La crisis sanitaria no afecta a todos por igual

Según los datos de los ministerios de Seguridad Social y de Trabajo, a un año del inicio de la pandemia (a fecha de abril de 2021) el balance es el siguiente: 440 000 empleos menos y 400000 parad@s más sin contar, evidentemente, con los y las trabajadoras en ERTE que, a finales de marzo de 2021, eran 743 628 trabajador@s. A esos datos hay que añadirles los siguientes: según se observa en la Encuesta de Población Activa (EPA) publicada el pasado 29 de julio, el empleo recuperado es altamente precario. Así pues, los contratos temporales crecen siete veces más que los fijos y la jornada parcial avanza el triple que la plena.

Sin embargo, la crisis sociosanitaria no ha afectado a todos por igual. En efecto, mientras que la pandemia ha disparado las fortunas de los más ricos del planeta, acumulando éstos 1,77 billones de dólares, un 24% más que un año atrás, las empresas del Ibex 35 logran sólo en los seis primeros meses de 2021 unas ganancias de 28 842,9 millones de euros. Definitivamente, no todos se recuperan por igual de esta crisis.

Gobierne quien gobierne, sus políticas nunca se enfrentan a los intereses de los ricos

El supuesto escudo social no ha sido tal para los y las que sufrimos las consecuencias sociales de la crisis sanitaria. A diferencia de los planteado por el gobierno de coalición (PSOE-UP), ni se han prohibido los despidos ni se han paralizado los desahucios durante la pandemia. De enero a marzo de 2021, el número de lanzamientos ejecutados por los juzgados ha aumentado en un 14% de media.

En cuanto a las ayudas sociales, éstas llegan tarde y mal siendo rechazadas dos de cada 3 solicitudes del Ingreso Mínimo Vital por cuestiones burocráticas mientras que crece la pobreza. Según el informe anual de desigualdad que publica Oxfam Intermón (enero 2021), las personas más pobres habrian perdido, proporcionalmente, hasta 7 veces más renta que las más ricas cayendo un millón de personas por debajo de la línea de la pobreza relativa durante la pandemia, de las cuales 790.000 en la pobreza severa.

El gobierno de Sánchez no está dispuesto a enfrentarse a los intereses de los ricos para afrontar un programa de urgencia social para los y las trabajadoras y la juventud. El ejemplo del aumento de la luz no deja lugar a dudas. Mientras en marzo de 2020 se hablaba de una moratoria del pago de suministros básicos (agua, luz y gas) para grupos vulnerables, un año después el precio de la luz sigue marcando máximos históricos a pesar de que Enagás, Endesa, Iberdrola, Naturgy y Red Eléctrica ganasen 1826 millones de euros en menos de un mes.

No se puede bajar la luz y proteger los intereses de las eléctricas al mismo tiempo. Para un gobierno que se reclama de izquierdas, el bienestar social de la mayoría debería primar más que los intereses de unas cuantas multinacionales. Para Sánchez y sus socios de gobierno, el sector de las eléctricas ni se toca.

Su política para salir de la crisis se reduce por tanto en regalar miles de millones a las empresas, financiar ERTEs a pesar de los fraudes de las empresas (más de 5500 según la inspección del Trabajo) y destinar para ello los fondos de recuperación europeos que acabarán implicando más pronto que tarde nuevas políticas de austeridad con más recortes, con nuevas políticas de privatizaciones y con el deterioro de nuestras pensiones públicas. Según datos oficiales, hasta noviembre de 2020, el gobierno PSOE-UP había movilizado unos 218400 millones de euros para responder a dicha crisis, de los cuales 4400 millones fueron destinados a reforzar la sanidad, 3000 millones para el Ingreso Mínimo Vital o 400 millones para ayudas en materia de vivienda mientras se destinaban 160 000 millones para el mundo empresarial al que había que sumarle el dinero destinado a los ERTE (más de 35 000 millones de euros).Una vez más, hay que posicionarse. O se regala el dinero público a las empresas o se exige a la patronal que haga frente a esta situación mediante los miles de millones de beneficios que anualmente han ido amasando.

Los ERTEs, la antesala a los EREs: frente a los despidos colectivos hay que unificar a todos los sectores en lucha para defender los puestos de trabajo

Desde que arrancó 2021, 29 grandes empresas han anunciado expedientes de regulación de empleo (ERE) pudiéndose llevar por delante a más de 35 000 puestos de trabajo. Son muchos los sectores afectados desde la banca al sector servicios pasando por la industria.

Las movilizaciones en contra de los EREs o del cierre de la empresa se vienen sucediendo desde hace meses: H&M, Airbus, Tubacex, Caixabank, BBVA o LM Wind Power. Sin embargo, ninguna respuesta unitaria frente a un mismo problema. Ningún plan de batalla para evitar los despidos más allá de las respuestas aisladas para negociar jubilaciones anticipadas que no impiden que se destruyan puestos de trabajo. Esa es la orientación de las direcciones de los sindicatos mayoritarios que se ha hecho muy visible en el sector de la banca. En cuanto a las direcciones de los sindicatos alternativos, ninguna estrategia de conjunto para responder de manera unitaria a los EREs.

Sin embargo es posible frenar los EREs. Hace falta una estrategia que permita imponer una correlación de fuerzas favorable a nuestro bando social. Para ello hay que apoyarse en las luchas existentes y proponer una convergencia de éstas partiendo de sus propias reivindicaciones para acabar poniendo encima de la mesa la cuestión de la prohibición de los despidos así como la derogación de la reforma laboral que permite entre otras cosas realizar EREs sólo con la acreditación de “la disminución persistente de ingresos” o lo que es lo mismo, la acreditación de ganar menos dinero.

Los y las trabajadoras de Tubacex en Álava así como los y las trabajadoras de Airbus en Puerto Real muestran el camino a seguir. Mientras en Euskadi l@s trabajador@s de la empresa metalúrgica llevan ya más de 6 meses en huelga para evitar el despido de 129 compañer@s con una sentencia favorable del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco que decretó la nulidad del ERE pero con un recurso interpuesto por la empresa para no tener que readmitir a los despedidos, en Andalucía los y las trabajadoras de la multinacional aeronáutica llevan más de 100 días acampando frente a la factoría para impedir su cierre a pesar de la inacción de los gobiernos central y autonómico.

Luchas como la de Tubacex y la de Airbus pueden jugar un papel unificador de todos los y las trabajadoras que se enfrentan hoy a los ERE más allá del color sindical o del sector. Es urgente apoyar esas movilizaciones desde todos los sectores profesionales y desde todas las organizaciones sindicales alimentando sus cajas de resistencia y organizando manifestaciones y concentraciones de solidaridad. Es importante construir desde abajo marcos de convergencia entres sectores en lucha que nos permitan dar una respuesta conjunta a los EREs.