Estos días de junio, mientras Hungría juega la Eurocopa de fútbol, el gobierno conservador y ultranacionalista de Viktor Orbán aprueba una nueva ley profundamente homófoba y reaccionaria que ha sido contestada incluso por la Comisión Europea y que supone una vuelta de tuerca a las libertades civiles en el conjunto de la UE.

Propuesta el viernes 11, esta ley se presenta como una ley de protección de menores frente a los delitos sexuales. En realidad, implica la prohibición de exponer a los menores “contenido LGTB”: esto significa que estará prohibido hablar sobre temas LGTB en las escuelas e institutos, mencionar la homosexualidad y la transexualidad en los programas de educación sexual, e incluso prohibir la publicidad en espacios públicos que muestren al colectivo LGBTI. A los adolescentes trans también se les negará el acceso a cualquier elemento de la transición médica. Por lo tanto, es tanto un ataque violento contra personas LGBTI así como un ataque a la libertad de expresión.

Esta ley tiene como telón de fondo un giro extremadamente reaccionario y autoritario en Hungría. Viktor Orbán, primer ministro húngaro desde 2010 y líder del partido conservador Fidesz, lleva años incrementando sus medidas antisociales y autoritarias. Tan pronto como llegó al poder, Fidesz decidió modificar la Constitución para que mencionara los “valores fundamentales de Hungría”, es decir, el cristianismo, la tradición y el patriotismo. Al mismo tiempo, se ha reducido el número de escaños en la Asamblea húngara, de modo que Fidesz ocupa ahora más de dos tercios de los escaños.

De forma gradual la Constitución ha acabado conteniendo una definición de “familia tradicional”, que de facto convierte en inconstitucionales el matrimonio y la adopción entre dos personas del mismo sexo, y que también prohíbe a las personas trans cambiar su denominación en el estado civil. Orbán y su camarilla, por lo tanto, no es su primer intento en la ofensiva tránsfoba y homófoba, y la situación en la asamblea significa que muchas otras leyes reaccionarias pueden ser aprobadas a cuentagotas (en particular, ¡una futura prohibición del aborto en vista de la inclusión de la “protección de la vida” en la Constitución!).

Ante esta situación, la población húngara está movilizada, y al menos más de 10.000 personas han salido a las calles de Budapest estos días para protestar contra este reaccionario proyecto de ley. Lamentablemente, esto no ha impedido que el gobierno aprovechara el partido de fútbol para aprobar la ley.

Como militantes revolucionari@s, esta situación debería alertarnos sobre varios puntos. En primer lugar, la situación es muy representativa del ascenso de la extrema derecha en Europa. Antes de 2010, era el Partido Socialista Húngaro el que estaba en el poder, hasta que estallaron casos de mentiras y corrupción. Pero este gobierno socialista era solo socialista de nombre ya que se aprobaron muchas medidas antisociales, por ejemplo una antisocial reforma de las pensiones. Todo esto dejó un terreno ampliamente favorable a la muy conservadora formación de Orbán, para que llegara a la situación como la conocemos hoy.

Esto nos muestra que no hay nada que esperar del centroizquierda y la izquierda institucional, ya sea en términos de la protección de nuestras conquistas sociales, ¡como también de freno a a la extrema derecha! En un momento en que en Francia incluso el PCF se pierde en una verborrea sobre inmigración e inseguridad y Unidas Podemos no levanta la voz ante las masivas devoluciones en caliente de Marlaska en Ceuta, debemos permanecer vigilantes y demostrar que la lucha contra las ideas reaccionarias solo se puede hacer en la calle junto a todo nuestro campo social. ¡No son las instituciones las que nos permitirán luchar contra Le Pen o Abascal, ni las las que nos permitirán ganar nuevos derechos y emanciparnos!

La situación en Hungría nos muestra que en cualquier momento podemos perder derechos adquiridos con tanto esfuerzo. Frente a esto, ¡es imposible no pasar por alto este ataque a las libertades civiles! ¡Todo nuestro apoyo a la comunidad LGBT húngara!

Frente a Orbán y su mundo, ¡solidaridad internacionalista!