Los 9 meses del gobierno de la moción de censura, recibido por los aplausos y gritos del “¡Sí se puede!” de su aliado Unidos Podemos y despedido con el rechazo parlamentario de los presupuestos, atravesados de lleno por la cuestión nacional como patata caliente y el derecho a decidir de Catalunya sentado en el banquillo, han puesto a la mayoría parlamentaria que sostenía a Pedro Sánchez frente al espejo. El PSOE ha decidido convocar elecciones el 28 de abril con el programa de la “agenda social impedida” como reclamo.

En la última semana los acontecimientos se han precipitado. El PSOE, que desde que llegó a Moncloa utiliza el “diálogo” vacío con la Generalitat y el independentismo para diferenciarse de Rajoy, propuso la figura del relator en una mesa de partidos catalanes días antes del inicio del juicio en el Tribunal Supremo al govern responsable del 1-O. Esta hueca mediación rompió toda posibilidad de presupuestos y reactivó la rabia de las 3 derechas, que convocaron una concentración contra la “traición de Sánchez”. Ese día se decidió el adelanto electoral.

Un gobierno continuista y negador del derecho de autodeterminación

En un nuevo zarandeo que evidencia la profunda inestabilidad política, las próximas elecciones de abril cierran una legislatura marcada por un sistema bipartidista que ha saltado definitivamente por los aires y con una mayoría en Catalunya que tiene difícil volver a la etapa autonomista por mucha más represión que caiga sobre ella. El gobierno de Pedro Sánchez resultante de la moción de censura no ha hecho más que tratar de reconducir el barco cambiando a la tripulación y con una nueva capa de pintura fresca gracias a la inestimable ayuda de Unidos Podemos.

Creer y alimentar la idea de que el PSOE en el gobierno iba a ser capaz de coger el toro por los cuernos y atreverse a hacer girar la rueda en un sentido contrario al de la austeridad y a la vez encarar una salida democrática de reconocimiento al derecho de autodeterminación de Catalunya, por mucho que Pablo Iglesias y Alberto Garzón generasen ilusiones en ese sentido, conlleva que mucha de la gente trabajadora que se ha estado enfrentando a las consecuencias de la crisis en la calle acabe alejándose de la política y se resigne. Unidos Podemos no parece hacer ese balance y por eso ya ha anunciado que sigue apostando por un gobierno de coalición.

Por la misma razón, celebrar unos presupuestos continuistas, sin ninguna medida que recuperase los servicios públicos o redistribuyera mínimamente la riqueza, calificándolos como “los presupuestos más sociales de la historia”, con las medidas más publicitadas ya aprobadas por Real Decreto, es empezar a hacer la campaña electoral al PSOE. Resulta sorprendente que ni siquiera su corriente más a la izquierda, Anticapitalistas, se haya desmarcado de estas cuentas a través del voto en contra de la diputada de En Comú Podem Sonia Farré, a pesar de que dos diputadas de Unidos Podemos sí lo hicieron.

Que el importante juicio a l@s pres@s polític@s de Catalunya que tiene lugar estas semanas se desarrolle tal como estaba previsto por la judicatura y cuente con la ultraderecha de Vox como acusación particular, con las delirantes acusaciones de rebelión y/o sedición de la Fiscalía y Abogacía del estado y la previsión de sentencias ejemplarizantes que encarcelen a todo el antiguo govern catalán, demuestra que más allá de los gestos, el PSOE no va a desvincularse del pacto constitucional, la unidad del estado español y todos los instrumentos represivos para ejercerla, como ya demostró con su apoyo al 155.

Esa política es la que está favoreciendo por una parte, que gran parte de l@s trabajador@s del estado español se posicionen en contra del derecho democrático del derecho a decidir del pueblo catalán, y que abracen por otro los postulados más reaccionarios del nacionalismo español que, sin duda, va a ser la punta de lanza de las tres derechas en estas próximas elecciones. En esto, también tiene gran parte de responsabilidad Unidos Podemos y el conjunto de las fuerzas sindicales de carácter estatal.

