Después de que se les hubiese prohibido el acceso durante 30 días en su propia facultad, estos cuatro sindicalistas estudiantiles de la UNEF de Nanterre en París acaban de ser detenidos y llevados a comisaría.
Estos militantes llevan desde el principio del curso comprometidos con la lucha de los “sans-facs” (estudiantes que se han quedado sin plazas en dicha universidad y no han podido matricularse a causa de la selección). El rector de la universidad, Jean-François Balaudé, ha tenido como principio rechazar que estos jóvenes puedan acceder a la enseñanza superior y matricularse en los estudios que ellos elijan. Dicho rector prefiere dejar que la tensión vaya en aumento y gastarse el dinero de la universidad contratando más seguridad privada para reprimir la movilización, en lugar de sentarse y negociar las últimas matriculaciones. Quiere de ese modo afirmar, como buen soldado de Macron, su desprecio hacia aquellos y aquellas que luchan con la injusticia.
Para aplastar esas resistencias, el rectorado de París-Nanterre no duda en no respetar un derecho elemental: el pasado 7 de octubre, convocó una Comisión de las formaciones y de la vida universitaria (CFVU) sin convocar a una parte de l@s estudiantes elegidos en dicha comisión como son Barth y Victor. El rectorado de la universidad se atrevió incluso a mandar agentes de seguridad para impedirles físicamente acceder al lugar de la reunión. Es precisamente por haber intentado entrar en el edificio donde se celebraba dicha reunión que nuestros 4 compañeros están hoy acusados de “violencia”, retenidos por la policía por tratar de hacer que se respete su derecho, como estudiantes electos, a poder asistir a dicha reunión así como por luchar por el derecho de l@s estudiantes a poder estudiar.
En un momento en el que la juventud estudiantil se moviliza en toda Francia, después de que un estudiante de Lyon se inmolara para recordar al gobierno cuál es la realidad de la precariedad, este tipo de medidas represivas sólo pretenden intimidar e intentar disuadir a l@s que pretenden resistir y no dejarse hacer. Pero el gobierno, el rectorado y la policía se equivocan: todo esto sólo refuerza nuestra determinación.
Ayoub Barth, Sélim y Victor deben ser liberados inmediatamente y sin ningún cargo. Los que condenan el futuro de la juventud, seleccionándola y precarizándola, son los que deberían de estar a día de hoy detenidos.