mujerestrumpHace solo 2 fines de semana, la investidura-espectáculo del nuevo presidente de EEUU ha marcado un antes y un después en la movilización concreta de millones de personas contra un recién estrenado inquilino de la Casa Blanca en su acto de toma de posesión, con mareas de manifestantes en todo el país: 500.000 en Washington como en Los Ángeles, 250.000 en Chicago, 200.000 en Nueva York, 100.000 en Denver y Boston. En total, 2 millones de manifestantes en todo el país le dieron la bienvenida.

Ésta ha sido la primera reacción, prendida como la llama de costa este a oeste, tanto a sus propuestas misóginas y retrógradas como a los deseos de la nueva administración de restringir los derechos de las mujeres a controlar sus cuerpos, expresados durante toda su campaña. Estas manifestaciones también han retransmitido las reivindicaciones por la igualdad real de lesbianas y gays y por el respeto a los derechos de las minorías negras y latinoamericanas. Sin embargo conviene señalar que han sido los demócratas los que han aprovechado y en parte reconducido estas marchas.

Trump se prepara definitivamente para gobernar, y así lo estamos viendo en estos primeros días, con un estilo más directamente y tremendamente brutal donde las hipócritas formas de la diplomacia capitalista las revienta a golpe de twitt, ruedas de prensa o declaración incendiaria. Con 19 secretarios o ministros que poseen más que la riqueza de l@s 109 millones de american@s más pobres. El candidato antisistema será un presidente como los anteriores, defensor del capitalismo más atroz interesado en dl menoscabo de los derechos de las mujeres, de l@s sin papeles, es decir, de los sectores más oprimidos y explotados,

Después de los 2 mandatos de Obama, una segregación racial exacerbada, trabajador@s pobres por millones, una multiplicación de las intervenciones militares en nombre de la lucha antiterrorista y una política pro-israelí sin complejos, la llegada de Trump aparece como el peor resultado de estas políticas antiobreras, en favor de las patronales y multinacionales y más o igual de imperialistas que bajo la administración Bush, que han favorecido la abstención de más pobres y víctimas de las discriminaciones.

Las miles de mujeres que marcharon contra el nuevo presidente de EEUU en su toma de posesión y l@s miles de inmigrantes y asociaciones antirracistas que bloquearon algunos aeropuertos el fin de semana pasado al anunciarse el escandaloso decreto que vetaba el acceso a musulmanes de 7 países representan sin duda una primera respuesta por la izquierda a los exabruptos de la  nueva administración. Pero tanto la marcha de mujeres como las últimas movilizaciones quieren ser aprovechadas por los demócratas de Clinton-Sanders, como la congresista Nacy Pelosi casi afirmó, y sus portavoces hollywoodenses.

El reto está en cómo lograr que los millones de mujeres, migrantes, negr@s, colectivos LGTBI y trabajador@s, convertidos más ahora con Trump si cabe en enemigos  de este millonario y su equipo de racistas, homófobos y creacionistas, se conviertan en la verdadera oposición de Donald Trump ahora que son el referente inmediato de la resistencia de nuestro campo social. Habrá que ver si consiguen confluir en la calle con el Black Lives Matter y con l@s sindicalistas y las próximas luchas obreras que estallaron en los últimos meses de Obama.