los ataques del poder Gaullista contra la subida salarial, contra la seguridad social, contra la vivienda social, contra el derecho de huelga… y, como respuesta: ¡huelga y movimientos sociales!
En 1965, De Gaulle pierde votos. Los salarios tienen un retraso del 11,8% con respecto a los precios. L@s trabajador@s pagan el aumento de la productividad. Los precios, los alquileres, la electricidad, el gas y la gasolina suben. En enero del 68 en Caen, Redon, Fougères tienen lugar enfrentamientos violentos entre los huelguistas de la Saviem y de Moulinex y los CRS. En febrero, marzo y abril tienen lugar las huelgas de la metalurgia, de los bancos, de Air-Inter. En unos cuantos años, las razones para la rabia popular han ido creciendo.
…para una huelga general
El 14 de mayo del 68, los obreros de Sud-Aviation, cerca de Nantes, dan el tono ocupando la fábrica y secuestrando a su patrón. El 15, los cuadros de empresa de Renault-Cleon son a su vez secuestrados. El 16, la huelga se extiende hasta Renault-Flins, Le Mans y Billancourt. Es la metalurgia, concretamente la aeronáutica y el sector de la automoción, quienes entran primero en la lucha, arrastrando luego a toda la clase obrera.
Los transportes están paralizados: 200.000 huelguistas el 17 de mayo, 2 millones el 18, 4 millones el día 20… La huelga se extiende a todas las regiones y a todos los oficios. El 22 de mayo hay 8 millones de huelguistas. En solo nueve días, la huelga se ha convertido en huelga general ilimitada sin que las direcciones sindicales la hayan convocado en ningún momento. El movimiento estudiantil empieza a pasar a un segundo plano. Aunque, para l@s estudiantes, esto aún no ha acabado. Para el estudiantado revolucionario, lo serio empieza ahora. El poder ha retrocedido, y eso está muy bien, pero es necesario acabar con él. Eso es algo más complicado, ya que implica un gran trabajo de convicción. En la Sorbona liberada, en el Odeón, en Censier y los demás centros “culturales” comienzan verdaderos foros permanentes. Todo el mundo debate sobre todo, es una verdadera liberación de la palabra, que mezcla a estudiantes con trabajador@s…
Algunos institutos también son ocupados. Pero el verdadero objetivo para l@s revolucionari@s sigue siendo las fábricas y los barrios. Aunque unos cuantos Comités de acción con estudiantes nacen en los barrios, la CGT vela escrupulosamente para que l@s izquierdistas no “contaminen” a l@s obrer@s con sus ideas revolucionarias, cerrando por ejemplo las puertas de las fábricas al estudiantado. La existencia de ese PCF reformista, institucionalizado, y su dominio sobre el proletariado, ejercido a través de la CGT, hace difícil, por no decir imposible, la unión estudiantes-trabajador@s en casi en ningún lado…
Estos últimos, con la ocupación de las fábricas, han entroncado con la experiencia de 1936. Pero ocupación del aparato productivo no significa necesariamente autoorganización y democracia en la lucha. La experiencia de la Comuna de Nantes, con su Comité central de huelga elegido, que unificaba a vecin@s, trabajador@s, agricultor@s y estudiantes y que gestionó durante un cierto tiempo la ciudad constituye un ejemplo aislado.
En la mayoría de los casos, la CGT, temiendo que el proceso se le fuera de las manos, se sitúa al mando de la acción sin mayor discusión. En el Norte-Pas-de-Calais, sólo el 14% de los Comités son formados por personas no sindicadas, ¡sólo 2% de los Comités son revocables! Si bien es cierto que el funcionamiento en Asamblea General representa una innovación de mayo del 68, también es cierto que la delegación de poder bajo mandato y el control de l@s delegad@s por la base sigue siendo insuficiente.
Las carencias democráticas permiten a las burocracias sindicales aislar a l@s trabajador@s de l@s estudiantes revolucionari@s, controlando los piquetes de huelga, pero también aislar a l@s trabajador@s entre una y otra empresa. Se necesitarán varios días de discusión para que una delegación de Renault-Flins pueda entrar en Renault-Billancourt.
El movimiento estudiantil es eclipsado por el movimiento obrero. Ya no tiene objetivos ya que ha logrado sus tres puntos inmediatos. Además, éste no está lo suficientemente estructurado ni es lo suficientemente fuerte como para enunciar propuestas claras que pongan en tela de juicio al poder. L@s estudiantes siguen llamando a, y participando en, las manifestaciones. Se esfuerzan, en todos los lugares donde es posible, por estar al lado de l@s trabajadores.
