El amarillo fluorescente de los chalecos enfatiza el mensaje de las camisetas, impresas en blanco sobre negro: “Justicia para Adama: sin justicia, no tendréis nunca paz”. Frente a la Estación del norte, en París, un grupo de militantes destaca gritando entre el resto de los viajeros este sábado 20 de julio. Por 3º año consecutivo, la marcha homenaje a Adama Traore, un hombre de 24 años que murió durante un arresto y se ha convertido en símbolo de la violencia policial del estado francés, se ha reunido en torno a un fuerte mensaje: “Respondamos al autoritarismo”.

Hace 3 años Adama perdió su vida en la gendarmería de esta pequeña ciudad popular de Val-d’Oise. Assa Traore, hermana mayor del fallecido, no comparte las dudas de los investigadores. La última investigación médica, hecha pública por su familia en marzo pasado, refuta el origen natural. La muerte por asfixia de Adama resultaría causada por el placaje en el vientre llevada a cabo por los gendarmes durante su detención. Según el abogado de la familia Traore, Yassine Bouzrou, la decisión de los jueces de ordenar otro peritaje prolongará innecesariamente la investigación. “Los gendarmes deben ser juzgados por causar la muerte de Adama Traore”.

Esta 3ª marcha, organizada por el Comité Adama, ha tenido este año un acento y tono más particulares con la presencia de muchos chalecos amarillos. En los últimos meses, al margen de las manifestaciones, cientos de herid@s a veces muy graves han provocado una atención política y mediática sin precedentes en Francia sobre la violencia policial. Much@s vecin@s están encantad@s de ver finalmente que se amplíe la lucha contra la violencia policial: “Hay cosas que nos parecen triviales, pero que, lamentablemente, son muy serias”.

El mensaje del colectivo Adama ha evolucionado y se ha vuelto más ofensivo. Sus partidarios comprenden la necesidad de convergencia y actúan para unificar todas nuestras luchas, saludando la capacidad de respuesta y el compromiso de la familia Traore. En 2016 apoyaron a los estudiantes de Tolbiac durante la huelga por la Loi Travail de Hollande, y en este curso desde el comienzo de los chalecos amarillos llamaron a l@s vecin@s a unirse y ser partícipes de las movilizaciones, a pesar de las dudas de la extrema izquierda y los sindicatos.

Unos miles de personas – 5000 según los organizadores, 1500 según los gendarmes- marcharon por las calles de Beaumont-sur-Oise para reclamar la “verdad” sobre la muerte de Adama. La gendarmería donde dio su último aliento, la calle donde los gendarmes lo derribaron y lo esposaron…cada lugar emblemático de aquel asesinato da lugar a una pausa, a veces salpicada de silencios religiosos, a menudo con gritos vengativos. Una vez que la marcha termina, las palabras se turnan: chalecos negros, chalecos amarillos, inmigrantes indocumentad@s, familiares y amig@s de las víctimas dibujan un frente común contra la violencia policial.

Ambos mutilados durante las manifestaciones de cada sábado, Antoine y Franck escucharon atentamente los discursos y se reconocen. “Todos hemos perdido algo”, declaran. Le arrancaron la mano derecha de la explosión de una granada. Franck recibió un balazo en la cara y perdió parte de la visión. “Me siento conmovido por los discursos de Assa Traore. Nunca se olvida de hablar de los chalecos amarillos”. La hermana tiene dificultades para acceder a la tribuna. “No es la marcha de la familia Traore, es la vuestra. Todo comienza desde aquí, esta lucha local. ¡Pero más allá de eso, todos juntos podemos revertir este sistema!”