Miles de trabajador@s temporales con contratos petroleros y petroquímicos llevan en huelga desde el 20 de junio demandando mejoras en sus condiciones y salarios en Irán. En total son un@s 100000 trabajador@s en 105 instalaciones de 19 ciudades.

La economía de Irán, a pesar de encontrar atajos alrededor de las sanciones de EEUU, está en crisis. El sector del petróleo se ha apartado mayoritariamente de los contratos fijos como una forma de bajar los salarios y aumentar los beneficios. Estos trabajador@s son contratad@s ampliamente bajo contratos temporales y subcontratas sin afiliación al Ministerio del Petróleo, un movimiento que profundiza en la privatización del sector.

En la actualidad hay más de 160000 trabajador@s pertenecientes al sector del petróleo en Irán. La privatización y ahora la creación de una capa laboral precaria en el petróleo sirven para desestabilizar un sector históricamente militante de la clase trabajadora de Irán. L@s trabajador@s temporales cobran una media de entre 25 y 40 millones de Rials (de 100 a 160 dólares) mensuales, mientras que el coste de vida en Teherán es de 110 millones (440 dólares) para el mismo periodo. En comparación, l@s fij@s cobran más de 120 millones de Rials.

Las huelgas se están expandiendo, especialmemte cuando l@s trabajador@s fij@s han amenazado con unirse en solidaridad si las demandas no son cumplidas hacia el mes de agosto. Estas demandas incluyen mayores salarios, una escala móvil de salarios para responder a la inflación, el fin de los despidos injustos y regulaciones en materia de salud y seguridad.

El Consejo de Organización de Protestas (COP) sobre l@s trabajador@s temporales del petróleo dice “Queremos dirigirnos al pueblo iraní. Agradecemos a l@s compañer@s obrer@s, nuestr@s camaradas en la planta de tratamiento de azúcar de caña de Haft Tappeh, así como a los sindicatos de docentes, asociaciones de trabajador@s jubilad@s y las organizaciones de estudiantes que nos han apoyado con sus declaraciones. La demanda de aumento salarial no es solo una demanda de l@s trabajador@s del petróleo: sabemos que tod@s l@s trabajador@s (profesor@s, jubilad@s y demás) tienen la misma demanda. Por tanto, esperamos el apoyo y el ánimo de l@s compañer@s”.

El Gobierno es muy consciente de la importancia histórica de este sector. L@s trabajador@s pedían la nacionalización del petróleo en los 50, lideraron huelgas contra el Shah y eventualmente fueron un elemento clave que permitió la revolución del 79 que puso la República Islámica en el poder.

El nuevo presidente, Ebrahim Raisi, un político conservador que, según rumores, podría ser elegido para sustituir al envejecido Ali Jamenei, se enfrentará al reto doble de la presión de los poderes imperialistas y la clase trabajadora iraní que se niega a estar callada ante la austeridad y la represión. No hay duda de que los capitalistas iraníes intentarán mantener su poder mientras andan sobre la cuerda floja entre estas fuerzas.

Irán probablemente se apoye en sus alianzas con China y Rusia como una fortaleza contra el imperialismo estadounidense, que ha lanzado ataques aéreos recientemente contra puestos iraníes en Irak y Siria. Nuevas sanciones están siendo puestas a Rusia, China e Irán por parte de EEUU. Putin también ha firmado una extensión de 20 años a su tratado con Irán recientemente, asegurando la cooperación a todos los niveles, desde los económicos hasta los de seguridad y militares.

Las alianzas de Irán con poderes imperialistas como Rusia y China no harán mucha diferencia en materia de las condiciones laborales de la clase trabajadora de Irán. L@s trabajador@s precarizad@s iraníes subrayan la realidad de ser llevados cada vez más lejos en la pobreza debido a la austeridad. Los capitalistas iraníes intentan escurrir cualquier posible beneficio de un mercado global cada vez más inestable.

Los ataques de EEUU en Siria e Irak relacionados con Irán son un recordatorio de que la elección de Joe Biden no es una salida de la política exterior de Trump. Biden defiende firmemente la política pro guerra de sus predecesores. La posibilidad de una guerra EEUU-Irán no debe ser descartada. Además, las sanciones de EEUU solo debilitarán la capacidad de que l@s trabajador@s petrolíferos de Irán sigan con su lucha.

La solidaridad internacional es fundamental. Los movimientos obrero y pacifista de los EEUU deben ampliar su apoyo a la clase trabajadora de Irán a través de la construcción de una oposición a la política exterior de EEUU. Si no, el régimen iraní seguirá usando las sanciones como un ariete contra las demandas de l@s trabajador@s.