Ya es un hecho. La moción de censura presentada por el PSOE ha desalojado a Mariano Rajoy y al PP de la Moncloa a la vez que ha propiciado el nombramiento de Pedro Sánchez como nuevo presidente del gobierno. Desde entonces son muchas las voces que, aunque con discursos diversos, generan una sensación ambiente de que el nuevo gobierno va a ser algo diferente, de izquierdas y atento a l@s más desprotegid@s. ¿Qué ha generado esa situación y qué hay de verdad en todo eso?

Mientras que el PP y Cs llaman al caos, Unidos Podemos apela a la posibilidad de un cambio

Era de esperar que tanto el PP y C’s clamaran al cielo con el nombramiento de Pedro Sánchez y hablaran del futuro caos económico, del desplome de la bolsa y de problemas con la UE a la vez de que insistieran en que este gobierno ponga en riesgo, usando sus palabras, la “unidad de España” y por tanto beneficie a los “separatistas”. Esa fue la estrategia para evitar que la moción de censura saliese adelante y sigue siendo la que van a utilizar desde la oposición para tratar de reagrupar cada uno al electorado del otro. Esa virulencia contra el PSOE genera en el electorado tradicional de izquierdas una sensación de que este gobierno va a ser diferente del de Rajoy.

Unidos Podemos, a su manera, también está contribuyendo a generar esa sensación en el electorado de izquierdas. El propio debate parlamentario en el que tanto Pablo Iglesias como Alberto Garzón dejaron claro que se ofrecen para entrar en el gobierno del PSOE así como colaborar para “ganar junt@s las próximas elecciones” o la vergonzosa celebración al grito de “¡Sí se puede!” en el Congreso al quedar investido Sánchez presidente generan una ilusión de que con el PSOE es posible llevar a cabo políticas a favor de l@s jóvenes y de la gente trabajadora y de otro reparto de las riquezas, o lo que es lo mismo, en contra de los ricos y de los capitalistas. Hemos pasado de la casta y de la “cal viva”, al con el PSOE “Sí se puede”.

¿Qué nos depara este gobierno y que hay de verdad en todo eso?

Podríamos decir que nada bueno cabe esperar en términos económicos de los gobiernos del PSOE. Bastaría para eso hablar de la gestión y de las políticas llevadas a cabo por ZP durante la crisis o por gobiernos autonómicos como el andaluz para dilucidar que nada bueno para l@s dañad@s por la crisis capitalista: jóvenes, pensionistas, parad@s, trabajador@s, inmigrantes, mujeres, etc. Podríamos mencionar la reforma laboral del 2010, el pensionazo del 2011, el dinero público regalado a los bancos o el artículo 135 de la Constitución que supedita el pago de la deuda en detrimento de los servicios públicos.

Esa es la herencia del anterior gobierno del PSOE. Eso no significa que no intente desmarcarse del PP de Rajoy en algunas cuestiones simbólicas y democráticas como ya lo hiciera en la primera legislatura ZP, fruto siempre del ciclo de movilización previo en la calle. Pero en lo esencial conviene no olvidar cuál fue su política económica, que nada tiene que envidiar a la del PP y le puso la alfombra roja.

Pero centrémonos mejor en lo que está por venir. Algunos dirán que es conveniente dejar que el gobierno sea nombrado y eche a andar. Sin embargo ya tenemos algunos datos de lo que está por venir tanto con el nombramiento de algun@s ministr@s como con los ya conocidos presupuestos antisociales con los que van a gobernar. Sobre esto último no hay más que decir: lo que era antisocial con el PP lo será con el PSOE, por mucho Pedro Sánchez.

En cuanto a l@s ministr@s ya anunciad@s, no parece que vayan a ser los garantes de ningún “cambio” en beneficio de l@s de abajo y de los derechos democráticos de los pueblos sin estado. Nombres como el de Josep Borrell (ministro de Exteriores), antiguo presidente del Parlamento Europeo y claro defensor de la Europa de los tratados neoliberales como el fallido Tratado Constitucional rechazado en referéndum por Francia y Holanda, del que decía en 2005 que era “el más social de todos los tratados construidos en la UE” y que no recortaba “ningún derecho de l@s trabajador@s”, o su particular “cruzada” contra el derecho a decidir del pueblo catalán en manifestaciones de la mano de la ultraderecha, muestra por dónde pueden ir los tiros.

En cuanto a la nombrada ministra de Economía, Nadia Calviño, adulada por la propia Ana Botín al afirmar en su cuenta de twitter que “En un momento clave para la Unión Europea, tener a Nadia Calvino como nuestra nueva ministra de Economía es una garantía de que España seguirá aumentando su peso en las instituciones europeas. Enhorabuena”, deja poco o nada que esperar de una política económica en contra de los ricos de este país, sino más bien entregada a la ortodoxia del déficit cero y a la austeridad hegemónica.

Por último y no menos destacado, la elección del juez Fernando Grande-Marlaska para Interior es todo un regalo a la magistratura y una mano tendida al PP, que lo propuso siempre al Consejo General del Poder Judicial. Sustituto de Baltasar Garzón en la Audiencia Nacional y azote del independentismo vasco, fue censurado por el Tribunal de Derechos Humanos por negar torturas en Euskal Herria de las que era conocedor, votó contra absolución de activistas detenid@s del 15M en protesta en el Parlament y ordenó juicio oral a los dibujantes de la portada secuestrada de El Jueves.

La mejor garantía para cambiar nuestras vidas: la movilización

El riesgo en la actualidad es que tod@s aquellas organizaciones políticas y sindicales que juegan al despiste y a crear falsas ilusiones en el gobierno del PSOE provoquen la desmovilización de los sectores que hoy están en la calle como pueden ser l@s pensionistas. Afortunadamente las primeras declaraciones de los portavoces de la Plataforma estatal de l@s pensionistas van en el sentido contrario: “Gobierne quien gobierne, las pensiones se defienden”.

En ese sentido cabe esperar que la iniciativa llevada a cabo por l@s pensionistas de llamar a la convergencia de todos los movimientos y sectores en lucha para una gran movilización en octubre no se vea ahora frenado por nadie. Para ello, la próxima reunión que tendrá lugar el 9 de junio en Madrid a la que están invitadas a participar todas las organizaciones sindicales desde CCOO hasta la CNT y organizaciones políticas de la izquierda tiene que ser un éxito.

De ahí debe salir una hoja de ruta que permita unificar a tod@s l@s que luchan en la actualidad. Las Marchas de la Dignidad deben contribuir a fortalecer ese marco. La mejor forma de defender nuestros intereses pasa por fortalecer y unificar a quienes se movilizan y en ningún caso por desmovilizar y generar cualquier tipo de esperanza en que los de arriba cambien nuestras vidas y se enfrenten a los intereses de los poderosos.