El sábado 16 en Barcelona y el jueves 21 de febrero en toda Catalunya, con la convocatoria de una huelga general, se desarrollarán nuevas movilizaciones y acciones de protesta contra este proceso en las que colectivos y organizaciones políticas y sindicales volverán a denunciar cómo la autodeterminación se ha convertido en delito en el estado español. Ya sea Sánchez o su sucesor en Moncloa tendrá que asumir el resultado de las sentencias y la respuesta que a éstas da el pueblo de Catalunya.

Una primavera electoral que necesita una candidatura anticapitalista y revolucionaria

El gobierno de Pedro Sánchez llama a las urnas a una “mayoría de progreso” esta primavera tal como llegó a primeros de junio del año pasado: con los mayores ataques a l@s trabajador@s y la juventud sobre la mesa. La reforma laboral de 2012 a la que parece haberse acostumbrado sigue facilitando la aplicación de EREs a grandes empresas y encadenando a la juventud a una vida de contratos y precariedad extrema. Intactas también siguen la Ley mordaza y la última reforma del Código Penal, que ha encarcelado y multado a tantos activistas sociales, así como las concertinas en las fronteras de Ceuta y Melila. El retoque a la LOMCE sin contar con la comunidad educativa de la ministra Celáa previsiblemente no entrará en vigor.

Frente a un PSOE que buscará ocupar también el espacio que ha quedado huérfano, el centro liberal y de moderación a lo Macron, como el presidente ya ha dicho en una entrevista, ante la vertiginosa derechización de Ciudadanos, y el discurso incendiario y ultraderechista del PP y del original Vox, que sin duda se estrenará en el parlamento, la alternativa por la izquierda de Unidos Podemos ya la conocemos bien en aquellos ayuntamientos en que gobiernan y no busca confrontar con los más ricos: confianza en la gestión desde las instituciones, ilusión en el PSOE como fuerza de cambio y un programa socialdemócrata.

L@s trabajador@s que llevan defendiendo sus puestos de trabajo con huelgas indefinidas sólo confían en sus propias fuerzas para luchar contra los EREs y cierres de las empresas, como el caso de Alcoa, de la misma forma que sólo desde las calles y con una movilización sostenida se impondrá el derecho de autodeterminación a cualquier parlamento, así como cualquier programa de urgencia social para l@s que sufren la crisis. Para quienes creemos que la huelga general y la movilización de la clase trabajadora y la juventud puede cambiar nuestras vidas se hace imprescindible una candidatura que se enfrente a los intereses de los capitalistas y que defienda medidas como el no pago de la deuda, el aumento de los salarios al nivel del coste de la vida, la expropiación de las viviendas vacías a los bancos, y que no busque humanizar este sistema económico de explotación para que nada cambie, conformando un “bloque progresista” con el PSOE y el régimen del 78, sino que apueste por defender el derecho a decidir hasta las últimas consecuencias.

Esta larga campaña electoral tiene por delante varias citas de movilización que pensamos que hay que construir. El próximo 8M la huelga general feminista tiene que convertirse en un día en que el conjunto de la clase trabajadora se ponga en movimiento en torno a reivindicaciones de carácter feminista que confronten la reforma laboral, los límites de las pensiones, los bajos salarios, la precariedad laboral, etc. y que consigan demostrar que las conquistas sociales se arrancan mediante la huelga y la movilización. Una semana antes, el 28F en Sevilla las Marchas de la Dignidad se movilizarán contra el nuevo gobierno PP-Ciudadanos-Vox y el 6 de abril la plataforma Caminando convoca una manifestación estatal.

Izquierda Anticapitalista Revolucionaria IZAR volvemos a llamar a conformar una candidatura anticapitalista y de clase que confronte con un programa de ruptura y movilización las políticas continuistas del PSOE y sus aliados y a la vez sea un dique a la reacción y la ultraderecha. Ninguna ilusión en aquellos que se autodenominan del “cambio” hoy y se ofrecen a gobernar con el PSOE mañana para acabar llevando a cabo las mismas políticas de siempre.