¿Qué crecimiento económico peligra?
En esta escalada de la agudización del conflicto entre el estado español y Catalunya, las clases dominantes siguen presionando para paralizar el proceso. Con los intereses de la burguesía catalana en peligro por la creciente polarización entre el govern y el gobierno central, una gran parte de ésta ha empezado a unir su discurso al de la burguesía española, señalando que mantener la hoja de ruta de la DUI supone poner en peligro toda la recuperación económica.
Una recuperación que ha sido exclusiva del capital, con unos beneficios estimados para las empresas del IBEX 35 en este año de unos 43.400 millones de euros, mientras que la situación de la clase trabajadora sigue empeorando día a día a causa de los recortes y de la precarización laboral que estamos sufriendo desde el inicio de la crisis. No deja de ser irónico escuchar a miembros del PP hablando de los efectos perjudiciales de la inestabilidad en Catalunya para las pensiones, cuando llevan años recortando en esta materia, o al PDeCAT y ERC denunciar las políticas de ajuste del PP cuando las suyas nada han tenido que envidiar a las de Rajoy en todos estos años.
Sin embargo, debemos intentar ver más allá de la política del miedo cuando analicemos el traslado de la sede social de más de 1000 empresas fuera del territorio catalán o de cuando nos hablan del freno de las inversiones extranjeras y la caída del turismo en Catalunya y sus catastróficas repercusiones en la economía española. La prórroga de los presupuestos de 2018, con una previsión del PIB por debajo del 2,6% o la caída del gasto público en Educación y Sanidad hasta mínimos históricos en las previsiones para 2018, muestran que los capitalistas quieren seguir haciéndonos pagar la crisis mientras ellos ganan dinero. Y la consecuencia de este nuevo receso económico no va ser otro que un nuevo ataque a la clase trabajadora para paliarlo.
La inestabilidad en Catalunya será simplemente el manto que usen para cubrir las debilidades estructurales del crecimiento de estos años y las del propio sistema capitalista. Por tanto, que no nos engañen. En el conjunto del estado español tenemos más en común con el trabajador catalán que con el capitalista español. Defender un derecho democrático tan básico como el derecho a decidir sigue siendo un elemento de solidaridad elemental entre pueblos.
Que no nos engañen. Si Rajoy, el IBEX 35, el Rey y la UE que tanto han golpeado a la clase trabajadora y a la juventud estos años están tan nerviosos no es porque la posible independencia de Catalunya vaya en detrimento de los intereses de las y los de abajo, sino simplemente porque pone en tela de juicio el régimen del 78, la Monarquía y los intereses inmediatos de los capitalistas españoles y sobretodo porque la lucha por el derecho a decidir puede desencadenar otras luchas sociales en Catalunya que pongan sobre la mesa cambios más profundos.
Contra su represión, nuestra solidaridad
Con el artículo 155 presentado, se ha despejado cualquier duda acerca del avance reaccionario que iba a producirse a medida que el govern fuera reculando. El cese del Puigdemont, Junqueras y los consejeros y la designación de figuras de nueva creación por los ministerios; la inhabilitación del Parlament para cualquier función que no sea administrativa y la capacidad de Rajoy de suspenderlo, deja a la cámara catalana como un elemento meramente decorativo. Por ahora no sabemos la duración que puede tener esta situación, fijada como máximo en seis meses y que supuestamente acabará con la convocatoria de unas nuevas elecciones en Catalunya, con la duda de cómo van a evitar el triunfo de una nueva candidatura independentista.
La hipótesis que manejamos desde Izquierda Anticapitalista Revolucionaria IZAR es que va a servir como antesala de una reforma constitucional con un marcado carácter reaccionario, con un fortalecimiento del centralismo estatal en todas sus formas, no sólo territorial sino también en materia represiva. Hay numerosos ejemplos históricos de cómo medidas gubernamentales excepcionales fueron aplicadas de forma generalizada para reprimir a las luchas sociales.
De hecho, cuando a partir del 2011 subió la respuesta social frente a las políticas de recortes, la respuesta fue un endurecimiento de la represión a través de la Ley mordaza. En consecuencia, frente a los nuevos recortes y políticas de ajuste que se vislumbran en el horizonte, la burguesía estaría preparándose para impedir posibles respuestas desde la clase trabajadora y la juventud. La represión del Estado debemos comprenderla en el sentido de que hoy es el pueblo catalán, pero que un futuro no muy cercano seguramente seamos el resto de la clase trabajadora del estado español
La movilización para poder decidir sobre todo
Los y las trabajadoras en Catalunya son las únicas que pueden imponer el derecho a decidir a la vez que son quienes mejor pueden contrarrestar la represión del estado y de los capitalistas. Frente a la intervención de TV3 por parte del gobierno de Rajoy, quiénes mejor para desobedecer esa intervención que l@s propi@s trabajador@s de TV3. El consejo de redacción debe pasar a ser de los y las asalariadas del medio de comunicación. Frente a la supuesta huida de empresas y bancos de Catalunya, qué mejor medida para responder a esas presiones que la nacionalización bajo control de los y las trabajadoras de dichos bancos y de dichas empresas.
Si los banqueros y los empresarios se quieren ir, que se vayan. Pero el dinero y las empresas se quedan y bajo control de las y los de abajo. El método para que todo eso se pueda llevar a cabo pasa por la autoorganización de nuestra clase en los centros de trabajo y en los barrios y por una huelga general reconducible. Por esto, cobra un carácter fundamental el hecho de que la clase trabajadora se situé a la cabeza del derecho democrático a decidir del pueblo catalán. Un escenario como éste abriría brechas que nos permitirían poner en escena nuestro propio derecho a decidir, como clase social, sobre nuestras vidas. Su crisis no debe ser nuestra crisis, igual que la crisis de su sistema político no son un problema sino una oportunidad para acabar con sus políticas antisociales.
Para ello nuestra respuesta debe ser coordinada y potente, presentando un frente común ante las dos burguesías, debilitando los pilares de los responsables de las reformas laborales, de los recortes en pensiones y los desahucios, como son la monarquía o la unidad de España. Y la mejor forma de hacer eso es con una huelga general en Catalunya que se extienda al resto del estado y que una la solidaridad por la independencia catalana al impago de la deuda, la derogación de todas las reformas laborales, la prohibición de los despidos, la jubilación a los 60 años y el resto de nuestras reivindicaciones.
Frente a la división que intentan generarnos entre la clase trabajadora hemos de responder junt@s. En Catalunya, fomentando los espacios de autoorganización que organicen este método de lucha, y en el resto del estado español, generando lazos de solidaridad en los centros de trabajo y de estudio. La lucha de l@s trabajador@s allí es la de toda la clase trabajadora y de la juventud, y ésta la debemos organizar con la misma intensidad desde dentro, pero también desde fuera de Catalunya.