Macron, la tarde del 31 de diciembre de 2017: “Me he dedicado a hacer a lo que me había comprometido durante la campaña presidencial”.
Quería hacer reformas rápido y mediante decretos y está claro que cumple sus promesas más allá incluso de las esperanzas de Gattaz y la Medef (patronales francesas). En 2016 ya había sido el arquitecto de la posibilidad generalizada de trabajar el domingo, de la ley El-Khomri que firmaba la muerte del Código del trabajo. En 2017, convertido en presidente de la República, no falló en su tarea: servir a su clase social, servir al capital. Una vez aprobados los decretos, su Loi Travail se aplica. Y para quienes todavía tuvieran dudas, las y los empleados de PSA y Pimkie van a empezar este nuevo año en la salsa de la patronal con las primeras aplicaciones de la ruptura del convenio colectivo.
Esta vertiente de la Loi Travail es perfectamente vendida a través de una comunicación bien pulida de accionistas y patrones: sería como una salida voluntaria pero incluso más amistosa y con indemnizaciones quizás más elevadas que en un plan social de empresa. ¡Menuda broma! No hay ninguna salida voluntaria, y menos amistosa, en el marco de la correlación de clases entre emplead@ y patrón que pueda estar a favor de l@s trabajador@s. Bajo esta nueva denominación se esconde nada más y nada menos que una nueva posibilidad de despedir a menor coste, es decir, en condiciones siempre más favorables para la patronal.
¿Y qué margen de defensa se nos promete? Que la ruptura del convenio colectivo sea aprobada por los sindicatos mayoritarios de la empresa. Evidentemente esto no nos tranquiliza en absoluto porque es en las empresas donde el sindicalismo mayoritario es favorable a la Loi Travail. Si no quedan empresas donde los sindicatos estén en capacidad de oponerse a estos acuerdos, se prevé la dificultad de resistir empresa a empresa. Incluso para CGT o Solidaires, pues era con la movilización de conjunto contra la Loi Travail de 2016 cuando la correlación de fuerzas era más favorable. Pero las direcciones sindicales no quisieron entonces llevar la lucha hasta el final.
En el caso de Macron, igualmente también está la reforma del seguro del desempleo y de la formación, el aumento de la CSG (contribución social generalizada) y la puesta en práctica de la selección post-bachillerato. Y se pasa la pelota a enero a la máquina del pseudo “diálogo social” entre el Elíseo y las centrales sindicales. Después de haber saboteado las posibilidades de una movilización de conjunto en otoño, volverán a sentarse a la mesa de las negociaciones para, según el viento, elevar el tono o hacer creer que habrá posibilidades de un “cambio” en favor de l@s trabajador@s, de quienes son las vidas rotas que se acumulan en el altar del beneficio y la dominación del capital.
Pero nada hay que nos obligue a la resignación
Al igual que las y los trabajadores de la limpieza en Onet que han ganado sus reivindicaciones después de varias semanas de huelga, como l@s trabajador@s de Correos del distrito 91 que están en huelga desde hace 2 meses como docenas de colegas suyos en otras muchas partes de Francia contra las reorganizaciones, como l@s emplead@s de Ehpad, ni un día sin estar en huelga, no hay colectivo de trabajador@s que se nieguen más a ser tratad@s por debajo de la tierra. Ellos y ellas están luchando por su dignidad por supuesto, pero también para reclamar lo debido hacer frente a los rapaces cada vez más voraces que se sienten protegidos por este gobierno de millonarios.
En 2018, seguiremos apoyándonos en todo lo que está vivo y decidido a luchar en nuestro campo social. Pero también para unir a quienes no han perdido el camino de la huelga pero que están luchando sol@s mientras que nuestros enemigos son comunes y están determinados. 50 años después del 68 de mayo, hagámosles sentir el peso de los adoquines y el buen olor de la huelga general a este gobierno y a sus lacayos. El 20 de enero, por ejemplo, en la convocatoria del Front Social, multipliquemos las iniciativas militantes en todas partes para desear un año de derrota y caída a los explotadores de este mundo.