Los días 22 y 23 de mayo, l@s estudiantes tienen varios altercados con las fuerzas de seguridad en el Barrio Latino. El 24 de mayo, mientras que los cortejos de asalariad@s y estudiantes convergen, De Gaulle habla en la radio. Su propuesta de referéndum sobre la participación tiene muy poco éxito. L@s manifestantes cantan en la calle “Adiós, De Gaulle, adiós”.
La manifestación había sido prohibida, por lo tanto, ésta acaba con duros enfrentamientos. Mientras tanto, la Bolsa es incendiada por un grupo de manifestantes. Una nueva noche de barricadas se desarrolla en el Barrio Latino hasta las seis de la mañana.
El poder negocia su supervivencia
Del 14 al 24 de mayo, todo el mundo tiene un ojo puesto en el Elíseo (residencia del presidente de la República) y en Matignon (residencia del Primer Ministro). El poder está herido, pero ¿hasta qué punto? Los Comités de ocupación de las fábricas, de la Sorbona, del Odeón, los Comités de acción barriales, los cineastas, los CAL… desbordan de energía. Sin embargo, no constituyen el embrión de un órgano democrático de contrapoder. Y eso, potenciado por el PCF, único partido que podría haber federado ese movimiento y que no tenía ninguna intención de hacerlo. Al contrario, había cogido el tren en marcha y trataba por todos los medios de frenarlo.
Los acuerdos de Grenelle, negociados rápidamente el 25 de mayo entre la patronal, el gobierno y los sindicatos, sirven para canalizar el descontento obrero y para transformar una huelga general políti-ca en un simple movimiento reivindicativo.
La plataforma CGT-CFDT reclama: 50% de aumento para el salario mínimo interprofesional y un 10% para los demás salarios; la vuelta a las 40 horas semanales pagadas como las 48 de entonces; la abrogación de las ordenanzas del 67 contra la Seguridad social; libertades sindicales en todas las empresas…Esas negociaciones son para Pompidou la única posibilidad de salir de la crisis política. Si las direcciones del PCF y de la CGT aceptan el pacto, “satisfacción de las reivindicaciones significa vuelta al trabajo”, el poder estaría salvado. Las negociaciones del gobierno con la CGT pintan bien y la patronal sabe mostrarse relativamente generosa cuando sus intereses vitales están amenazados. Al cabo de 72 horas de negociaciones en el ministerio de asuntos sociales, los sindicatos acuerdan:
– Un aumento de más del 40% del salario mínimo interprofesional (del 7% del 1º de junio a más el 3% el 1º de octubre para los demás salarios).
– Una disminución del 25% de los gastos médicos.
– Un reconocimiento de la sección sindical en la empresa.
– La 5ª semana de vacaciones remunerada en una decena de sectores y numerosas promesas jamás cumplidas sobre la reducción de la jornada laboral, sobre la disminución de la edad de jubilación y sobre la escala móvil de los salarios.
A la salida, los sindicalistas realzan los aumentos de salarios y los derechos sindicales. La implantación sindical pasa de un 22% a un 51% en las empresas. Pero el aumento de los salarios acabará siendo anulado por la inflación en unos tres años. Las negociaciones para la vuelta a las 40 horas semanales nunca tendrán lugar. La derogación de las ordenanzas del 67 contra la Seguridad social, prioridad de la CGT y de la CFDT, tampoco se llevará a cabo. Las direcciones sindicales han vendido la huelga más grande que Francia haya conocido jamás por un plato de lentejas, obteniendo menos que durante las movilizaciones del 36 con 4 veces más huelguistas.
Los sindicatos no firman el “protocolo de acuerdo”, pero eso no impide a Georges Séguy, secretario general de la CGT, declarar en la escalinata de Grenelle que “lo que ha sido decidido no puede ser discutido” y “a menos que pensemos poder ir más lejos en estos momentos, la vuelta al trabajo no debería tardar”.
Las grandes maniobras
L@s trabajadores rechazan masivamente los acuerdos de Grenelle. La dirección de la CGT esquiva entonces sus responsabilidades: “no podemos hacer un llamamiento a la vuelta al trabajo, ya que no hemos llamado a la huelga”, y deja a l@s trabajadores sin perspectivas que puedan favorecer la continuidad del movimiento.
Estamos a día 27 de mayo, las negociaciones han durado dos días. La UNEF, con el apoyo de la CFDT, convoca un mitin en el estadio Charlety. De Gaulle autoriza finalmente esa concentración y las fuerzas de seguridad se mantendrán al margen. Muchas organizaciones acuden a la cita: la UNEF, una JCR desconfiada, los maoístas, el PSU, anarquistas… Delegaciones de Sud-Aviation, de Flins, de Crédit-Lyonnais son ovacionadas a su llegada. Ese mitin tiene un carácter ambiguo: por un lado, es la concentración de otra izquierda diferente a la de los partidos institucionales; pero, por otro, es claramente una maniobra del PSU para colocar a Mendès France.
