IZAR ante el Estado español y la República catalana
El pasado 27 de octubre, el Parlament de Catalunya votó la resolución que, tras varias semanas de incertidumbre, proclamaba la independencia. Sin embargo, eso no fue sin algunos sobresaltos. Hasta pocas horas antes de ese pleno, el propio Puigdemont y parte de su gobierno estuvieron a punto de convocar elecciones y de renunciar a la proclamación de la República si el gobierno abandonaba la idea de aplicar el artículo 155. Pero Rajoy y el estado español no estaban dispuestos a ello y el gobierno de Puigdemont tenía motivos de sobra para saberlo.
Puigdemont ha proclamado una independencia que él mismo entiende como vía muerta. Lo ha hecho sabiendo que los Mossos tendrían un nuevo jefe, Ferran López, que será fiel al mandato de las instituciones españolas; lo ha hecho sabiendo que el gobierno forzaría las elecciones catalanas y se pondría al mando de Catalunya con Soraya Sáenz de Santamaría a la cabeza; lo ha hecho teniendo ya la válvula de escape de la petición de asilo político en Bélgica. La declaración del pasado 27 de octubre no fue tanto una demostración de determinación del govern sino una respuesta a un ataque ya desenfrenado por parte del estado español, así como una respuesta a las presiones desde abajo por quienes se han movilizado contra las fuerzas represivas para ir a votar el 1 de octubre o pidiendo libertad para los detenidos. Sin esa movilización hace tiempo que Puigdemont habría claudicado. A día de hoy l@s trabajador@s son l@s únicos con voluntad de defender la República catalana. Frente a las agresiones del Estado Español no puede haber medias tintas. No se puede poner al mismo nivel el artículo 155 y la declaración unilateral de independencia como hacen Unidos Podemos o los gobiernos del “cambio”. Frente a la negación del derecho de autodeterminación por parte del nacionalismo español, no hay otra vía que la desobediencia y la movilización. Defender lo contrario es contribuir a la desmovilización hoy para hacer cálculos electorales mañana.
Frente al 155 sólo una solución: la movilización y la huelga de los y las trabajadoras.
Frente al derecho de cualquier pueblo a tomar una decisión sobre su futuro, el gobierno central y las burguesías españolas y catalanas, en un marco legal heredero de la dictadura franquista como el de la Constitución del 78, no han hecho más que ofrecer represión. Han disuelto un Parlament elegido en elecciones y han cesado al govern en su conjunto. Por primera vez en la historia de la democracia, el artículo 155 se ha aplicado, votándose el mismo día en que el Parlament decidía proclamar la independencia.
Pero el govern de Puigdemont y Junqueras no pueden a través de unas instituciones que no controlan enfrentarse al 155. Quienes en verdad únicamente pueden hacerlo son los y las trabajadoras de Catalunya. En efecto, si quieren, la aplicación del 155 es imposible, por ejemplo, en los sectores públicos. La huelga y la autoorganización de es@s trabajador@s es una cuestión clave para resistir hoy a las agresiones del estado español. Hay que potenciar y/o crear estructuras de autoorganización apoyándose en las ya existentes, como los CDR, para fortalecer y centralizar la movilización sostenida en la calle. En ese sentido es necesario que los preavisos de huelga pasen a ser convocatorias firmes.
L@s que resisten en las calles deben construir un gobierno de la República alternativo al de Rajoy
Los voceros del régimen están muy preocupados por l@s trabajador@s del estado español desde el 1 de octubre. L@s que llevan toda la crisis priorizando el pago de la deuda a nuestros servicios públicos, rescatando a los bancos que nos desahucian, aplicando reformas laborales que hacen que nos exploten más por menos salario y dicen que nos apretemos el cinturón mientras vemos cómo hay más ricos ahora que antes de la crisis, esos mismos ahora parecen muy preocupados por l@s trabajador@s.
La lucha por el derecho a decidir del pueblo catalán, además de ser una lucha democrática justa, puede demostrar -de ganarle el pulso al régimen del 78- que se pueden arrancar victorias a los Rajoy, Felipe VI y a la patronal si la movilización es sostenida, decidida y de masas. Esto puede darle ideas a los y las que llevamos años sufriendo la crisis del sistema capitalista, en Catalunya primero, pero también más allá, y exigir cambios para nuestras vidas: un aumento de salarios, empleos dignos y estables, no pagar la deuda, la defensa de los servicios públicos, el derecho a una vivienda digna, etc. La lucha hoy por el derecho de autodeterminación, por la defensa de la proclamación de la República catalana, puede conllevar mañana otras luchas sociales.
Ahora toca que los y las trabajadoras que resisten a la embestida del estado español sean l@s que conformen -partiendo de estructuras de base para coordinar el movimiento- un gobierno paralelo al impuesto por Rajoy y el artículo 155. Urge reforzar esas estructuras para resistir, urge organizar la movilización y la huelga y urge para aglutinar a cada vez más trabajador@s a esa lucha aclarar qué tipo de República catalana quieren l@s de abajo. Ahí no hay atajos.
Necesitamos una República que no busque el máximo beneficio de unos pocos, sino que responda a la necesidades de los y las que producen a diario las riquezas. Esa perspectiva entra en colisión con los intereses de los Puigdemont y Junqueras. Es el momento de asumirlo. Sólo unificaremos a los y las trabajadoras y la juventud de Catalunya si esta República rompe con los intereses de la patronal, ya sea ésta catalana o española, así como con los intereses de los responsables de la crisis que venimos padeciendo. En ese sentido Puigdemont y Junqueras son al igual que Rajoy y el PSOE responsables de años y años de políticas antisociales. No habrá derecho de autodeterminación posible ni defensa de la proclamación de la República si la clase trabajadora no se pone en movimiento. Esa debe ser la prioridad. Y para eso hay que exigir una Catalunya independiente pero también de los y las trabajadoras.