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“London’s burning! London’s burning! All across the town, all across the night” vomitaba en el micrófono la voz enfadada e Joe Strummer en el lejano 1977 cuando para asaltar el cielo el proletariado metropolitano inventa nuevas prácticas de sabotaje que desbordan de los lugares de trabajo. 40 años después los centros de trabajo han desaparecido o han sido deslocalizados, y el proletariado ha sido casi derrotado definitivamente en la lucha de clases dirigida desde arriba contra l@s pobres, Londres arde de nuevo.

Arde durante toda la noche la Grenfell Tower, arde porque los ricos que habitan alrededor no soportaban ver ese rascacielos con unos muros que se estaban pelando. Documentos que insisten, de modo paroxístico, sobre la “cuestión del aspecto externo”, de la apariencia, que explican claramente cómo es fundamental proteger la condición de vida de los barrios limítrofes, los enclaves de lujo de Ladbroke y Avondale, en general toda la zona gentrificada y privilegiada del oeste de Londres, que debe ser “protegida” por la vista de ese monstruo.

Por eso se puso ese revestimiento pobre, capas de aluminio y poliuretano altamente inflamables, que crean el efecto de una cámara de gas. Para ahorrar. Para no molestar la vista de los ricos.

Estos son los años en que en Ladbroke Road y Portobello Road las 2ª y 3ª generaciones de inmigrantes del Caribe se revuelven contra la segregación económica racial. Los años en que The Clash en White Man in Hammrsmith palais invocan la rebelión del proletario contra las falsas promesas del estado del bienestar. Pero después los ricos ganan la lucha de clases. El punk es asumido y canonizado por su punto de vista estético. La gentrificación transforma la zona en lugares de culto, set de películas y spots publicitarios.

Los precios de las casas aumentan desmesuradamente. L@s pobres son expulsad@s y l@s que quedan acaban quemad@s viv@s. Las casas que quedan en pie se las esconde de la vista de los enclaves privilegiados.

Lo hizo también la sanguinaria Junta Militar argentina cuando fue anfitriona del Mundial de Fútbol en 1978, levantó en Buenos Aires un muro que escondía la miseria de los barrios pobres a los ojos de l@s aficionad@s y de l@s periodistas que desde Europa llegaban para contar el evento. ¿Por qué no debía hacerlo el democrático Royal Borough de Kensington & Chelsea para proteger a l@s turistas del lujo, l@s jóvenes diseñadores, productores, trabajador@s de la City que eligen el oeste de Londres como bien retiro tras una larga jornada de trabajo?

En 2014 KCTMO, la Kensington & Chelsea Tenant Management Organisation, el departamento de urbanística y gestión de la vivienda pública del barrio de Kensington, decide comenzar los trabajos de remodelación de la Grenfell Tower. Rydon siempre cuenta cómo Nick Paget-Brown, miembro del Partido Conservador y presidente del consejo de zona de Kensington & Chelsea, después de una visita a las obras acabadas en mayo del año pasado, se felicita de cómo “a primera vista el revestimiento del rascacielos ha mejorado su aspecto externo”.

Pero como sucedió en 2009 en Lakanal House de Southwark, también aquí algo salió mal. El espacio entre las capas de aluminio y poliuretano alimentó las llamas y mantuvo en círculo el gas. Pero cuando “London’s burning! All across the town, all across the night” no se puede fingir ignorarlo. Y así los tabloides más difundidos, que trabajan para los ricos y son comprados por los pobres, claro ejemplo de cómo la lucha de clases la han ganado los primeros, disparan en sus primeras páginas las desigualdades sociales que han producido el desastre.

The Sun entrevista a Arnold Tarling: “El revestimiento exterior parece muy elegante pero está compuesto de materiales de pésima calidad y con una estructura absolutamente inaceptable, a pesar de que las regulaciones lo permiten, dice el experto de seguridad. Ese revestimiento es un asesino silencioso. Ésta era una tragedia que debía suceder. Los paneles inflamables y el revestimiento para embellecer la fachada han servido de chimenea”.

El Daily Mil cuenta cómo Rydon, la empresa que obtuvo el contrato por 10 millones de la Royal Borough de Kensington & Chelsea, subcontrató las obras de la fachada al precio de 2,6 millones de libras esterlinas Harley Curtain Wall, compañía del este de Sussex que declaró en quiebra hace 2 años, por haber sido condenada a resarcir las obras mal hechas en otras ciudades del sur. Por una parte las “gated communities” cerradas para ric@s, por otra las zonas para pobres, y cuando los segundos molestan a los primer@s, van eliminados.

Poco después de la medianoche del 15 de junio de 2017, desde las ventanas, las terrzas y jardines de sus apartamentos de lujo, a los ojos de l@s habitantes de Kensington al final del día descansados y felices, protegidos de las monstruosidades de la vivienda pública, se encendió la llama purificadora de la lucha de clases en lo alto.

Pero la revolución blanca fue la de la Maggie’s Farm thatcheriana y la de la Cruel Britania de Blair, de la victoria de los principios competitivos y la competencia intraespecífica establecidos por la escuela ordoliberal. A medida que la falsa clase media se ha convertido en proletaria, así el pobre blanco se ha convertido en negro. Para arder vivo.

Arde durante toda la noche la Grenfell Tower. Mientras, Joe Strummer ha muerto, a The Clash ya no lo escucha nadie y las luchas de 1977 se desvanecen y desaparecen en este atroz 2017. Lo explica David Collins, miembro del Grenfell Action Group, el comité de residentes del edificio constituido desde hace varios años. En el mismo periódico se hace eco de ello Judith Blakeman, consejero de zona y miembro del KCTMO.

Arde durante toda la noche la Grenfell Tower, el rascacielos de vivienda pública de la zona de Hammersmith. Arde durante toda la noche la Grenfell Tower, y el proletariado urbano grita, se quema vivo o se ahoga por el humo. O lanzándose por las ventanas. Y tod@s lo sabían. Arde durante toda la noche la Grenfell Tower, arde porque los ricos de alrededor no soportaban ver ese rascacielos con unos muros que se estaban pelando. Molestaba su aspecto externo.

La Grenfell Towe es una trampa de fuego. Lo escribieron el pasado noviembre los habitantes de este infierno de cristal. “London’s burning! All across the town, all across the night”. Es un incendio de clase.