En efecto, el PSU, la CFDT, FO y personalidades entre las que destaca Mendès France se reunieron la noche anterior para analizar la puesta en marcha de un gobierno de transición, que integrara la “corriente de mayo”. La izquierda tradicional no pierde el tiempo: a la mañana siguiente, Mitterrand, candidato de la izquierda a las elecciones presidenciales en 1965, da una rueda de prensa. Frente a los periodistas, declara aceptar a Mendès France para el gobierno provisional, pero en lo que se refi ere a la presidencia de la República: “os lo anuncio ya, soy candidato”. El PCF no quiere para nada a Mendès France, ya que éste apoya a la OTAN. Entre él y De Gaulle, prefieren a este último.
Mientras tanto, quiere hacer una demostración de su fuerza: el 29 de mayo, el PCF llama a l@s trabajador@s y a la población a manifestarse masivamente. El Gobierno tiene miedo, la manifestación de varios centenares de miles de huelguistas se detiene a 800 metros del Elíseo. Sin embargo, hace ya un mes que el PCF es la muralla más segura de la burguesía. De hecho, hace saber que está dispuesto a formar Gobierno, como después de la liberación del 45, bajo la dirección de De Gaulle.
Durante ese tiempo, el general De Gaulle, ha desaparecido. El miedo se instala en la clase dirigente, el Estado tiembla. De Gaulle se reúne en secreto con el jefe de las fuerzas armadas francesas en Alemania, el General Massu. Al día siguiente, el 30 de mayo, De Gaulle retoma las riendas del poder disolviendo el Parlamento. Se ha asegurado el apoyo del ejército durante su escapada a Alemania y prepara las mentes para una eventual guerra civil, haciendo un llamamiento a la población para que cree Comités de Defensa de la República, amenazada, según él, por el comunismo totalitario. Insistiendo en que no va a ceder, éste reafirma “el poder de la burguesía”. El 30 de mayo, centenares de miles de personas se manifiestan en apoyo a De Gaulle en los Campos Elíseos. Burguesía, pequeña burguesía asustada, gaullistas y agrupaciones fascistas se reúnen para salvaguardar sus intereses.
El golpe de gracia
El PCF y la izquierda ya han sudado demasiado durante este mes de mayo. En ese momento colaboran por completo con el juego institucional del poder gaullista. En torno a los acuerdos de Grenelle, fuerzan la vuelta al trabajo. Poco a poco, se vuelve a la situación normal, el movimiento huelguístico decae, el pueblo en lucha se retira… La campaña electoral puede empezar.
La CGT y el PCF organizan la vuelta al trabajo en base a los acuerdos de Grenelle. Sus emisarios van de empresa en empresa para convencer a l@s trabajador@s. Cuanto más organizados democráticamente están l@s asalariad@s, más difícil es la vuelta al trabajo. Pero éstos no aguantarán mucho tiempo.
This is the End…
El movimiento estudiantil es también víctima de la traición de los partidos reformistas y ve impotente el final progresivo de la huelga general. Globalmente, las organizaciones revolucionarias llamarán al boicot de unas elecciones que los partidos de izquierda acabarán perdiendo. Durante la segunda vuelta de las legislativas, la mayoría que apoyaba a De Gaulle obtiene 358 escaños de un total de 465. El 10 de junio, los huelguistas de Renault-Flins, que intentan impedir la vuelta al trabajo, llaman a los estudiantes para que les apoyen. Éstos vendrán en gran número.
Durante los enfrentamientos entre estudiantes-trabajador@s y policías, Gilles Tautin, joven estudiante de bachillerato muere ahogado en el Sena mientras intentaba escapar de la policía. Es la muerte simbólica del movimiento estudiantil. Esa noche se volverán a presenciar enfrentamientos y barricadas de los estudiantes después de una gran manifestación en honor a Gilles Tautin.
El 12 de junio, el Gobierno, seguro ya de no tener nada que temer de los partidos de la izquierda institucional, empieza a reprimir a la extrema izquierda, disolviendo el movimiento del 22 de marzo, la UJC(ml) y la JCR. El 16 de junio, un domingo, la policía toma la Sorbona, símbolo hasta entonces de la lucha estudiantil. Hasta finales de junio, o principios de julio, los últimos grupos de huelguistas pelean cada vez más aisladamente hasta que la lucha acaba: mayo del 68 acaba de pasar a la historia.