El domingo por la noche, Macron asumió el conjunto de su política. No piensa limitarse a los ataques actuales, sino que piensa ir incluso más lejos. Pretende por ejemplo una segunda jornada de “solidaridad” con las personas dependientes, es decir una jornada de trabajo no pagada, a la vez que pretende atacar de nuevo a las pensiones. “Acabar con los régimenes especiales” significa en su idioma alinear a tod@s l@s trabajador@s en base a las peores condiciones laborales.
Podríamos al contrario armonizar en base a las mejores condiciones. Pero para eso, sería necesario que la Seguridad social tuviese más medios. Llenar sus arcas no sería difícil, aumentando los salarios y contratando en la función pública para acabar con el paro. Evidentemente, medidas de este tipo no serán tomadas jamás por este gobierno que está al servicio de los más ricos, de los parásitos, de los verdaderos privilegiados, es decir esa minoría que se beneficia de la supresión del ISF (Impuesto de Solidaridad sobre la Fortuna) y a la que poco le importa el empeoramiento de los servicios públicos.
Estudiantes, ferroviari@s, función pública… ¡es sólo el principio!
La propaganda de los políticos y de los medios en contra de la huelga de los ferroviarios y ferroviarias funciona cada vez menos. Los y las trabajadoras ven que la huelga es la única arma que nos queda para hacer retroceder al gobierno y a la patronal, para defender nuestros derechos como asalariados e incluso como usuarios y usuarias de los servicios públicos. L@s que se levantan a veces en medio de la noche y renuncian a sus fines de semana o a sus días festivos para hacer andar los trenes no son unos “privilegiados”.
Tienen mucha razón de luchar para conservar los derechos adquiridos mediante decenas de años de lucha, al igual que el estudiantado que pelea para conservar el acceso a la universidad y para mejorar sus condiciones de estudio. El gobierno quiere instaurar una selección en la universidad, con la excusa de que no hay plazas suficientes. De nuevo ahí, otra solución posible sería dar más medios, construir universidades, contratar en la enseñanza superior. Pero para eso, habría que renunciar a los regalos realizados a los más ricos.
Con la porra y la mentira
Para desacreditar nuestras luchas, el gobierno emplea la mentira. Hace creer que l@s huelguistas son sólo una minoría, insinuando incluso que no son ni estudiantes. Con esa excusa manda a la policía e incluso a grupos de extrema derecha armados para dar palizas en las aulas. Vemos en ese sentido hasta qué punto la extrema derecha es “antisistema”, siendo en realidad un salvavidas de Macron. Pero esa estrategia es un fracaso. Cuanto más interviene con violencia la policía, más el estudiantado muestra su solidaridad y más crecen las asambleas y las manifestaciones.
La represión y la violencia también atañe a los zadistas (militantes ecologistas) de Notre-Dame-des-Landes, los cuales después de haber conseguido la anulación de la construcción de un aeropuerto inútil y perjudicial para el medio ambiente, deseaban permanecer en esas tierras para seguir trabajándolas. Pero muy a pesar de lo que pueda decir, el gobierno no consigue acabar con esa ocupación.
Las victorias son posibles contra la represión. En los Hauts-de-Seine (departamento del 92), Correos ha despedido al sindicalista de SUD-actividades postales Gaël Quirante. Para ello, ha necesitado del acuerdo de la ministra del Trabajo Muriel Pénicaud, ya que la inspección del trabajo había rechazado el despido, argumentando que Gaël era víctima de un ensañamiento debido a su actividad sindical. Pero la semana pasada, el tribunal de gran instancia ha desestimado la petición de Correos, el cual pedía que el acceso a las oficinas le fuese denegado a Gaël. Por tanto, el sindicalista sigue autorizado a poder defender a sus compañeros.
Son los y las trabajadoras las que tienen que elegir quien los representa, y no a los patrones. L@s carter@s de varios centros del 92 llevan en huelga reconducible desde el anuncio de la autorización del despido, exigiendo la reintegración de Gaël y la mejora de sus condiciones de trabajo. Mediante esa victoria en los tribunales, vemos como la determinación y la lucha empiezan a dar sus frutos.
Las luchas convergen
Frente a nuestro enemigo, tenemos todos y todas interés en unirnos, en oponer un único y mismo movimiento de lucha. En toda Francia se van tejiendo lazos entre los diferentes sectores movilizados. Ferroviarios acuden en las asambleas estudiantiles, estudiantes se manifiestan con asalariad@s… Y decenas de miles de personas participan en las cajas de resistencia de los huelguistas. Y ese apoyo a las huelgas puede y debe convertirse en un apoyo activo.
La jornada estatal de manifestaciones comunes del 19 de abril puede ser una etapa en ese sentido. Otras fechas seguirán, concretamente en mayo, pero es sin esperar que debemos converger para dar perspectivas a ese movimiento participando a las asambleas generales interprofesionales que tendrán lugar el 19 de abril. Si cada una de las luchas en curso se extiende y otros sectores del mundo del trabajo se van uniendo, conseguiremos lo que queremos.